Capítulo 4.

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14 de febrero de 2020

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14 de febrero de 2020.

John y yo habíamos quedado en varias cosas. Primero, él tenía auto por lo que pasaría a buscarme a las siete y treinta a mi apartamento, lo cual agradecí bastante, al menos nos daría tiempo para charlar un rato sobre nosotros y a su vez llegaríamos temprano. Segundo, no se separaría de mi lado ni siquiera para ir al baño, aunque le pareció extraño aceptó luego de que le diera una razón bastante lógica: no quería preguntas incómodas de parte de mi familia, al menos todavía no. Tercero, era y siempre será un delicioso Ferrero Rocher.

Eres un bombón, el Snickers no es un bombón.

Estoy segura de que su risa se alargó por más de un minuto. Me hubiese gustado verlo reír ya que solo vi una vaga sonrisa en el cuando lo conocí.

Apliqué mi labial como último requisito para mí maquillaje y luego suspiré al verme al espejo. Había hecho un esfuerzo increíble por verme decente el día de hoy. Veo hacia mi calendario, marcaba en grande catorce de febrero. Hoy era el día en que cupido hacía de las suyas. ¿Que pasaría hoy? Realmente deseaba que lanzara una de las flechas del amor en dirección a Levi. Quería que Levi solo tuviera ojos en mí, ¿podrías hacer eso por mi cupido?

Puffy hizo acto de presencia subiéndose en mi mesa junto a mí maquillaje. Pude notar como dejó caer mi perfume con su pata, acostumbrada a su comportamiento lo coloqué en mi regazo y bajo protestas acaricié su cabeza. Puffy odiaba mi cariño cuando no era solicitado por él.

—Deja de quejarte Puffy, necesito un poco de consuelo por aquí, ¿si?—El gato maulló nuevamente aún más molesto, pero no lo dejé ir y lo abracé con más fuerza. Pude notar como sus uñas se clavaban en mi brazo, sin embargo, lo dejé pasar, ya estaba acostumbrada a esas garras—. ¿Sabes, Puffy? Te amo mucho, eres lo más lindo que tengo.

¿Su respuesta? Clavo aún más sus uñas en mi brazo e inevitablemente tuve que soltarlo con una maldición. Ni mi gato me quería, estoy segura de que cupido le había lanzado una de esas flechas del desamor.

Mi teléfono empezó a sonar, pero no ubicaba dónde estaba. Arrojé las almohadas y mis sábanas al suelo, estuve a punto de voltear el colchón al escuchar como mi teléfono aún sonaba desesperado y no era encontrado, hasta que levanté mi cabeza y lo vi reposando felizmente en la mesa de noche. Ya mi cuerpo estaba transpirando. Con el ceño fruncido tomé el teléfono y finalmente contesté.

—¿Hola?

—Hola Makayla, ya estoy aquí abajo.

John ya estaba aquí por lo que mi falsa calma poco a poco abandonó mi cuerpo. Por algo estaba hablando con Puffy como una psicótica, necesitaba una manera de distraerme.

—Dame cinco minutos y ya bajo.

Colgué sin esperar respuesta. Tomé con fuerza la silla frente al espejo y me miré. El vestido negro con escote sencillo abrazaba mis curvas como nunca antes lo habían hecho. Me había matado en el gimnasio para verme en forma para este día, quería demostrarle a mi familia, a Levi, a Rossie, que podía ser tan linda como ella. El curso de maquillaje que había tomado el mes pasado también había dado sus frutos, la sombras negras y plateadas adornaban mis párpados y el labial rojo hacia ver mis labios mucho más gruesos. Estaba hermosa, pero estaba lejos de ser yo.

Una explosión de sabores para San Valentín | Festividades #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora