Prólogo: Denébola

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—Vamos Jungkook, tienes que caminar más rápido para que la podamos ver —decía alegre mientras caminaba de espaldas por la superficie de tierra roja, mientras ya empezaba a amanecer.

—Si sigues así vas a caer antes de que lleguemos. Me hiciste levantarme por la madrugada solo para venir a ver un montón de puntos de luz en el cielo.

Jungkook no tenía ganas de que amaneciera, con justas razones pues pronto todo cambiaría, todo acabaría y llevaba pensando tanto en aquel día e imaginando lo que podría haber sido, todo lo que pasaría después de ese día.

Hasta hace una hora estaban acostados en una cama mientras Jungkook acariciaba el cabello de Taehyung, había despertado ya hacia las cuatro de la mañana y se mantuvieron despiertos hasta que salieron de casa en el auto que les había dado el padre de Jungkook como regalo de compromiso hace tres meses. En el maletero solo había una manta y un telescopio.

—No son sólo puntos de luz en el cielo. Quiero verlas, está es mi única oportunidad. —Su sonrisa se desvaneció cuando concluyó, gracias al apenas perceptible cambio de expresión de su prometido, que no debió decirlo de esa forma.

—La única —repitió en un susurro, alentando el paso tan solo un poco, pero no lo suficientemente discreto para que Taehyung no lo notara.

Cuando al fin llegaron pusieron el telescopio en posición y esperaron unos minutos sentados sobre la manta delgada por la que pasaba el frío del suelo.

Taehyun miraba por el telescopio atento con una pequeña sonrisa mientras que Jungkook tenía la misma expresión, solo que lo estaba mirando a él, al chico del que se enamoró seis años atrás, cuando ambos estaban en la universidad y mucho antes de las visitas al doctor.

— ¡Mira! ¡Ahí está! —se apartó un poco para que el contrario pudiera ver—. ¿La ves? Es Leo, ¡Ahí está!

Jungkook lo sabía, sabía de la gran fascinación que tenía Taehyung con las estrellas, las constelaciones y más en específico una. Esa era Leo.

Estuvieron un rato más ahí despiertos y se acostaron en el el piso para contemplar el cielo antes de que el sol saliera por completo, hasta que los primeros rayos cálidos impactaran tímidos contra sus cuerpos.

—Y ahí está Denébola. Es la segunda estrella más brillante de la constelación. Aparte de ella también me gusta Algieba, que en realidad está en la nuca del león. Alterf también, está en la nariz del león, aunque antes estaba en el ojo y por eso su nombre significa “La mirada”. Y Regulus, la estrella más brillante de la constelación, es doscientas cuarenta veces más brillante que el sol.

—Parece casi imposible.

—Un día escuché a alguien decir que, si lo piensas, todo es un poco imposible hasta que alguien va y lo hace posible.

—No, porque es imposible que te quedes conmigo.

A veces Taehyung no lo quería recordar, no le tenía miedo a la muerte, porque tenía más miedo por Jungkook, porque no estaría para cuidarlo y hacer una familia como habían planeado desde hace un año, antes del diagnóstico.

—No, todavía estaré contigo. Cada vez que veas al cielo en una noche como esta, cada vez que te puedas levantar temprano como hoy, cada vez que veas aquella estrella sabrás que aún estoy contigo. Incluso las noches que Denébola no se pueda ver en el cielo, debes saber que regresará y podrás verla de nuevo y yo estaré contigo.

𝑫𝑬𝑵𝑬𝑩𝑶𝑳𝑨


—¿Dónde están tus padres? —preguntó una enfermera de piel color canela, sentándose a un lado del pequeño niño.

—En la oficina de la doctora, están firmando algunos papeles. Ya se tardaron —respondió a la mujer que ya conocía, pues había pasado mucho tiempo en ese hospital cuando visitaba a su hermano.

—Ya veo, ¿Quieres escuchar una historia? —Vió al pequeño asistir y acomodarse en su asiento, girando un poco para verla mejor—. Bien, pues resulta que este no es un hospital normal, dicen que cuando por desgracia alguien fallece aquí, un tiempo después vuelve a nacer en este mismo hospital, para tener una vida mejor y más saludable.

—Eso quiere decir...

—Puede que nos volvamos a encontrar con tu hermano, más pronto de lo que crees. Mientras tanto, sigue conservando esa sonrisa, recuerdo como solía hablar tu hermano de ti mientras sonreía.

—¿Cómo sabes si es él?

—No lo podemos saber, pero confía en mí, haré todo lo posible.


















Brittany Maynard fue una mujer que se casó y en sus planes estaba formar una familia con su esposo. Sus planes dieron un giro cuando le diagnosticaron cáncer en el cerebro incurable y los médicos le dijeron que le quedaba menos de un año de vida.

De inmediato interrumpió sus planes de tener hijos y se mudó a Portland dónde existe una ley de muerte digna. Ahí un médico pudo preescribirle medicamentos para morir sin sufrimiento.

De inmediato se hizo viral en la web su caso y desató múltiples debates.

Ella dijo: “Moriré en casa, en la cama que comparto con mi marido y me marcharé en paz, con la música que me gusta sonando de fondo”.

𝑷𝒓𝒐́𝒍𝒐𝒈𝒐: 𝑫𝒆𝒏𝒆́𝒃𝒐𝒍𝒂 está inspirado en la historia de Brittany Maynard.

Algieba: La Habitación De Las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora