Capítulo 17

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- ¿Qué hora dijiste que es, Ryuu-chan?

Atsushi hablaba desde el balcón del departamento, la vista aún fija en las boscosas y ondulantes colinas, recortadas contra un cielo suspendido en eterno atardecer.

- Ahora, las 11:33 de la noche. – respondió Akutagawa, acercándose desde la cocina con dos tazones de té, que depositó con cuidado en la mesita de terraza – Y estoy seguro. Acabo de consultar el teléfono, otra vez.

Se sentó a su lado en el sillón y rodeó sus hombros con su brazo derecho.

- Aún no me acostumbro del todo, pero... me encanta este lugar – contestó Jinko, acurrucándose en el pecho de su amado – y me encanta estar contigo aquí.

Akutagawa Ryunosuke se sentía el hombre más afortunado del mundo. Una existencia obscura, sembrada en el dolor y regada con sangre propia y ajena, se había tornado gradualmente en esperanza y en luz. Amaba a ese hermoso ser con toda su alma, y su amor era plenamente correspondido. Como si esto fuera poco, un improbable milagro había permitido que la vida se formara, firme y briosa, en ese vientre ya muy abultado.

- ¿Crees que esté durmiendo ahora, Atsushi?

- Definitivamente. Cuando está despierta, patea siempre que cambio de posición. – Atsushi sonrió y sorbió un poco de té. - ¡Delicioso! Ah, no puedo creer que dejé que me contagiaras tu hábito de ponerle azúcar al té.

Akutagawa sonrió también, contemplando cómo la piel y el cabello de Atsushi cobraban tenues reflejos dorados bajo el sol de medianoche. Lo encerró en un abrazo y besó su frente.

- Ryuu-chan...

- ¿Hm?

- Nuestra Yua será finlandesa.

Akutagawa acarició su blanco cabello.

- Va a nacer pronto, así que sí, será finlandesa.

- ¿Crees que algún día volvamos a Yokohama?

Ryunosuke respiró hondo el agradable aire de verano.

- ¿Hace falta, realmente? Tú y Gin están aquí. No creo necesitar nada de Yokohama mientras mi familia completa esté aquí.

Nakajima Atsushi lo contempló con un hermoso brillo en los ojos.

- Serás un espléndido padre, Ryuu.

Acercó su rostro y lo besó en los labios, Akutagawa correspondió el beso, suavemente al principio. La dulzura de los labios de su adorado muchacho, y el calor de su aliento, pronto transformaron la ternura en deseo irrefrenable.

Jinko emitía leves sonidos de placer mientras Ryuu jugaba a explorar su boca con la lengua, recorriendo delicadamente con los dedos su cuello, sus hombros, el contorno de su pecho por encima de la ropa, la curva de su espalda... Con la respiración agitada, Atsushi llevó una de sus manos a la entrepierna de Ryuu, estremeciéndose al sentir cómo se endurecía bajo su tacto.

- Vamos al cuarto, Ryuu. – susurró en su oído.

Akutagawa de pronto recordó que estaban en el balcón de su departamento en Helsinki. Aunque frente a ellos no hubiera más que un mágico paisaje, lo que quería hacer definitivamente requería de un espacio más privado.

- Oh... claro, vamos. Pero... ¿estás seguro de que aún podemos?

Atsushi apartó el rostro y lo miró fijamente en silencio, con un resplandor felino en la mirada.

- Vamos. – se respondió Akutagawa a sí mismo.

Sin importar lo avanzado que estuviera el embarazo, se mantenían ávidos el uno del otro. La tranquilidad de la que ahora disfrutaban les daba el tiempo de conocerse cada vez más, recorriendo sin culpas cada centímetro de la piel que amaban.

En el espacioso dormitorio, despojado de casi toda su ropa, Atsushi gimió mientras Ryuu lamía sus hinchados pezones. Sujetando su nuca, apretó su pecho contra la boca de Ryuu. Él mordió con delicadeza la rosada protuberancia, haciendo que Jinko ahogara un grito de deleite. Metiendo una mano en su pantalón, murmuró sonriendo:

- Déjame besarlo...

- ¿Lo quieres en tu boca?

- Todo...

Ryunosuke obedeció, abriendo rápidamente su pantalón. Sentándose frente a él en la cama, Atsushi recorrió con su lengua el palpitante miembro, deleitándose especialmente en la punta. Introduciendo buena parte de él en su pequeña boca, miró a Ryuu a los ojos. La sensual visión casi hizo a Akutagawa explotar de placer.

- Ven.

De su camisa surgieron suaves cintas que envolvieron a Atsushi y lo alzaron de la cama hasta alcanzar la altura de sus caderas. Cerrando los ojos, en confianza total, Jinko se dejó levantar en el aire, mientras los negros lienzos de Rashoumon se extendían alrededor de sus piernas, separándolas. Ryuu jugueteó con los dedos en la abertura de las nalgas, que rebosaba de cálida humedad, anhelante de recibirlo otra vez.

Rodeados de negras ataduras, se besaron mientras sus cuerpos volvían a fundirse en uno solo, sin pudores ni restricciones. En pleno y profundo amor.

***

Cuando más tarde se disponían a dormir, Akutagawa escuchó a Atsushi llamarlo desde el baño principal.

- Ryuu... ¿Puedes...? ¿Podrías por... por favor... llamar... llamar a senpai? Yosano... Yosano-senpai.

Ryunosuke no tardó ni dos segundos en llegar a su lado.

- ¿Te sientes bien, Atsushi?

- ...

En ese instante, Ryunosuke se fijó en el charco sobre el piso de blancas baldosas, exactamente debajo de Atsushi.

- Dios... rompiste fuente.

Atsushi asintió, sus hermosos ojos ámbar y violeta abiertos en estupefacción.

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Hey there, aquí mintochokimochi volviendo de las tinieblas... Con energías renovadas tras esta (nueva y más larga) ausencia. Espero que hayan disfrutado el nuevo capítulo, y estaré trabajando arduamente en mi escaso tiempo libre para traerles la continuación en breve!

<3 MIL GRACIAS A TODOS LOS BELLOS SERES QUE LEEN ESTE FANFIC <3

La nieve al sol [shin soukoku] - EN HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora