—Tenemos que hablar— me miró a los ojos retandome con la mirada, quería que entrara en pánico.
—¿Qué sucede?— agarre el vaso de agua e intenté no darle importancia.
El que nada hace, nada teme. Pero yo si hago muchas cosas y comencé a pensar en cada una de ellas.
—Yo.. bueno, tú..— comenzo a balbucear, era algo muy raro en la gran señora de la casa. Llevo su cabello rubio hacia atrás y aclaró su garganta de nuevo.
—¿Estás embarazada?— las palabras solo salieron de mi boca, prefería que esto tratara de ella que de mi, pero esa pregunta destruyó por completo el muro de superioridad que tenía conmigo.
—Claro que no, que ridiculez.
—¿Y entonces que pasa?— respiró ondo.
—Puedes apagar ese teléfono porfavor.— Pidió cuando comenzó a sonar demasiado alto. Para evitar discusiones sin sentido le hice caso y apagué el celular.
—Gracias.— la preocupación la tenia plasmada en toda la cara, se veía demasiada preocupada, perdida en sus pensamientos, comenzó a preocuparme también.
—Mamá, ¿me vas a contar?— pareció regresar en sí y me miró.
—Si, bueno, yo..— lo dudo un poco, me miró y en su cara se veía la lucha en si hablar o no. Cuando suspiró por fin se decidió por hablar.— te reserve una cita para un psicólogo.
Ah.. sentí mi pulso calmarse luego de eso, suspiré y sonreí mirandola, pero su cara de preocupación todavía persistía.
—Y... ¿por qué un psicólogo?— comence a tomar agua.
—Bueno la señorita Grundy me llamo en la tarde y dijo que nesecitabas ayuda médica, que necesitas calmar tus arranques si no te darán de baja, casi golpeas a una chica.— apreté el vaso en mi mano y suspiré con fuerza. Que estupidez.
—¿La señora Grundy? Sí, señora porque de señorita no tiene nada— mi sangre comenzó a hervir cuando la conversación se dirijio a esa bruja.
Ella rondaba los 50 años y comenzó a tener problemas bastante personales conmigo desde que se entero que termine con su nieta. Una chica de 18 años que va en el salón de Olivia, nada más fuera de una aventura de una noche. Las únicas que lo sabían era Olivia y la chica, pero de alguna manera la vieja bruja se entero.
—Dios mío hija, no puede ser tan mala.
Rodo los ojos.
—Oh mamá tú sabes que no es verdad. Sabes que por su culpa estoy metida en tantos problemas, ¡es una bruja y solo está detras de mi!— me levanté con la cara roja de la rabia, el enojo comenzó a correr por todo mi cuerpo hasta que un ardor en mi mejilla me bajo de golpe.
—Ella no es una bruja y si tienes tantos problemas en la escuela es cosa tuya, no trates de buscar culpables. Ahora quiero que me escuches bien señorita, de ahora en adelante trata con más respeto a tus mayores y solo guarda silencio.— puso su dedo en mi pecho y me miró enojada, estaba de pie frente a mi.— también irás a esas consultas con tu psicolgo porque no es normal que una señorita como tú este vestida así todo el tiempo.
Me miró de arriba a abajo y apreté mis manos.
—Además ocupas una patineta, ¡eso es de hombres! y para terminar de acabar mira ese cabellos, ¡las chicas tienen el cabello largo!.
En su desesperación me tomo de los hombros y alzó la voz. Sus verdaderas intenciones comenzaron a golpear mi cabeza con fuerza, cree que no soy normal. En realidad le importo nada, piensa en los demás y solo en los demás y su maldita opinión.
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La droga de tus ojos
Romance¿Qué tan loco puede llegar a ser el amor? Fue cuando me di cuenta que daría todo por ti, pues apesar de no ser la mejor persona me das algo que creia haber perdido, esperanza, puedo ser mejor y tengo que darte el crédito, me das la oportunidad de v...