Capítulo 15.

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23 de febrero de 2020

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23 de febrero de 2020.

Tres largos días habían pasado desde que acepté por lástima a mi hermana en el apartamento. Nadie podría imaginarse que las hermanas estarían reunidas en un mismo lugar, por eso era casi imposible que alguien viniera a curiosear. Mi madre no había dejado de llamarla, tampoco a mí. Buscaba a Rossie hasta debajo de las piedras. Incluso Levi me llamó, pero no fui capaz de responderle, no sería capaz de mentirle.

Mi otra llamada común era John, pero con todo el desastre de Rossie y su presencia en mi casa me habían impedido acercarme a él y ya estaba cansada.

Después de una larga jornada en el gimnasio regresé al apartamento y curiosamente Puffy estaba en el regazo de Rossie. Esos dos se habían vuelto amigos y entendía el porqué. Puffy era arisco y mi hermana también, Puffy me mordía cuando quería acariciarlo, Rossie me golpeó el brazo luego de que traté de abrazarla hace dos noches. Puffy solo me buscaba por comida, mi hermana... Bueno, tenía que estar en un aprieto tan enorme como este para buscarme por cuenta propia.

—Puede que seas buena madre—Doy aviso a mi llegada con mi comentario sarcástico al ver tal escena.

Podía ver las partes nobles de Puffy por estar patas arriba, parecía un perro.

—Oh, vete al demonio, Maky.

—Sigues tratándome como basura y sigo permitiéndote quedarte aquí. Creo que soy bastante estúpida.

Rossie no dijo nada, pero pude notar como sus hombros empezaron a temblar. Estaba llorando, pero ya no soportaba sus lágrimas.

La primera noche, la noche en la que me contó todo, me suplicó si podía quedarse porque no quería ver a mi madre después del altercado que tuvieron. Mamá lo sabía y por eso adelantó la boda, bueno, obligó a Rossie a hacerlo y le advirtió que Levi no podía saberlo, ese niño tenía que ser un Tucker, no un niño sin apellido, fue ahí cuando Rossie huyó y mamá cambió la fecha de la boda al notar como su hija no hacía nada. Estoy segura de que mi madre debía estar más estresada considerando que Mureau rechazó seguir trabajando en la boda. En fin, Rossie dijo que sería una noche, pero esta ya sería su tercera y encontrarla en su casa ya me estaba sacando de quicio. Lloraba por todo, le dije que no tenía leche de almendras y lloró, le dije que tenía que darse una ducha porque ya estaba oliendo algo mal y lloró, le dije que Bob Esponja era eso una esponja de mar y volvió a llorar, pero esta vez arrojándome los cojines del sofá diciendo que era una esponja de cocina. Está sensible, combinado con su terquedad y crueldad era un arma que nadie querría tener en casa.

Me acerqué a la Rossie sollozante y por un momento me arrepentí de lo que estaba a punto de pasar. Dije que había ignorado las llamadas de mi madre, pero no dije hasta cuándo, la respuesta es hasta hace quince minutos. Pero tenía que hacerlo, Rossie tenía que poner en regla su vida y esperaba que hiciera las cosas bien y no se dejará mal influenciar por mi madre. Levi tenía que saberlo, pero solo Rossie podía decirle la verdad.

Una explosión de sabores para San Valentín | Festividades #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora