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Por el día, por la noche, todo lo que pensé durante dos días en los que Sunoo no aparecía era en él y su "revisión médica".
No quería que me preocupara, quería preguntar pretender que todo estaba bien pero así era imposible. Además de ese día en el que no vino a la salida con los chicos, estuvo dos más ausentes. Deseaba que volviera al instituto, necesitaba verle. Le mandaba mensajes pero ni siquiera le llegaban, su móvil parecía estar apagado.

Era imposible no preocuparme, no pensar en todas las malas posibilidades. ¿Una revisión médica por qué? Aquello no me parecía lógico y necesitaba encajar piezas. No quería ser negativa, necesitaba poder descartar las peores opciones que mi cabeza formaba, aunque simplemente no pudiera.

Otras cosas que pasaban por mi mente era que hubiera hecho una estupidez como tantas que yo hice en el pasado y de vez en cuando se me pasaba por la cabeza volver a hacer, por lo de su hermana. Él siempre me decía que no hiciera eso, no le gustaba. No debía de haberlo hecho, no sería eso.

Pero... ¿Y si sucedía algo aún peor? ¿Me hubieran contactado, no es así? Los chicos me habrían avisado, se habrían enterado y yo también. Nunca había hablado con su madre, pero debía saber de mí. Entonces, no podía ser nada demasiado grave o eso esperaba.

Deseaba que esa mañana en la que me levantaba con pereza de la cama después de llorar toda la noche, fuera milagrosa y Sunoo apareciera. Me lavé los dientes, me vestí y agarré la fruta matutina para así salir.
Anduve hasta su calle, sin encontrarlo. Sentí un vacío en mi interior que no me animaba precisamente a seguir andando hasta el instituto. Quería volver a la cama y despertarme por una notificación suya, pero debía aguantar y la única razón era él.

Continúe mi camino hasta la clase y me coloqué en mi pupitre junto al suyo, vacío. Los primeros días nunca pensé que me importaría tanto tenerle o no a mi lado, pero cada vez me daba más cuenta de que era imprescindible en mi vida, necesario.
Estaba cabizbaja, esperando a que llegara algo o alguien a animarme. Lo que hacía unos meses no habría aceptado ni por asomo, por esa coraza de la que aún quedaban pequeños pedazos pero que eran casi insignificantes. La pena era que no estuviera Sunoo, pero si no era él quien me asegurara que todo estaba bien, necesitaba a alguien que me ayudase a creerlo así o al menos que me hiciera olvidarme.

La profesora llegó haciéndonos salir a todos al patio para educación física, no recordaba que teníamos esa asignatura. Ni siquiera me había dado cuenta de que llevaba puesto el uniforme correspondiente, por mi falta de atención y mi sueño por la mañana, causadas por no dormir.

Así lo hicimos y nos pidió que nos pusiéramos en parejas. Sunoo no estaba y los chicos eran pares, pero yo no sabía con quién emparejarme. Yaning no estaba, además, con ella coincidía en ciencias.

Miraba entre mis compañeros, con los cuales no me llevaba bien en su mayoría o ni siquiera hablaba con ellos. No encontraba a nadie hasta que sentí una mano en mi hombro y me giré, viendo a Jake.

– ¿Quieres ponerte conmigo? – Me preguntó sonriente

Asentí levemente sintiéndome aliviada, no tendría que soportar a alguna compañera insoportable que no quería nadie. O como a mí me gustaba llamarlas, "ratas".

Hicimos la prueba, que era básicamente jugar al bádminton ya que la originalidad de mi profesora era nula y llevábamos haciendo lo mismo tods la evaluación.

Pasó la hora, después otra hasta que finalmente nos dejaron la hora libre. Me dirigí solitaria hasta el sitio donde siempre me encontraba con Sunoo, ahora sin él. Antes de comer, agarré mi móvil para ver si tenía mensajes, en vano. De todas formas no quise darme por vencida y le escribí:

𝗪𝗔𝗥𝗠 | Kim Sunoo ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora