CAPITULO 3

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Caminé a casa solo, pensando en que podía hacer, la vida es tan incierta, no podemos ayudar a todos los que queremos; a veces pienso que todo lo que me pasa es para mal, porque siempre tengo que dañar a las personas? porque no puedo ser aceptado como soy? Si tan solo la vida fuera un poco más sencilla, si tan solo pudiera aguantar un poco más...

Me gusta ayudar a las personas- es lo que siempre digo- pero no es verdad, estoy tan destruido que solo quiero ayudar a los demás para olvidarme de mi dolor un rato; todos escapan de algo, cada persona tiene una forma diferente de escape; para algunos es el trabajo, la droga, los estudios, las autolesiones, etc.

Algunos dicen que es mejor trabajar que drogarse, discriminan a los que se drogan o se lastiman, les dicen débiles, pero,¿ no es lo mismo? usar el trabajo como un escape es lo mismo que usar la droga para escapar; es lo único que hacemos, escapamos, porque no aguantamos, nadie es más fuerte ni débil que nadie, no importa lo que hagamos, lo que pasemos, todos estamos sufriendo constantemente, siempre estamos en una búsqueda interminable de  una salida.

Pero estoy cansado, a veces me canso de tratar de ayudarme, me siento tan débil casi todos los días, solo quisiera un momento de tranquilidad.

Entro en casa, papá no está, así que subo a mi habitación, me echo en mi cama mirando hacia la pared de arriba. Me empiezo a sentir mal, mi cuerpo empieza a temblar y no puedo controlar mis pensamientos, todo empieza a doler, quiero acercarme a la mesita que está al lado de mi cama, pero mi cuerpo me tiembla y no puedo moverme bien.

Trato de alcanzar los calmantes, pero sigo temblando y caigo al piso.

Todo duele, veo escenas de mi pasado, y todo empieza a caerse, siento que me falta el aire.

Pero en este punto de mi vida...no estaría mal morir.

Cuando todo se empieza a poner negro, veo una silueta acercarse a mi, rapido, no veo bien, todo esta borroso.

-Vas a estar bien, tranquilo, trata de respirar despacio.

No hago ningún esfuerzo, todo duele mucho.

Solo quiero estar solo.

Siento como me mete algo en la boca, y siento que es un calmante. Me pone en sus piernas mientras se acomoda en el suelo donde estoy tirado. Cuando veo quien es, trato de tranquilizarme. Tengo lágrimas en mis ojos, mi cuerpo se tranquiliza un poco y ya no tiemblo mucho.

Trato de pararme- cosa en la que no tuve éxito- pero me agarra la cabeza con suavidad y me la pone otra vez en sus piernas, mientras acariciaba mi cabello.

Me siento bien, me siento seguro, aunque no debería, no la conozco bien, no debería sentirme así.

Pasan algunos minutos y me levanto lentamente, y la miro. Ella ya me estaba mirando desde antes que yo la mirara.

-¿Estás bien?- me mira con preocupación.

-Si- nuestros ojos hacen contacto, y nuestros rostros están tan cerca que siento respirar su mismo aire.- ¿Cómo llegaste aquí?- digo rompiendo el momento tan cercano.

Ella se aleja un poco y se para, se siento en mi cama y me da la mano para que me pare del suelo; me levanto y me siento a su lado; no es un momento incomodo, nuestro silencio no me causa temor ni incomodidad, me hace sentir bien; ni siquiera estamos mirando a otras direcciones, estamos sentados viéndonos. Después de tanto caos, ella me trajo un poco de paz.

-Perdón- dice con lágrimas en sus ojos.

¿Por qué está llorando? por mi?

-Porque?- pongo mi dedo en su mejilla para detener la lágrima que cae por su hermoso rostro.

-No merecías que te tratara así- me mira- a veces me encierro tanto en mi dolor que olvido que otros también sufren. Yo solo...- Su voz suena entrecortada- ...no quiero lastimarte, no quiero que te sientas mal, yo lastimo a las personas de mi alrededor, y sé que quieres acercarte a mi, y no quiero destruirte más de lo que estas.

Las lágrimas salen de mis ojos al verla llorar. En este punto no sé qué decir. Solo me acerco despacio a ella, su mirada se ve alarmada, pero aun asi me acerco abrazarla. Ella no se resiste, no dice nada, y yo tampoco. Pero se aleja un poco de mí y me mira a los ojos.

-No confío en las personas.

-Si, perdón, no debí...

-Pero quiero confiar en ti, se que no nos conocemos mucho, pero tienes algo que me hace tratar de no solo pensar en mi.

-Blake, quiero conocerte. Si me das tu confianza, yo te daré la mía.

-Esta bien.

-Si, pero antes...¿Cómo entraste?

Una sonrisa se formó en su rostro.

-Pues, me senti mal por como te traté y te seguí, dejaste la puerta abierta porque estabas metido en tus pensamientos, así que entré; después te vi entrar en tu cuarto, como vi que te echaste en tu cama decidí dar un recorrido por tu casa; muy bonita por cierto; pero cuando regrese a la puerta de tu habitación estabas temblando.

-Perdon yo solo...

Ella agarró mi rostro con sus suaves manos, y me obligó a mirarla a los ojos.

-Nunca te disculpes, está bien estar mal, no tienes que sentir vergüenza de eso.

Fue retirando su mano de mi rostro pero siguió mirándome a los ojos.

-¿Quieres salir?- me preguntó

-Me estas invitando a una cita tan rápido?- dije asustado- mi ataque de nervios te enamoraró o que?

Los dos soltamos una carcajada.

-Noo, te estoy diciendo para ir a comer algo, tengo hambre, no es una cita, idiota, solo quiero salir de este lugar pequeño.

-Le has dicho a mi habitación PEQUEÑO?

-Sip- dijo levantándose- vámonos.

-La gente nos va a ver juntos y van a pensar otra cosa.

-¿A quién le importa la gente? Solo disfrutemos el momento.

Me levanté y salimos juntos de mi habitación, cuando cerré la puerta me quedé inmovil. Mi padre nos había visto salir juntos de mi habitación.

OHH, ESTO ESTA MAL.

KAIMÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora