Felix se arrastró al balcón, cuando Changbin fue al baño a darse una ducha. Agarró su teléfono, asegurándose de mirar hacia todos lados desde la puerta para estar atento de Changbin mientras marcaba a Jeongin.
—¿Vamos a tomar un helado? —Dijo Jeongin en cuanto respondió.
—No puedo —susurró Felix. —Me he adentrado, un poco, en las montañas. Pero no se lo puedes decir a nadie.
—¿Pops deambuló de nuevo? Puedo ayudarte a buscarlo.
—No, Pops no está en el bosque. Quiero decir, lo está, pero no porque se haya ido. Algo sucedió en mi casa de lo que se supone que no debo contarte.
Independientemente de lo que dijo Changbin sobre guardar secretos, Jeongin era su mejor amigo y no le ocultaba nada. Además, necesitaba advertirle a Jeongin sobre esas cosas. Si uno irrumpía en la casa de este, dudaba de que el zorro lo matara. El tipo era tan bajo como él, y aunque estaba lo suficientemente loco como para echarlo la primera vez que se vieron, por lo que Jeongin había dicho, el Sr. Yang no era exactamente el tipo que luchaba.
Cuando chequeó desde la puerta, Changbin estaba saliendo del baño con una toalla envuelta alrededor de su cintura.
—Me tengo que ir. Te llamaré más tarde.
—Será mejor que me llames —dijo Jeongin justo cuando colgó. Metió su teléfono en el bolsillo trasero y se apresuró a entrar en la habitación.
—¿Qué estabas haciendo ahí fuera? —Preguntó Changbin, mientras paseaba por la habitación.
Sus ojos recorrieron el cuerpo de Changbin, y su mente se quedó en blanco, mientras babeaba sobre el cuerpo perfecto, musculoso y sexy de este.
—Uh, hablando con los pájaros y las ardillas.
Changbin se rió entre dientes, mientras dejaba que la toalla cayera al suelo. Casi se traga la lengua. —¿Comunicándote con la naturaleza?
—Está bien, no estaba haciendo eso. —No podía dejar de mirar la gruesa polla de Changbin o su nido de rizos mojados. Sus ojos se abrieron cuando la polla de este se sacudió.
—¿Ves algo que te guste?
—Veo muchas cosas que quiero. —Apretó los labios. Eso no era lo que Changbin había preguntado, pero santa cebolla quería sentirlo presionado contra él, sentir su polla haciéndole cosas malas.
Pero fue más que eso. Sintió una extraña necesidad de acurrucarse en Changbin, para estar lo más cerca posible de él. Un dolor golpeó en su pecho cuando acortó la distancia.
Changbin le presionó la mano contra la espalda, atrayéndolo hacia el pecho del hombre. Tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás para mirar a los bellos ojos azules de Changbin. Su mano se sentía caliente contra la piel de Felix, esos ojos se clavaron en él, haciendo que Felix sintiera que estaba cayendo en un pozo profundo.
Estaba tan hipnotizado por lo hermoso que era Changbin que no había notado la mano del hombre moviéndose hacia abajo hasta que le agarro el trasero.
—También deberías estar desnudo —dijo Changbin con n una voz tan profunda que lo hizo estremecer.
Su rostro ardió, cuando dio un paso atrás y se sacó la camisa por la cabeza. La arrojó a un lado, luego luchó con el botón de sus pantalones vaqueros. Sus manos no dejaron de temblar. Botón estúpido.
Con una risita retumbante, Changbin le apartó las manos un lado, soltó el botón y bajó la cremallera. Luego dio un paso atrás y se sentó en la cama.
—Adelante, termina de desvestirte.
Frunció el ceño. —¿Solo vas a mirar?
Los ojos de Changbin estaban pesados, mientras se lamía los labios. —Sí.
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Changbin (Changlix)
Fanfiction-¿Hay algo que necesites? -Changbin lo alzo del piso de madera y lo acunó en su regazo. -¿Lo que sea? -Lo que sea -repitió Changbin. Se tocó el mentón con el dedo. -Un millón de dólares. -¿Efectivo o cheque? Sus cejas se alzaron. -¿En serio? -¿En v...