treinta y seis.

1.4K 170 77
                                    

Advertencias: drama y angst.

Advertencias: drama y angst

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Parte Cuatro: Primavera.

Yeji se deslizó por el tobogán del parque infantil que habían habilitado para los más pequeños en el centro comercial. Se divertía trepando por las cuerdas y gateando por el interior del túnel a pesar de que, con mucha frecuencia, miraba en dirección a su mamá, como para asegurarse de que seguía allí, observándola.

Yeji, feliz porque su mamá le había dado permiso para jugar, era totalmente ajena a lo que sucedía entre Felix y aquel alfa que la había ayudado minutos antes. Los dos adultos estaban sentados al pie de las escaleras, solamente les separaba una pequeña distancia, pero ambos evitaban mirar al otro.

Felix se encontraba en estado de shock, asimilando que quien estaba a su lad, no era sino Bang Chan, su marido, su alfa al que abandonó. En todo ese tiempo no había abierto la boca, aunque tampoco era como si pudiera. Estaba siendo preso del miedo, sin saber qué hacer o qué decir porque su cerebro parecía haberse desconectado de todo.

Bang Chan, en cambio, lucía igual de despavorido que antes, casi aterrorizado. Quería hablar con Felix, decirle muchas cosas: pedirle perdón ahora que tenía ocasión de hacerlo, expresar cuánto lo echó de menos, cuánto le quería... Pero sus labios estaban sellados, convencido de que no merecía decirle ninguna de esas cosas.

—¡Mamaaaaaaa! —llamó Yeji, saludando a Felix desde lo alto de la cuerda.

Felix se forzó a sonreír, alzando la mano también. De manera fugaz, echó un rápido vistazo a Bang Chan, quizás para comprobar que estaba ahí y era real. Había adelgazado mucho, su rostro se veía cansado, con ojeras y los pómulos muy marcados. Muchas veces se preguntó cómo luciría su alfa después de esos cuatro años, pero verlo con sus propios ojos lo dejó turbado, incapaz de reaccionar.

—Es una niña muy bonita —dijo Bang Chan de pronto, rompiendo aquel tenso silencio que se instaló entre ellos desde que se reencontraron.

Felix se puso rígido. La voz de Bang Chan le golpeó sin previo aviso, sintiéndose aún más aturdido. Quería irse, encerrarse en su casa y pretender que nada había ocurrido. Que Bang Chan no estaba en Nueva York, ni que se encontraron por una broma cruel del destino. Sin embargo, sus piernas estaban clavadas en el suelo, inmóviles.

Bang Chan miraba a la niña, preguntándose si ella era su... su.... De solo pensarlo, notó que temblaba todo su cuerpo. O si, por el contrario, Felix rehízo su vida con otro alfa. Su olor había cambiado, pero no detectó ningún rastro de alfa en Felix. Por un lado se sintió aliviado, pero al mismo tiempo, se reprendió por ello. Felix tenía que ser feliz y estar con un alfa que lo protegiera y lo cuidara, algo que él no pudo hacer.

Desvió la mirada hacia Felix, viendo lo hermoso que era, incluso más de cómo lo recordaba. Realmente quería decirle que estaba hermoso, pero de nuevo, se contuvo. Era obvio que Felix no quería cruzar palabra con él, y lo entendía, pues ese reencuentro no tendría que haber sucedido jamás. A él le bastó ver a sus cachorros sanos y felices, y si Felix no quería hablar con él, estaba en todo su derecho. Aun así, no podía irse sin más. No ahora que lo tenía a unos pocos centímetros de él. Necesitaba desesperadamente expresar en voz alta todo lo que llevaba dentro. Sin embargo, recordó el motivo por el cuál él estaba allí, en Nueva York. Tenía que explicarle por qué se encontraba en la ciudad antes de que se hiciera una idea equivocada, pues lo último que quería era que Felix pensara que lo iba a traer de vuelta a Corea.

four seasons › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora