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Sana estaba a nada de tirarse al puente mas cercano que estuviera en su camino al trabajo. En serio odiaba madrugar y mas si es por trabajo. Todo ya se le estaba haciendo muy difícil. No duerme lo suficiente, come poco, trabaja mucho, sin contar el hecho de que también tiene su vida privada, que a estas alturas, es inexistente.

Sabe que en algún momento va tener que dejar todo eso y dedicarse por fin a sus estudios, pero faltaban años para aquello.

A veces se imaginaba su vida en Japón y como sería si es que no se hubieran mudado y tuviera a sus padres mas presente. Sin duda no se podía mentir, y es que le duele todo esto. Le duele el hecho de que tenga que estar llorando a escondidas, le duele el hecho de que algún día la asistente social la podría atrapar y llevarla al orfanato o tal vez hacerle quien sabe qué, le duele el hecho de que tal vez, no es una buena hermana.

Pero sabía que a pesar de todo, ella podría salir adelante, solo debía aguantar un poco mas, solo un poco más y ya.

Apenas ve la cafetería, borra todo sus pensamientos para concentrarse en su hora de trabajo.

Sana estaba abriendo la puerta del local hasta que alguien le hablo, sacándola completamente de su zona de confort. Volviendo todo su ser un manojo de nervios.

—¡Sana!— Hablo la chica de piel blanca y pálida con un radiante y notorio cabello morado, que se encontraba detrás de ella, sacudiendo su mano.

—¡¿D-Dahyun?!— La castaña levemente se volteo, mirando a esa chica mas baja que ella.

—Creí que no te volvería a ver.

Carajo.



Tzuyu ya se aburrió.

Llevaba horas mirando la TV y sinceramente esto no era mucho de su agrado, sólo era entretenido cuando podía distraerse de sus obligaciones del colegio. Desde que despertó de su coma y volvió nuevamente a su casa, paso meses solo viendo TV y ahora estar así, la sensación de nostalgia y depresión volvía.

—¡Señor Coco!— Le gritaba tiernamente a su fiel compañero.

—Quisiera ver a Momo. E-Ella me alegra mucho, ¡igual como ayer!. ¿Qué estará haciendo ahora?—Le preguntaba con un puchero en su rostro.

—¿Entonces si la pasaste bien?— Finge la voz de su peluche.

—¡Sip! La casa de Momo es muy bonita, y sus hermanos son agradables, me gustaría poder ir en otra ocasión.— Contaba con una gran sonrisa y un brillo en los ojos.

¡Elkie-Unnie se pondrá tan feliz cuando se entere que tengo una amiga y que salí con gente nueva!

—¡Estoy progresando!— Grito con la mas enorme e inocente alegría del mundo.

Tzuyu siempre soñó con este momento y saber que de alguna forma se esta haciendo realidad la pone muy feliz.

—Señor Coco, estoy segura que algún día podre ser normal...¡Y todo gracias a Momo!...¡Oh!, también a su hermana, ¡Sana-Unnie!

—¿Quién es Sana, pequeña?— Entra el padre de Tzuyu quien estaba en la cocina preparando el almuerzo. —No me contaste nada sobre ella.

—Perdón. Es la hermana de Momo. Yo le pedí unos conejos sobre la a-adolescencia y supongo que me van ayudar bastante por ahora ¡Es agradable!...— Comenta mirando a su padre mientras abrazaba a su peluche.—Y su cabello es muy bonito.

Delicada; SaTzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora