La Flor Púrpura del Campo | Naruto Uzumaki

[14]

- Chicos, recuerden que ustedes decidieron beber como borrachos sin causa y que nadie los obligó.

Les grité mientras bajaban las escaleras para regresar a sus casas, iban todos ebrios, oliendo a alcohol, a cigarro y a ramen. Mala combinación.

- Ya se fueron, Naruto. - dije cerrando la puerta - Es hora de dormir cariño.

- Te amo~. - dijo abrazándome con fuerza llevándome a la cama donde se recostó a mi lado sin soltarme en ningún momento - Me haces tan feliz.

- Creo que a tí te afectó un poco más... eres poco tolerante al alcohol. - susurré, se aferró más a mí y encajó su rostro en mi hombro.

- Hueles tan bien... cómo a~... frutas.

- ¿De verdad? - reí y pasé mis brazos por su cuello.

- Me hiciste tanta falta, estoy seguro de que te amo no lo dudo para nada, de véras. Tu me haces muy feliz... mi luna.

- Yo te amo más... pero no sé si tú me ames a mí. Estás ebrio, no estás conciente de lo que di-...

- Eres el amor de mi vida, sí. Tú solamente pero no te lo digo porque no quiero ser un ridículo.

- Oh... mi lindo rayo de sol, jamás te vería de esa manera, ante mis ojos eres lo más increíble que hay en este planeta.

- Te amo~.

- Ya lo sé, cielo. Me lo has dicho varias veces esta noche.

- Pero no son suficientes... de verás. - me abrazó con más fuerza apegandome más a él - Eres tan suave como un... un conejo.

Sonreí, abrió los ojos y me miró fijamente unos segundos intercalando su vista entre mis ojos y mi boca... supongo que sé lo que tiene en mente. Tomé sus mejillas y, por primera vez, lo besé. Era tanta mi sed de él que sentí como si hubiera logrado lo más importante en mi vida, el sabor del alcohol me inundaba viniendo de su boca era más agradable, era embriagante sentir sus suaves labios pegados a los míos. Con su mano abrió más mi boca y, como si ya lo hubiera hecho muchas veces anteriormente, metió su lengua a juguetear con la mía, quién iba a imaginar que Naruto sería de es clase de chicos aunque le quita un poco de mérito el hecho de que esté alcoholizado.

El intercambio de saliva era mágico, me sentía en las nubes podía sentir la temperatura de mi cuerpo elevarse con rapidez, estaba hirviendo. Era necesidad de él lo que recorría mi cuerpo. Después de varios segundos de estar pegados el uno al otro me alejé un poco de él para tomar aire, se quedó mirándome, era como si intencionalmente echara su aliento caliente a mi rostro para provocarme pero siendo el tipo de persona que él es dudo mucho que piense en algo como eso.

- Estoy en tus ojos. - dijo él con la voz más suave que haya oído nunca.

- ¿Qué?

- Sí... puedo verme en tus ojos, tan claro como un espejo, de véras.

- Es que siempre has sido la luz de mis ojos, cariño. - sonreí sonrojada «nunca pudiste sonar más ridícula.» - Tú brillas tanto.

No dijo nada, solo sonrió y me besó. Pocas veces he besado pero esta es la primera vez que me siento muy feliz teniendo una boca pegada a la mía, es como si fuera la única que mi cuerpo aceptara por completo, como si fuéramos dos piezas en un rompecabezas y él fuera el único que embonara a la perfección. Todo de él me seduce... su voz, sus ojos, su aroma, su piel.

- Oye~. - dijo cortando el beso y acercándose a mi oído - ¿Quieres hacer algo increíble?

- ¿Uh? - el comenzó a reír pícaro en mi oído - ¿A qué te refieres?