epílogo.

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Advertencias: última parte de la historia.

Yeji fue la primera en gritar cuando lo vio, soltándose del agarre de Chan para correr hacia él y abrazarlo

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Yeji fue la primera en gritar cuando lo vio, soltándose del agarre de Chan para correr hacia él y abrazarlo. Felix se inclinó en el momento en que ella se lanzó hacia él, atrapándola y dando una voltereta mientras la escuchaba reír con escándalo y felicidad.

—¡Mamá! —saludó ella con un coreano más fluido y menos chapucero—. ¡Te extrañé mucho, mamá!

—¿Es así? —le dijo con una gran sonrisa—. No fue tanto tiempo...

—¡Sí lo fue! —dijo ella.

Claro que lo fue, se dijo Felix, pero no lo mencionó para no verse llorón. Sólo la estrechó en sus brazos, como si así pudiera decirle todo lo que pensaba y sentía luego de no haberla visto por casi un mes.

Chan se le acercó con una sonrisa relajada. Felix tuvo que contenerse para no besarlo en ese momento, sabiendo que Yeji estaba pasando por su etapa de "no muestras de afecto en público", además de que se ponía un poco celosa, ya fuera con cualquiera de los dos.

El alfa lo notó y no hizo el amago de besarlo, aunque pasó un brazo por la cintura de Felix.

—¿Cómo estuvo el vuelo? —preguntó mientras se ponían a caminar—. ¿Muy pesado?

—Demasiado —aceptó Chan—, y este pequeño monstruo no dejaba de preguntar que cuánto faltaba. Me estaba volviendo loco, Lix.

—Y ahora me volverá loco a mí —suspiró Felix—, ¿por qué no la dejaste en Corea?

—¡Mamá! —se quejó Yeji, luciendo tan indignada como se ponía Seungmin cuando se burlaban de él. Sin embargo, en la pequeña de siete años se veía adorable.

Aprovechando el verano, y luego de una larga conversación que mantuvieron sus padres (y por las constantes peticiones de la pequeña), decidieron que el mes de Julio su hija visitaría Corea. Lo discutieron por varios meses, no sólo por los gastos que implicaría, sino por lo que podía significar para su cachorrita. Una noche en que estaban acurrucados uno junto al otro, luego de una dulce y calurosa sesión de sexo, algo adormecidos por las feromonas, Chan le preguntó a Felix.

—No volverás nunca a Corea, ¿cierto?

Felix ni siquiera dudó su respuesta.

—No —le dijo con tranquilidad—, no quiero volver nunca más a ese país. ¿Eso te afecta?

—Por supuesto que no —Chan era sincero y firme, se notaba en su expresión—, sólo tenía curiosidad, y si no quieres, está bien para mí. Es tu decisión, Lix.

—Mmm —Felix le besó en la nariz porque era una de sus partes favoritas del cuerpo de Chan—, pero si los cachorros quieren ir, pueden hacerlo. Si Yeji quiere ir también, puedes llevártela unas semanas.

four seasons › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora