Capítulo 20.

6.6K 565 116
                                    

Nuestro beso no duró mucho, el personal de la cocina podría habernos interrumpido sin querer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nuestro beso no duró mucho, el personal de la cocina podría habernos interrumpido sin querer. Pudimos escuchar los suspiros y risitas de algunos mientras nuestras lenguas estaban sumergidas en una guerra que ambas querían ganar. Fue increíble, pero también incómodo. Se volvió peor cuando alguien—específicamente Mureau—, gritó desde el otro lado de la puerta que su cocina no era un hotel, por lo que John y yo tuvimos que separarnos.

—Connard—susurró John todavía con sus labios rozando los míos, instintivamente sonreí, podría estarme acostumbrando a los insultos en francés—. Estoy leyendo tus pensamientos, Ela, y no, no digas palabrotas en francés, por lo que más quieras.

—Pero suena más elegante decir merde que mierda, no puedes negarlo.

John no dijo nada, solo besó mis labios de forma corta y luego regresó su atención a mi mano chamuscada.

—Se ve feo, conseguiré la pomada y luego veremos qué cocinaste para mí, ¿de acuerdo?

Asentí y John se alejó no sin antes colocar mi mano suavemente sobre la encimera de la cocina. Caminó hasta la puerta del vestidor y un par de personas pudieron haber caído al suelo, los que quedaron en pie simularon estarse cambiando, aún tenían sus uniformes, en todo este tiempo pudieron haberse cambiado, pero no lo hicieron. ¿Mureau? Terminó de un sorbo su copa de vino y miró curioso a su sous chef, él no tenía que fingir nada.

—No me hace gracia que estuvieran escuchando un momento privado—La voz de John era de hielo, me daba un poco de pena por ellos, pero, ¿podemos hablar de lo caliente que suena John todo autoritario? Estaba segura de que el dolor en mi mano se había ido y el dolor ahora estaba en mi entrepierna—. Tienen tres segundos para levantarse del suelo o sino tendrán la peor semana de su vida.

De inmediato el personal caído se levantó de un santiamén y pude notar como varios ya se habían cambiado rápidamente desalojando de esta manera el lugar, muchos de hecho huyeron despavoridos con su uniforme puesto. Cuando pasaron cerca de mí se despidieron con un gesto de manos o una sonrisa.

Perdí de vista a John y Mureau se acercó, vio mi mano y su ceño se profundizó al ver la herida en mi mano.

—Eres un peligro andante en una cocina.

—Pero veamos el lado bueno, chef. Conseguí cortar una cebolla—celebré con pequeños saltitos frente a él, al ver como no se inmutaba me detuve nerviosa—. Eso fue un logro para mí, todo esto fue un gran logro, nunca pensé lograr preparar algo como esto y todo se lo debo a usted. Muchas gracias por...

—Mon Dieu, ma belle, agradéceme cuando John no escupa el solomillo en tu cara—procedió a lavar su copa en el lavaplatos frente a nosotros ignorando como me desilusioné un poco con sus palabras. Era cierto, aún John no había probado el solomillo.

¿Y si era una mierda?

—Si es una mierda entonces él se tragará esa mierda, ma belle.

—¿Lo despedirá si no lo hace?

Una explosión de sabores para San Valentín | Festividades #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora