8. Valentía

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Canción: Company // Mark Ambor.

No sean lectores fantasmas. Me encanta leer sus comentarios.

Cuando se dió cuenta de que Jungkook intentaba acercarse todavía más, interpuso sus manos entre ambos cuerpos, poniendo fuerza sobre el pecho contrario

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Cuando se dió cuenta de que Jungkook intentaba acercarse todavía más, interpuso sus manos entre ambos cuerpos, poniendo fuerza sobre el pecho contrario.

—Espera, Jungkook.

—No tengas miedo. —Llevó una de sus manos a la de Taehyung que todavía seguía sobre su pecho, como pidiendo permiso para continuar.

Taehyung nunca había salido en invierno para hacer un muñeco de nieve por miedo a enfermarse y que eso empeorara su salud.

Había tantas cosas que todavía ansiaba hacer y tantas de las cuales no había hecho aún porque el miedo de empeorar.

Y cuando se trataba del amor, aún tenía miedo, porque ansiaba algo como eso, solo que había que no podría tener nunca ese clásico "Y vivieron felices para siempre" al final del cuento. Ansiaba un comienzo, pero el final le aterraba.

Un chico que ha pasado la mitad de su vida en un hospital, con esperanza de vida de máximo siete años más, eso sonaba a un personaje perfecto para una historia con final trágico.

Entonces Taehyung mandó a la mierda todo.

—Podría morir mañana, ¿sabes? —dijo en un susurro, mirando a los ojos al otro.

—Lo sé. Puede que mueras mañana, al igual que yo podría morir en unas horas de camino a casa, al igual que cualquier persona podría morir pronto.

Y esa era la verdad.

Subió un poco sus manos hasta llegar al cuello de su camisa, se aferró a él con fuerza y atrajo a Jungkook hacia el, por fin logrando el tan preciado contacto.

Kim Taehyung empezó a vivir, estaba tan asustado por morir que incluso se le había olvidado una acción tan simple y tan esencial como aquella.

El reloj marcó cada segundo y su corazón parecía querer salir de su pecho, el aire entró en sus pulmones con mucha más facilidad que en los últimos dos años, estaba vivo, estaba viviendo, con miedo pero con valentía.

Ese mismo día también ilustraron el dibujo número ciento ocho.

Jungkook pensaba que pondría el nombre de la estrella del día primero, pero en lugar de eso, giró la hoja hacia la parte en blanco y siguió cada trazo de letras que hizo.

“Te quiero, Jungkook”.

El dueño del nombre le mostró una gran sonrisa dejando ver ambas filas de dientes. Le pidió el bolígrafo y escribió algo también.

"Te quiero, Tae".

Luego le robó un último beso antes de tomar su mochila y salir corriendo, dejando a una que otra enfermera o enfermero confundidos por verlo correr hacia la salida del hospital.

Taehyung reaccionó después de unos segundos y se puso sobre sus rodillas en la cama para ver por la ventana como Jungkook cruzaba la carretera y se giraba por última vez en el día hacia el edificio blanco donde el estaba, agitando energéticamente su mano diciendo adiós.

No supo si en realidad Jungkook si sabía cuál era la ventana que debía ver, porque había tantas y el estaba tan algo que seguramente no sabía ubicar cuál era la de su habitación, pero para el caso le daba igual.

Ese día también puso dos nombres de estrellas en la hoja.

Altair y Vega. Pegó la hoja lo más cerca que pudo de la primera que habían pintando juntos, también cercana a la que tenía por nombre "Denébola".

—Tae, el termómetro —repitió por quién sabe que número de vez la enfermera que le estaba haciendo el chequeo

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—Tae, el termómetro —repitió por quién sabe que número de vez la enfermera que le estaba haciendo el chequeo.

Sacudió la cabeza, volviendo de nuevo al mundo real y sacó el termómetro de debajo de su axila.

—Perdón.

—¿En qué tanto estás pensando? —dió un par de toques sirves en el costado de su cabeza.

—Nada en especial. ¿Por qué hoy no vino Sunghoon? Normalmente es él quién viene a hacer el chequeo —agregó tratando de cambiar en tema.

Seungwan seguía anotando su temperatura y pulso en la hoja de registro.

—Pidió un día libre para tener una cita —sonrió al mencionar aquello, porque ya sabía cuál sería la reacción del más joven.

—¿Una cita? —soltó incrédulo porque, por el tono de voz de la mujer, parecía que esta vez iba en serio—. ¿Con quién? —Mostraba una sonrisa llena de emoción.

Ella levantó la vista para verlo a el con unos ojos acusadores, como diciendo que no debía ser tan chismoso, pero igual se inclinó un poco para susurrar algo, porque eso era un secreto que ya más de medio hospital sabía.

—¿Prometes no decirlo? —recibió varios asentamientos—. Hace más o menos cuatro meses llegó una chica, ni tenía familia y había tenido un accidente grave, estuvo en coma un mes pero creo que Sunghoon ya la conocía de antes.

—¿Por qué lo dices?

—Pidió al director que lo asignara a esa habitación a pesar de que no era su zona, la cuidó demasiado bien. Creo que pudieron haber sido compañeros en la universidad, probablemente porque en el expediente de la chica decía que había abandonado la universidad a los dos años de estudio y fue a la misma que Sunghoon, estaba estudiando medicina veterinaria.

—Seungwan —llamó aún susurrando—, que poco discreta eres. —Soltó una carcajada que le hizo dolor un poco el pecho al ver su expresión ofendida—. ¿Y luego qué pasó? —esta vez se ganó otra mirada acusadora—. Bueno, tú eres poco discreta y yo soy demasiado curioso, lo admito.

—Luego despertó y siguieron en contacto, ahora empezaron a salir, no sé los demás detalles.

—Suena a una historia para un libro. Cómo la historia entre la doctora Ahn y el doctor Kim Namjoon.

—Creo que este hospital debió llamarse Hospital cupido en lugar de Yonsei —bromeó.

—Creo que es el lado bonito de este hospital.

—Ya está todo listo, Haneul vendrá después para aplicarte el medicamento. Y cuando venga, pídele que te cuente una historia —se levantó de la silla y dió un par de pasos hacia la puerta.

—¿Qué historia?

—Siempre cuenta la misma aunque no le digan cuál, solo pide que te cuente una historia.















Algieba: La Habitación De Las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora