Capítulo 1.

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30 de enero de 2020

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30 de enero de 2020.

Odiaba ser parte del circo de la boda de mi hermana, pero si no era parte de él sería la excusa perfecta para que mi familia finalmente me quitara el apellido que compartía con ellos.

Mi madre y mi hermana estaban planeando la dichosa fiesta de San Valentín de todos los años y a la que yo nunca había asistido con una pareja por más que mi madre me presionara. Roselle aprovechaba el día al máximo, no solo era un día especial con su amorcito sino también era su día favorito para humillarme. Nunca lograba conseguir una cita para ese día, es más, nunca lograba conseguir una cita decente ninguno de los días de mi vida.

Tinder no funcionaba, era un asco y eso que lo intenté trece veces. La treceava vez con Dick y su serpiente de mascota fueron el alto para no seguir intentándolo con aquella aplicación. Intenté con uno de los compañeros de trabajo de Astrid y tampoco funcionó, el tipo se comió un moco frente a mis ojos mientras estábamos cenando, Astrid ya no lo veía de la misma manera desde que le comenté aquel episodio.

—Tierra llamando a Makayla, ¡yuju!—Astrid pasó su mano frente a mis ojos tratando de llamar mi atención, aunque funcionó mi mente no podía estar más lejos del bar donde nos encontrábamos—. Tu cara da miedo y si quieres conseguir una cita para la estúpida fiesta de tu familia debes verte caliente, no tener una cara de háblame y estás muerto.

—El que me hable estará muerto.

—¡Maky!

—Vuelve a llamarme de esa manera y tú también morirás.

Astrid rompió en carcajadas para después tomar su copa de vino y la llevó a su boca. Después de dar un sorbo volvió a la carga con sus comentarios.

—Me pediste que te consiguiera una cita.

—Una cita falsa—recalqué con obviedad—. No quiero otro Trevor saca mocos en mi vergonzosa lista de citas fallidas.

—Trevor sigue triste porque nunca lo volviste a llamar.

—Y seguirá de esa manera, no quiero averiguar qué otras cosas asquerosas se lleva a la boca.

—Él podría ayudarte.

—Prefiero pasar como una solterona otra vez—rugí enojada. No me importaba estar soltera, pero los comentarios de mi familia... Eran duros—. ¿Sabes qué? Mejor me voy.

—Makayla, encontraremos a un tipo. Solo sonríe, ¿si?

Hice el intento, pero dio vergüenza, la mirada de Astrid me lo confirmó. Procedí a beberme de un trago mi copa y me levanté de mi asiento, pero mi mejor amiga me obligó a sentarme de nuevo.

—¿Desde cuándo eres tan cobarde?

—Desde que una de mis citas me preguntó si quería ser su modelo para un calendario con fotos de pies, Astrid.

Una explosión de sabores para San Valentín | Festividades #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora