veintiséis.

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Advertencias: drama y angst.

Felix lo único que quería que el mundo se parara en seco y le concedieran un minuto de paz, ¿era tanto pedir? Estaba muy cansado de todo, agotado por esa situación, sólo llevaba unas semanas desde que llegó a Estados Unidos con sus cachorros

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Felix lo único que quería que el mundo se parara en seco y le concedieran un minuto de paz, ¿era tanto pedir? Estaba muy cansado de todo, agotado por esa situación, sólo llevaba unas semanas desde que llegó a Estados Unidos con sus cachorros.

Su embarazo le recordaba constantemente que él y Chan fueron una familia, que se amaron y compartieron una vida juntos. Ese pensamiento provocaba que algo doliera demasiado en su interior.

Cuando sus hijos no le veían, acariciaba su vientre, pensando en ese bebé que Chan le hizo en contra de su voluntad. La distancia no borraba los malos recuerdos, y Felix tenía que vivir con estos todos los días. Desde su llegada a Nueva York con sus hijos que no tuvo ni un respiro, y pese a que nadie podía hacerles daño ahora, todo eran complicaciones.

Hyunjin se negaba rotundamente a tener un nuevo hermanito, insistiendo en que abortara. Felix comprendía ese rechazo: ese bebé no fue buscado, como tampoco lo fueron Hyunjin y Jisung. Siendo su cuarto hijo, seguía con miedo de hacer las cosas mal, de no quererle cuando naciera y entrar en otra depresión. Sin embargo, la reacción de Jisung y Seungmin fue distinta. El primero respetó su decisión, era su cuerpo y tenía todo el derecho a tenerlo y no hacer caso a Hyunjin. Seungmin lo tomó regular, celoso porque pronto dejaría de ser el hermano pequeño y toda la atención de su mamá se desviaría hacia el bebé.

Felix lo discutió con ellos tranquilamente, muy seguro de lo que iba a hacer. Hyunjin no cedió sin protestar, elevando su tono de voz cuando vio que ni Jisung ni Seungmin le apoyaban. Felix estuvo a tiempo de evitar una pelea, tratando de mantener a raya a Hyunjin, quien lucía verdaderamente molesto.

Por la noche, cuando sus hijos ya dormían, sintió que le acechaba la culpa. Hyunjin tomó el rol de alfa de la manada y, como era lógico, su instinto le pedía cuidar de ellos. Pero Hyunjin aún era muy joven, y lo acontecido con su padre le dejó emocionalmente inestable. Como único alfa de la familia su deber era protegerlos, pero su hijo mayor no parecía discernir muy bien entre brindarles seguridad e imponerse. Se preguntó cuántas más veces ocurriría lo mismo, viéndose obligado a frenar los intentos de Hyunjin por tomar el control cuando no estuviera de acuerdo con algo.

Notándose sin fuerzas debido a todo el estrés que llevaba desde que aterrizó en aquel continente, se metió en la cama matrimonial que ocupaban Seungmin y Jisung a cada extremo -Hyunjin insistió en dormir en el sofá- con el único consuelo de que la escuela 143 Eleanor Roosevelt aceptó finalmente a sus hijos en el nuevo curso esa misma tarde, después de traer todo el papeleo y los documentos rellenados con sus datos. No le quedó más remedio, la amenaza de los Servicios Sociales era más fuerte que las quejas de sus propios hijos. Calculó el coste de los libros y el material escolar, pero no alcanzó ninguna cifra exacta porque su cerebro llegó a su límite por ese día, cesando toda actividad y durmiéndose sin darse cuenta.

four seasons › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora