CAPÍTULO 11

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- BLAKE-

El dolor...
Un sentimiento que no se calma con sonrisas,
Solo es algo que te come viva.
Como saber que no te dejarán si lo único que hacer a las personas es apartar.

Los pensamientos me atormentaban y no sabia como dejarlos ir.

Aron y yo nos quedamos sentados en la estación de buses, solo nos quedamos alli, sin decir nada, yo no quería oir nada.

--¿Quieres irte? - dijo con una voz suave como si pensara que eso me haría sentir mejor.

Me quedé en blanco un momento, no sabía que pensar,  quizas solo me había ilusionado en una mentira o quizás solo me dejé llevar por algo que no podia tener y lo sabía.

No me iba a permitir salir lastimada, ya no mas, no podía con otro dolor, asi que hice lo que mejor se hacer.

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-ARON-

Sus mirada cambió, otra vez, ya había visto esa mirada antes.

No me gustaba verla así,  tan perdida sin encontrar una guia, sus ojos reflejaban algo que no muchos tiene por que peligroso dejarte hundir en la oscuridad para olvidar. 

Se levantó y me miró.

--Nos vamos- fue lo único que dijo y caminó para irnos a casa.

La seguí sin saber que decir.

--Blake, no tienes que ser fuerte...

--Asi es el juego Aron, así es el juego- dijo con tristeza en su voz.

Ya habiamos pasado por esto hace muchos años, todabia lo recuerdo como si fuera ayer...

-------9 AÑOS ANTES-----------------------------------------

Salí a jugar con mi pelota, mis abuelos estaban en casa borrachos como siempre,  yo estaba solo en el parque de al frente con mi pelota en mano y sin saber como divertirme.

Me senté en el suelo de aquel parque que era gigante ante mis ojos.

Entonces...

Vi a una pequeña niña de mi edad salir de la casa de al frente,  iba vestida de botas, chaleco y una mochila roja con dibujos de bandas de rock antiguas en ella.

La vi salir de esa casa y quedarse mirando a la nada, sin saber a donde ir.

Tenía una mirada perdida y de odio que refrejaba mucho, me asustaba un poco,  no era como las niñas de mi escuela,  ellas vestían de rosa y se rodeaban de muñecas, en cambio...esta niña era todo lo contrario a la pureza que se podía esperar de alguien de nuestra edad.

La seguí mirando intrigado, sin saber que hacer me paré y fui a su encuentro, ella se habia sentado en la orilla de pista viendo a los autos pasar.

Me senté a su lado y ella volteó a verme, miró mi pelota y me dijo:

--Quieres jugar conmigo?

Me sorprendió su propuesta, asi que le sonreí y asenti con la cabeza.

--Dame tu pelota-- me la quitó de las manos y se paró- levantate- me dijo.

Me levanté sin entender el juego.

--A la cuenta de tres corres

--Que?...

--Uno...

--Porque a la cuenta de tres que vas....

--Dos...

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