Capítulo 5. Él es nuestro futuro yerno

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– ¿Cómo, golpeando a alguien? ¿Enserio crees que eso me hace un encanto? – enarqué una ceja y cabe destacar que aun teníamos las manos tomadas pero no se sentía extraño.

–En primer lugar…de la forma en la que nos conocimos…si es un orgullo verte golpear a alguien– dijo un poco burlón – pero creo que sabes que no me refería a solo eso.

–no, la verdad no se–quería ver que me decía, ¿a que a todos nos daba curiosidad?

Teo dejó de caminar y se quedó mirándome, ya había caído la noche y las luces de la cuidad lo hacían ver como un chico recién salido de una película de Hollywood. Se acercó un poco a mi cara y me tense al pensar en lo que podría hacer, nunca entendería porque estar cerca de él me pondría tan nerviosa. ¿Iba a besarme? ¿Por qué me entusiasmaba tanto la idea de besarlo?

Me empezaban a sudar las manos del nervio y la tensión que tenía pero Teo solo levanto nuestras manos juntas, las miro y preguntó…

– ¿nunca te quitaste la pulsera? –me quede mirándolo sin reacción alguna, parte de mí quería quería un beso.

–Prometimos que nunca lo haríamos cuando nos despedimos– la expresión en su mirada fue tan natural y genuina cuando contesté, como la de un niño pequeño cuando recibe un regalo en navidad.

Bajó nuestras manos, se acercó y dejo sus labios sobre mi frente dándole un beso corto para luego seguir andando camino a casa.

                                      ***

Estábamos frente al edificio donde vivían mis padres y mi hermano, me sentía un poco nerviosa por lo que le diría a Teo.

–oye, ¿quieres subir? Mis padres enserio adorarían verte.

–Claro, pero primero dime si debería tener miedo–dijo entre risas nerviosas aunque lo niegue.

–si recuerdas bien a mi madre, más que miedo aguántate los cachetes porque te los va a pellizcar igual que de pequeños.

Dejando de reírnos nos adelantamos en subir por el ascensor cada vez que avanzábamos me iba poniendo más nerviosa, conocía a mis padres tan bien que estaba segura de que iba a pasar vergüenza.

Me adelante en abrir la puerta mientras Teo me seguía.

– ¡familia! Ha llegado su pilar más importante y hermoso– dije mediando risas.

Pet salió con su pelo mojado y en puntas hacia todos lados, claramente se había acabado de duchar y su expresión fue de total agrado al ver a Teo.

–Pero si miren quien está aquí– lo volvió a saludar amistosamente, estos dos se iban a llevar bien. –voy a llamar a mamá

–Ya lo hago yo Pet –me adelante en decirle, era mejor yo a que fuera formando bulla por toda la casa.

Ellos se quedaron conversando en la sala en lo que fui a buscar a mi madre que estaba leyendo un libro de recetas en la cocina.
–hola mami.

–cariño ¡ya llegaste! Demoraste un poco, creí que íbamos a cocinar juntas.

–mamá, créeme que lo mejor que pudo pasar es que llegara tarde, en la cocina no doy una.

–hija mía no digas eso tus macarrones son estupendos–dijo con risas para nada disimuladas.

–bueno mamá ven conmigo quiero que veas a alguien–la fui conduciendo por el pasillo hacia el salón.

Mi madre fruncía un poco el ceño –quien está aquí julia, no puedo creer que Martín haya venido a buscarte, no es que quiera meterme pero él para ti no me gusta…

–mamá no es Martín, espera que vas a flipar–y efectivamente al llegar al salón mi madre se quedó boquiabierta.

–hola señora Carmen– Teo se puso de pie enseguida dejando ver sus nervios.

–pero eres tú ¡enserio!, mi niño como has crecido–y mi madre se adelantó a abrazarlo y pellizcarle las mejillas justo como hacia hace 15 años.

–mamá deja al pobre que se va a quedar con la cara morada.

–Peter déjame achucharlo tranquila y vete a secar el cabello, te va a dar un resfriado.

–mami, pero ya es suficiente– al ella escucharme dejo de hacerlo pero en cambio empezó a hacerle mil preguntas.

Llevaba rato dándole mucha conversación a Teo y no veía la manera de hacerla parar, aunque él se veía muy divertido cuando ella le decía una que otra cosa de mi época de adolescente.

–Bueno cariño vamos que te quedas a cenar.

–no señora Carmen, ya es tarde y…

–de eso nada, te quedas a cenar y no me llames señora no me gusta– mi madre era muy buena en eso de caer bien y tutear a la gente con tal de que la tutearan a ella, decía que la hacía sentir joven.

Estaba poniendo la mesa con ayuda de Teo y Peter  cuando mi padre entro a la casa.

–Familia, ya llego su pilar más importante y hermoso– era una broma que nos gastábamos entre nosotros.

–hola papá, llegaste justo a tiempo ya estábamos poniendo la mesa.

– ¡oh que bien muero de hambre!... ¿hey, yo a ti te conozco verdad?

–papá él es Teo, mi amigo de la infancia. ¿Recuerdas?

– ¿Teo? ¿Julia él no fue el que te ayudo a destrozar mi jardín? –ahora se nos subieron los colores tanto a mi como a Teo que no sabía done meterse.

–papá fue hace tanto tiempo, no recuerdo ni de que me hablas– trate de suavizar la cosa, en su momento la regañina fue grande así que podéis imaginaros el desastre.

–he… yo… señor disculpe por destrozar su jardín– mi padre le dio una mirada amenazante hasta que se echó a reír.

–tranquilo muchacho, solo quería ver tu cara de susto–dijo mi padre entre risas y comenzó a sacarle temas de conversación para quitar la tensión.

Estuvimos muchísimo tiempo hablando todos en la mesa, haciendo anécdotas de Pet de bebé y de nosotros principalmente, aunque de vez en cuando saltábamos a hablar de los padres de Teo que se llevaban muy bien con los nuestros. Fue tan agradable ese tiempo que estuvimos compartiendo que juro que en algún momento deseaba que no terminase.

Más tarde Teo se fue de casa y lo acompañe a la salida pero nos despedimos muy rápido porque mi queridísima familia empezó a llamarme.

–Así que él es nuestro futuro yerno– mi padre le decía a mi madre cuando me asome al salón.

–Pues yo estaría encantada de que se diera algo entre ellos Julio–mi madre no se podía quedar callada.

– ¡Mamá, Papá estoy aquí escuchándolos!

–hija, no decimos nada que se tenga que esconder, ustedes están hechos el uno para el otro. Hasta el portero del edificio se habría dado cuenta si os viera.

–mamá él es mi amigo, porfa no se pongan de pesados.

–yo creo que deberías invitarle a la fiesta pasado mañana.

–está bien, pero si me prometen que no le harán tantas preguntas incómodas cuando hablen con el–enarqué una ceja y ambos asintieron con la cabeza.




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hola¡ espero que les siga gustando la historia, recuerden que votar si les gusta y comentarme cualquier duda o sugerencia que tengan para mi😉...si encuentran errores porfavor díganme para corregirlos
bueno nada un abrazo de oso a todos

15 días para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora