cuarenta.

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Advertencias: drama y angst.

Chan recordaba muy bien el primer celo que pasó Felix con él

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Chan recordaba muy bien el primer celo que pasó Felix con él. Fue unos meses antes de su matrimonio, y si bien los agarró por sorpresa ya que estalló unos días antes de lo esperado, ellos lo habían planificado con antelación. El omega se lo propuso unos días después de que aceptara convertirse en su esposo.

Como los dos habían cumplido la mayoría de edad unos meses atrás, Chan había arrendado una cabaña de un motel para que lo pasaran juntos. Felix no le contó a sus padres sobre eso, sólo les mencionó que se quedaría unos días con Chan, pero ellos le sonrieron y felicitaron, provocándole tanta vergüenza. El omega encontraba tan absurdo eso, que sus padres se tomaran a la ligera el hecho de que tuviera sexo... Y luego recordaba todo lo que le habían dicho una vez Chan empezó a cortejarlo.

No vayas a arruinarlo —le advirtió su mamá—, esta es tu oportunidad, Felix. Encárgate de quedar preñado y con eso lo vas a atar para siempre a ti.

Mirándolo en retrospectiva, sus padres, especialmente su madre, influyeron en construir su relación con Chan de esa manera. Con todos esos repulsivos consejos y actitudes, sólo fue provocando que el omega se obligara a ceder en muchos aspectos, a pesar de que no estuviera seguro de sus decisiones. Pero el miedo a perder a Chan por su forma de ser, como su madre siempre le recalcaba, era más grande.

La primera vez fue muy torpe y con inexpertos movimientos. Al besarse mucho, uno de los dos se quedaba sin respiración, provocando risas infantiles y haciendo que la pasión se enfriara pero no apagara. Felix, bajo el alfa, estaba con las mejillas muy enrojecidas mientras se humedecía, y Chan a veces tenía cara de no saber qué hacer. No fue algo malo o que les dejara con traumas, por el contrario, el celo del omega facilitó demasiado la situación gracias a sus feromonas embriagándolos a los dos. Luego de la primera vez, las siguientes fueron más sencillas y apasionadas, y Chan se preocupó de usar condón para no dejarlo preñado antes de la boda.

Pero... —jadeó Felix cuando lo vio ponérselo, con la mente nublada gracias al celo—, pero yo quiero tus cachorros.

Los tendremos —prometió Chan—, luego de casarnos. No quiero que piensen que me caso contigo sólo porque estás embarazado —y Felix no pudo evitar sentirse más enamorado al escucharlo decir eso.

Con el pasar de los años, los celos de Felix sólo lo volvían más gruñón, no en un mal sentido de la palabra, sino que en un hecho innegable. Le gustaba dormir más, acurrucado a su lado, y tener poco sexo. Seguía siendo desenfrenado y apasionado, por supuesto, pero también prefería inclinarse por ser consentido y mimado por su alfa, siempre buscando el cuello de Chan para hundir su nariz allí y llenarse con sus fuertes feromonas alfas en busca de tranquilidad.

Esta vez no fue diferente, pero descolocó tanto a Chan porque había olvidado ese gesto del omega. Su nariz presionada contra su cuello, olisqueándolo y casi ronroneando por la felicidad.

four seasons › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora