Capítulo 10. Sois unos críos.

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Sentí su abrazo cálido por mi espalda, me sorprendió, pues no tenía claro que pasaba por su cabeza. Por momentos sentía que no se quería separar de mí pero su reacción cuando le dije que me iba pronto no era la que yo esperaba, almenos una cara triste o algo, lo más mínimo que me dejara ver que le importaba.

Me gire de frente a él y me acomodó un mechón de cabello que llevaba suelto detrás de la oreja, la suavidad en sus manos hacia que me olvidara de lo incómoda que me sentí hace un instante.

Porque Teo seguía provocando esas cosas en mí, aunque quisiera estar enfadada no sabía cómo estarlo.

– ¿ya sabes que vas a hacer cuando llegues a Madrid? –al preguntarme me quede algo confundida.

– ¿a qué te refieres?

–a lo de tu trabajo, me dijiste que habías renunciado.

–Cierto–sonreí un poco, se me olvidaba por momentos que estaba desempleada– bueno ya veré cuando llegue a casa, no quiero pensar en eso ahora.

–mmm...

– ¿mmm... que?

– ¡nada!

–no digas que nada, nadie hace mmm por gusto.

–yo sí, ¿sigues teniendo cosquillas?

– ¡no, nono NO! –no me había tocado y ya me estaba riendo.

– ¡pues creo que sí! –automáticamente comenzó a hacerme cosquillas.

Las cosquillas son mi mayor debilidad desde siempre y Teo lo sabía, no me aguantaba las risas, casi se me salían las lágrimas de tanto reír...

–Teo ya para...

–No...

– ¡TEO!!!...por favor–no paraba de reír.

–Vale, vale ya paro...–él se reía a carcajadas. –sigues siendo una niña pequeña.

– ¿cómo osas decirme eso? –me llevo una mano al pecho dramáticamente, Teo se encogió de hombros.

Convirtiéndose mi brillante venganza el acto de lanzarle un poco de la salsa encima.

Él se alejó y tomo un puñado de especias cortadas en trocitos y me las lanzó, convirtiendo la cocina de mi madre en un auténtico campo de batalla. De las mismas especias tome una porción y se las volví a tirar, él tomó más salsa y volvió a lanzarme manchando mi playera que hasta ahora seguía intacta en cambio de la suya.

Fueron varios minutos entre risas y una gran pelea de comida, un poco fatigada me detengo y hasta ese entonces me di cuenta del desastre en que se había convertido la cocina de mi madre.

Mire a Teo el cual se dio cuenta enseguida de lo que estaba pensando.

–ven, vamos a limpiarlo todo antes de que lleguen tu mamá.

– ¿Sabes limpiar también?, eres el paquete completo Teo– lo mire arrugando la frente y tratando de ponerme seria.

Hizo un gesto de autosuficiencia con sus manos a lo que ambos en respuestas nos echamos a reír, y se acercó para darme un beso corto en los labios que se convirtió en uno más profundo al poner sus manos en mi cintura y yo colocar las mías alrededor de su cuello, compenetrándonos uno con el otro a medida que subía la intensidad. Estar cerca de Teo era un peligro para mí.

Y para mí.

El calor comenzaba a subir por todo mi cuerpo y les confieso que me puse nerviosa, con el único chico que había estado sexualmente hablando había sido Martin y no me sentía preparada o tal vez solo estaba nerviosa.

Fuere lo que fuere me aleje un poco antes de que siguiéramos.

–Vamos a arreglar esta suciedad ya– mis mejillas se ponían rojas y mis manos sudaban.

Nos dispusimos a organizar y limpiar todo, una de las cosas a limpiar era el piso pues estaba todo manchado.

Cogimos la fregona e hicimos una base de espuma para limpiar todo, pero estamos hablando de mí y de Teo junto a una cubeta de espuma... ¿qué creen que podía pasar?

Estás en lo correcto si pensaste en que terminamos todos mojados y lanzándonos espuma el uno al otro, todo estaba bien, nos reíamos, nos besábamos y todo a nuestro alrededor seguía siendo un desastre.

Hubo un momento en el que nos quedamos mirándonos, una de esas miradas que ves hasta el alma de la persona que tienes enfrente, tan penetrante, tan profunda, tan llena de intensidad, cariño y deseo.

Saben de lo que les hablo, ese momento en el que se te olvida el mundo y solo eres consciente de ti y la persona que tienes enfrente.

Al parecer nos quedamos varios minutos así, tan concentrados el uno en el otro que no nos percatamos que mi madre y Peter habían entrado al departamento.

Los ojos de Teo casi se salen como platos al ver a mi madre y ver como miraba lo que había quedado de su cocina.

– ¿Pero qué ha pasado aquí? –mi madre no sonaba molesta para mi alivio.

–hola mami, es que me puse a cocinar y...

–dios, claro, tenía que ser, es más fácil que una vaca vuele a que tu cocines–mi madre se reía y Teo a mi lado se ponía rojo escarlata con una leve sonrisa enmarcada en sus labios.

– ¿entonces vamos a pedir pizza hoy? –mi madre ya asumía que todo había quedado mal.

–no no, Carmen yo llegue antes que quemara la casa– Teo, más que salvarme me hundía un poco más.

–Entonces estoy más tranquila– mi madre se reía, ella adoraba a Teo.

–mamá, pero no les vas a pelar– mi hermano estaba indignado– a mi casi me mandaste a un internado cuando deje el refri abierto toda la noche.

–Pues por eso, esto se limpia, por tu culpa tuvimos que comprar uno nuevo–le dije a mi hermano con mucha autosuficiencia de mi parte.

–Niños por favor no empecéis–mi madre puso los ojos en blanco.

–mamá no es justo diles algo.

–Ay Peter no seas envidioso–salte a molestarle.

– ¡pe... pero, mamá!!

–hay basta... sois unos críos. ¡MADURAD! Juls y Teo recoged esto por favor y tu jovencito a limpiar tu habitación que es un desastre.

–Pero...– pet me saco el dedo corazón mientras se dirigía a su habitación, y yo no evitaba reírme de él.

Finalmente la cocina de mi madre volvió a su normalidad, llegó mi padre y todos cenamos juntos como si no hubiera pasado una guerra nuclear en aquel lugar.

– ¿la pasta quedo exquisita, quien la preparo? – a mi papa le había encantado y Teo estaba un poco apenado.

–fue Teo papa el me ayudo a que...a que no se convirtiera en veneno para humanos.

Mi comentario fue motivo para risas y anécdotas para bastante tiempo durante esa tarde, un rato más estuvimos en el salón viendo una peli todos juntos, me encantaba volver a estar con mi familia y que Teo se estuviera volviendo parte de ella.

15 días para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora