quince.

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Advertencias: drama y angst.

Se obligó a fingir que volvió a la rutina, a pesar de que su rutina se hubiera visto destrozada por completo

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Se obligó a fingir que volvió a la rutina, a pesar de que su rutina se hubiera visto destrozada por completo.

Chan hizo cada cosa que le dijo: al día siguiente, antes de irse a trabajar, le pidió su celular y las llaves del auto. Felix se lo entregó todo con la vista baja y ojos llorosos, tratando de contener las lágrimas punzantes que morían por caer.

-Es lo mejor -le dijo Chan antes de irse-, ya lo verás, Felix. Te lo prometo, es lo mejor.

Felix ya no le creía nada. Absolutamente nada.

Chan no iba a cambiar jamás, porque era un alfa que lo veía como su propiedad. ¿No se lo dijo esa noche? Se lo decía con cada dolorosa embestida.

Cuando llegaba la hora de dormir, no podía conciliar sueño alguno, tan consciente del cuerpo a su lado, poniéndose a temblar cuando lo sentía moverse. Me tocará, me tocará, hoy me tocará, pensaba aterrado, y sin relajarse al ver que eso no ocurría, porque sabía que pasaría en algún momento.

Por eso mismo, cuando los mellizos se iban al colegio y Chan al trabajo, iba al cuarto de sus hijos mayores para ver a Seungmin envuelto en sábanas, y acostarse a su lado. Su cachorrito le hacía un espacio, abrazándolo y dándole un beso en la frente, para segundos después volver a dormir un par de horas más. Era la única forma en la que Felix recuperaba todo el sueño que estaba perdiendo al no poder dormir por las noches.

-Mamá -le susurró una mañana Seungmin, con esos ojos tan abiertos, como un pequeño ciervo-, mami...

-¿Sí, cariño? -le dijo, su cabeza doliendo por las ganas de dormir un poco más.

-Deberíamos huir -le murmuró Seungmin-, sólo los dos, ¿eso no sería genial?

Sonrió apenas, suspirando al sentir un nuevo beso de su hijo en su mejilla, antes de quedar dormido.

Una semana después, le tocó. Creía que tendría más tiempo, pero ¿cómo podía seguir siendo tan iluso luego de lo que ocurrió?

Chan acababa de llegar del trabajo, lo escuchó abrir la puerta. Los mellizos estaban en su cuarto, junto a Seungmin, estudiando para las últimas pruebas del colegio. Felix se hallaba en la cocina, preparando la cena, frotando el puente de su nariz en un vano intento de alejar el dolor de cabeza cada vez más intenso.

-Hey, bebé -saludó Chan, entrando a la cocina.

Felix no se volteó a verlo, bajándole el fuego a la cocina.

-Hola -saludó en voz baja.

Hubo un silencio en la cocina. Felix ya no hablaba más de lo necesario, sólo cuando lo consideraba necesario para no lucir como un mal omega. Sin embargo, a pesar del silencio, sabía que Chan le seguía mirando.

four seasons › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora