-Stella Neith- Llamó el profesor desde su asiento. Todos rieron a causa de mi nombre, com o era de costumbre- ¿Podria venir un momento hacia aquí? -.
Me levanté cuidadosamente de mi asiento e hice lo que el profesor me solicitó. Cuando estuve al frente de su escritorio, él sacó unas hojas de su maletín y me las extendió.
-¿Podria llevar esto al encargado de la clase B-2?-.
Tomé las hojas y cuando disponía de ir a entregar aquellas hojas, recordé que no sabía el nombre del encargado de la clase B-2, así que tuve que preguntárselo al profesor.
-Es Marshall Sying- Un rumor se extendió en el salón de clases cuando el profesor pronunció aquel nombre-.
-Vuelvo en seguida-Respondí formalmente-.
Cuando salía del salón, Sasha que se sentaba cerca de la puerta me miró con asco y dijo "Suertuda". No sabia a que se refería Sasha, pero lo ignoré, como suelo hacerlo. Caminé lentamente por los pasillos, hasta llegar al salón de la clase B-2, golpeé suavemente la puerta y espere a que me consideran el permiso para entrar, el cual fue en seguida, pues la clase B-2 estaba en receso y no tenían ningún profesor a cargo.
-¿Que necesitas? -Me recibió una chica de pelo oscuro ondulado y ojos castaños-.
-Entregar esto a Marshall Sying-Respondí con un susurro de voz-.
-Espera un momento-Pidió la chica amablemente -.
Luego de unos segundos, un chico de pelo azul claro apareció en la puerta. Su pelo y sus ojos resaltaban entre el ambiente. Era distinto a los demás. Entendí que él era el chico nuevo del que todas las chicas hablaban y soñaban. Extendi las hojas y se las entregué.
-Gracias-Respondió con una amable sonrisa-.
El ruido que provenía del salón calló por un instante y sentía las amenazadoras miradas de las chicas. Me di la vuelta rápidamente y encamine nuevamente hacia mi salón. Estaba nerviosa, mis manos no dejaban de temblar y no entendía el porque. Llegué al salón y me senté nuevamente en mi asiento. Las chicas me miraban con recelo y envidia. Intenté tranquilizarme y prestar atención al profesor, lo cual fue bastante difícil.
Las clases terminaron y como era costumbre, me dirigí hacia el salón de música. Las voces de los estudiantes entusiasmados y las risas volvieron a formar parte del ruido en mi mente. Aveces es muy estresante escuchar los mismos temas una y otra vez: amor, desamor, deportes y vicios. Intentan verse de una manera genial, pero no se ven así, son todo lo contrario e incluso utilizan un vocubalario vulgar para "entender" y "hablar" mejor a los demás. Que idiotas.Para ir al salón de música, tenia que cruzar cerca del salón B-2. Un salón que quería evitar al máximo, gracias al chico nuevo, Marshall. Acelere el paso, con la esperanza de ignorar a las chicas que me miraban fijamente en aquel corredor. En cuestión de segundos, sentí que una mano en no espalda me empujaba y que había un sobresalto en el piso. Caí de bruces y me quedé sin aire.
-Te lo habíamos advertido, sorda-Dijo una voz por detrás, que reconocí al instante, era la voz de Roxane. Las risas de las demás se escuchaba de fondo-.
Me quedé en silencio e intentando recobrar la respiración, me levanté cuidadosamente del suelo. La rodilla me dolía intensamente, pues había recibido gran parte del impacto.
-Sorda, sé que nos escuchas -Dijo la voz fría de una chica mayor. Ella era de la clase B-2, y era ver a Roxane, sino que versión grande y mas zorra. Agitaba su teñido cabello mono y me miraba amenazante- Eres una bruja-Aseguró con asco-.
-¡Bruja!¡Bruja!-Comenzaban a decir todas en coro, seguidas de risas y burlas-.
Las piernas me temblaban, gracias al golpe recibido y eso me impidia caminar, pues sentía que si daba un paso volvería a caer. Pero quería irme de ese lugar, lo mas rápido que pudiera, no quería ver los rostros maquillados burlones y las faldas que eran mas bien cinturones. Fije mi mirada al suelo, queriendo encontrar alguna manera de escapar.
-Le haces brujería a Marshall para que no nos ponga atención a nosotras y solamente a ti, ¿Verdad?-Preguntó Sasha que ahora se posicionaba en frente de mi- Nos ignoras y pareces inocente, pero no lo eres. No eres mas que una puta- Sasha levantó su mano derecha y esperé a recibir el impacto de una cachetada, pero no fue así-.
Las risas y burlas callaron de repente. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido y yo fuera la única capaz de moverme. Tuve un poco de temor al alzar la mirada, pero finalmente lo hice. La escena que vi, no fue algo que esperaba. La mano de Sasha era detenida por otra, evitando el golpe. La mano era de nadie mas y nadie menos que la de Marshall. El silencio se volvió incómodo y perturbador, que solo fue roto por la voz de Marshall.
-Te agradecería de que no agredieras a Stella, y que mucho menos, la insultes y la compares contigo, pues ella es mucho mas superior a ti-La voz de Marshall era fría-.
Millones de preguntas llenaban mi mente, ¿Cómo él sabía mi nombre?¿Y por qué me había salvado? No lo conocía y él tampoco a mi, o eso creía.
Sasha se liberó de la mano de Marshall y comenzó a masajearse la muñeca.-No lo haré -Respondió con desagrado. Roxane y Katherine se situaron a su lado, como si fueran sus guardaespaldas -.
-También quiero que te disculpes-Marshall metió sus manos en los bolsillos de su pantalón, esperando que Sasha hiciera lo que el decía -.
Sasha se mordió la lengua y apretó sus puños. Sasha tenía mucho orgullo y no permitía ser humillada, y menos por petición de un chico, a menos de que el chico fuera extremadamente guapo.
-Sor...-Comenzó Sasha con voz temblerosa-Digo, Neith, siento lo dicho-Se disculpó apresuradamente con miedo de sus palabras. Roxane y Katherine la miraron sorprendidas, pues no esperaban que Sasha hiciera eso-.
Marshall me miró y sonrió orgulloso. Los nervios y la confusión me controlaron, y como respuesta, salí corriendo, abriendome paso entre toda aquella gente. En cuestión de segundos llegue al salón de música, cerré la puerta con candado y me senté en el suelo. Estaba confundida, aquel chico había roto los esquemas del colegio, y de mi vida. La rodilla aun me dolía, y la cabeza me pesaba.
Me levanté del suelo, controle mi respiración y me senté enfrente del piano. Lo mas preciado de mi vida, pues a pesar de ser un instrumento, él me entendía, comprendía mí corazón y me consolaba. Con suaves caricias, comencé a interpretar el "Nocturno de Chopin" y poco a poco, mi mente de fue vaciando y mi corazón calmándose. Descarge todos mis sentimientos y pensamientos en el piano, me desahogue por completo y conseguí tranquilidad.
-Las estrellas no pueden brillar...-Comencé a recitar la frase que normalmente digo al final de una interpretación, pero fui interrumpida-.
Y cuando creía ya haberme liberado de todos mis problemas, volvía de nuevo él e interrumpía con mi tranquilidad.
-...sin oscuridad -Terminó Marshall-,

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Letras Color Escarlata ©
FantasyLa literatura, el arte y la música son la mayores creaciones que ha creado el ser humano, entonces ¿Por qué vivimos en un mundo dónde el poder y el dinero tienen prevalecen sobre el desarrollo cultural que puede tener la población?¿Por qué vivimos e...