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Desperté en un cuarto de cristal.  No tenía ni idea sobre donde estaba. Miré alrededor y noté que una chica estaba sentada en el frío suelo. Me acerqué a ella con curiosidad. Me llevé un gran sobresalto, al ver, que se trataba de mi. A diferencia, de que lucía algunos años más joven. La chica no parecía notar mi existencia, lo cual me desconcertó aún mas. Miré mis manos. Lucían pálidas y transparentes al igual que mi cuerpo. Una voz clara y melodiosa comenzó a hablar en mi mente:


Día uno:

Los recuerdos de mi niñez son muy escasos. Ha pasado bastante tiempo ya, desde que ellos me trajeron aquí. Era muy pequeña cuando sucedió. Ellos me arrebataron mis padres y mi libertad. Los asesinaron frente a mis ojos, recriminandolos  de que eran los culpables de crear un monstruo. Pero "ellos" fueron los que en realidad crearon el monstruo.

Encerrada en este cuarto de cristal, busco una explicación coherente. Pero por más que lo medite, no la encuentro. Diariamente, una chica encapuchada visita la caja de cristal, de la cual no puedo escapar. La chica parece muy calmada e inocente, pero no lo es. Ella es la principal creadora de lo que soy. Ella piensa que le tengo respeto y quizás miedo. Pero se equivoca. Ella cree lo que yo quiero que crea. Todo son actuaciones, pero pronto, todo eso acabara. 


En aquel instante una chica encapuchada entra a la habitación. Yo me aparto, con miedo a que ella me descubra, sin embargo la voz continua:


Caminando tranquilamente, entra a mi habitación, que numerosas veces he intentado escapar. Me saluda con una sonrisa medio torcida y se sienta enfrente mio. Comienza la sesión, la cual, anteriormente me ha llevado a la locura y al descontrol. Al principio era difícil controlarlo, pero me he mantenido a margen. Cuando la sesión iba a concluir, acabé con ñas actuaciones y con una pequeña daga que había usurpado el día anterior, me acerqué a ella como un susurro y enterré la filosa daga en su garganta, acabando con su vida. Tenía poco tiempo para escapar y mis oportunidades eran escasas.


Tal y como la voz lo narraba, vi como la chica encapuchada caía al suelo sin vida. Todo era muy extraño, sin embargo, decidí escuchar la voz melodiosa y seguir a mi "yo joven":


Con fuerza, apoye el cuerpo inerte contra el frío cristal. Una puerta se reveló en el cristal. Lo había logrado. Una alarma ensordecedora se disparó cuando salí de la caja de cristal. El ruido molesto, trajo a cientos de guardias a la entrada de cristal, pero yo fui más rápida y los logré engañar. Los pasillos estaban atestados de guardias con látigos dorados. Al verme sin escapatoria, con la daga filosa, corté la superficie de la palma de mi mano. Saqué una pluma de mis vestiduras y usé la sangre que goteaba de mi palma, como tinta. De aquella manera lograba realizar cosas que aún no entendía del todo. Al escribir ciertas palabras, mi cuerpo se hizo invisible. El escape era un rotundo éxito. Una alarma diferente a la anterior, comenzó a resonar por los pasillos. Era un poco menos estruendosa que la mía, pero era igual de molesta. Los guardias, desesperados, cambiaron de dirección  <<¡El prisionero de la celda 1130 también ha escapado!>> Gritaban exasperados. No conocía a aquel prisionero, pero seguí a los guardias para buscarle, pues pronto, el prisionero se vería en problemas. 

Su celda estaba relativamente cerca, y pude ver quien era el otro que había logrado escapar. Se trataba de un chico de cabello azul claro y ojos verdosos. El clima alrededor de él, era extremadamente helado. Cantidades de guardias lo rodearon, tenía que ayudarle. Intenté tomar su mano pero él rápidamente la apartó. Me miró directamente a los ojos y susurró friamente: <<Conmigo, ese tipo de magia no funciona>> y luego de mirar detenidamente la acumulación de guardias, volvió a susurrar: <<Necesito tu ayuda. Ayúdame, por favor>>. Los ojos del chico lucían desesperanzados y llenos de temor, así que acepté su petición. La sangre de mi mano seguía fluyendo, y de eso dependía el tiempo que disponía . Tomé su mano izquierda, y al igual que yo, se volvió invisible. Los guardias quedaron despistados y en medio de la perplejidad, nos abrimos paso fácilmente.

Letras Color Escarlata ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora