9- Inmadura

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POV Addie

Han pasado unos días desde que una paciente me declaro sus sentimientos, respondí como ya muchas veces conteste a sentimientos de múltiples pacientes.

Solo que esto fue diferente, cuando lo hizo no supe que hacer o decir, esa niña me dejo en blanco y sentí la furia correr por mis venas cuando mi corazón se acelero por sus palabras, me quedé quieta y lo pensé, ella se había ganado un poco de mi cariño y no quería decir cosas que la hirieran.

Esa chica que es una caos andante me provocó algo desde el primer momento que la vi, no pude evitar que mis ojos la miraran de otra forma, al principio no lo acepte hasta que me sorprendí sintiendo mi sangre hervir cuando me hablaba de otras chicas. Debí controlarme, si lo hubiera echo esto no estuviera pasando.

Su expediente es literalmente escaso, no decía casi nada, abri el archivero y busque un nombre en específico, di con el archivo que buscaba, "Evangeline Adamo calwell" lo abrí y comence a leer.

"Evangeline Adamo Calwell
Sexo: Femenino.
Edad: 19
Fecha de nacimiento: 18-01-2003
Estado civil: Soltera.
Religión: católica.

Madre: Claire Bloom Calwell.
Edad: ...
Estado civil: divorciada.

Padre: ---- ---- ----
Edad: ...
Estado civil: ...

Historial:

Padres divorciados, problemas de conducta, cambios constantes de hogar, aislada de familia.

Datos personales:

Domicilio: ****
Teléfono: ********
Dirección: calle **** M. ***"

Aventé el archivo al escritorio, me recargue en mi asiento provocando un irritable sonido, puse mis manos en mi cara con frustración.

Esto es una mierda.

Su madre realmente se había empeñado en esconder todo sobre su hija.

Mire a la ventana cubierta por una cortina gris, faltan 10 minutos para la sesión con Eva, sentí mi corazón acelerarse, esperando en lo más profundo de mi que llegue y atraviese la puerta.

Pasó hora y media, acababa de despedir a un chico. Eva no se apareció, solo me llegó un mensaje donde decían que se había cancelado la cita, me sentí decepcionada.

Acababa de demostrarme que solo es una chica inmadura, no puede enfrentar sus sentimientos, enfrentarlos contra lo serio.

Pero no puedo hacer nada, no puedo evitar que falte, eso ya no es problema mío, aún sabiendo que yo tenía la esperanza de que viniera, arreglar las cosas, hablar con ella y si, quizá no tenía nada que arreglar pero algo en mi pecho no me dejaba pensar en otra cosa que en esa niña.

Mi jornada de trabajo terminó, salí de mi consultorio agotada, me gusta ayudar y escuchar a la gente pero es agotador.

La cabellera castaña con canas se asomo por una puerta, vire los ojos y seguí mi camino, salí del lugar, el aire frío golpeó mi cara, camine al estacionamiento y pare enfrente del lugar reservado "Addie Clermont".

Subí a mi carro y fui directo a casa, pasaron cerca de 10 minutos y ya estaba estacionando mi coche, baje y cerré la puerta.

Entre a casa, no era enorme con grandes lujos pero era acojedora, aunque aveces se siente muy sola y fría, deje mi bolso en el mueble que está a un lado de la puerta, me quite mis tacones y los acomode para ponerme unas pantunflas color rosa.

La droga de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora