Pasar los días mirando por la ventana de un hospital al mundo sin detenerse se había vuelto una rutina.
Podría morir dentro de siete años, pero también al día siguiente.
Su mundo estaba en pausa hasta que llegó él, porque entonces todo se aceleró...
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—Jeon, ¿Estas escuchando? —llamó la atención el profesor al chico, el cual parecía tener la cabeza en cualquier otro lado.
—¿Qué? —dijo recuperando un poco el sentido de la realidad y oyó las risas contenidas de algunos compañeros a su alrededor.
El profesor de ciencias sociales suspiró, no lo regañó porque era la primera vez que parecía no poner atención a la clase y siempre había sido un buen estudiante, una vez la podría dejar pasar.
—Como decía —prosiguió —, la excursión se cancela ya que es muy probable que el tiempo no sea adecuado y no queremos que pase algo malo, pero esperemos que pronto podamos ir.
Algunos murmullos desanimados sonaron en el salón de clases, pero Jungkook no podía estar más feliz por ello.
Después de todo se podría estar con Taehyung durante esas dos semanas, ¿A quién le importaba un aburrido viaje de la escuela?
Le daría una sorpresa a Taehyung al siguiente día cuando llegara al hospital.
Eso fue lo que pensó, pero la sorpresa se la llevó él.
Cuando llegó al hospital de inmediato se dirigió a su habitación pero no había nadie, la cama la estaba tendida y la persiana arriba, dejando pasar la luz natural al cuarto.
Se suponía que por esas horas las doctora Ahn y Taehyung estarían ahí, revisando que todo estuviera bien ese día. Tampoco estaba en el baño.
—¿Jungkook?
Escuchó esa voz detrás de él, una voz de un niño.
—Beomgyu, ¿Y Tae?
El niño parecía confundido por su pregunta, llevaba un dibujo entre ambas manos hecho con tiza de colores azul, blanco y amarillo, lo que, según podía ver, era un atardecer con algunas estrellas y una luna menguante.
—Está en la operación, ¿No te lo dijo?
—¿Y tus padres? —trató de sonar lo más tranquilo que pudo, aunque por la cara del pequeño supuso que no funcionó muy bien.
—Antes estaban esperando a que terminara la operación, pero creo que el secretario de mi papá lo llamó y se tuvieron que ir.
—¿Puedes llevarme a la sala de espera dónde lo están operando? —se puso en cuclillas para quedar un poco más abajo que Beomgyu y le mostró una sonrisa.
—Si —corrió un poco para dejar el dibujo sobre la cama y tomó a mano del chico para llevarlo.
Le preguntaron a una enfermera que estaba por entrar sobre la operación. Tardaría varias horas más ya que recién habían empezado.
