Nuestro mejor regalo

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Una caricia en mi mejilla me despierta de mi sueño, me muevo para ignorar a la persona que me molesta, escucha una pequeña risa pero la ignoro, entonces siento un beso en mi mejilla.

-Mami arriba-

Abro mis ojos para encontrarme con un par de color grises iguales a los míos, mi sonrío al ver de quién se trata. Mi pequeño Ethan. Físicamente, tiene algunos rasgos míos y de su padre, a excepción del cabello ese es de mi esposo, en cuanto a la personalidad.

Es un digno renacuajo de su padre, sin duda.

-Para ti-

Mi sonrisa se ensancha al ver la rosa morada que trae en sus manos, la tomo entre mis dedos, inhalando suavemente un costado de los pétalos deleitándome con dulce aroma que desprende.

-Gracias, cariño-

Tomo a Ethan en brazos para subirlo a la cama para repartirle besos en su cara, se ríe a carcajadas, con sus pequeñas manos toma mis mejillas y frota su nariz con la mía. Suelto una risa baja, besando su mejilla.

Ethan, no suele sonreír casi; desde pequeño suele ser muy serio. Son pocas cosas que lo hacen reír de manera voluntaria y le gusta pasar la mayor de su tiempo, pegado a mí leyéndole libros de cualquier tipo en la biblioteca.

-Ven aquí, pequeño ladronzuelo-

La voz de mi esposo resuena por el pasillo, el renacuajo rápidamente se esconde debajo de las sábanas para ocultarse de su padre, me río mientras lo ayudo a esconderse. La cabeza de Sevastien, se asoma por nuestra habitación, nos miramos divertidos sabiendo que el bulto a mi lado no es para nada discreto.

-Muñeca, ¿de casualidad has visto a un pequeño ladronzuelo? Como de esta altura- hace un ademán con su mano para marcar la altura- de unos tres años- empieza a caminar hacia la cama- se parece un poco a mí y tiene tus magníficos ojos-

-Me halaga que creas mis ojos son magníficos- sonrío poniendo una mano en mi pecho y luego niego con la cabeza- pero respondiendo a tu pregunta, no. No he visto a nadie así- me encojo en hombros- ¿Por qué lo buscas?-

Veo que Sevastien aprieta sus labios al igual que yo para no echarse a reír y levantar nuestra tapadera. Coloca sus manos detrás de su espalda fingiendo pensar, acercándose más a la cama, Ethan se mueve ligeramente pero no pasa desapercibido de su padre.

-¿Estás segura que no lo has visto?-

-No- sonrío- pero no has respondido, ¿por qué lo buscas?-

-Estaba preparando una sorpresa, pero un pequeño ladronzuelo se ha llevado algo importante de la sorpresa-

-¿De casualidad es una rosa morada?-

-De hecho, ¿cómo lo sabes muñeca?-

-Intuición, amor- le doy una de mis mejores sonrisas- preguntaba, por qué da la casualidad de que esas son mis favoritas-

-¿Segura?- asiento- no estarás, ocultándolo, ¿verdad? Eso te haría tu cómplice-

Miro mis uñas fingiendo ignorar lo que le dice.

-No sé, de que me hablas-

-¿Segura muñeca?- su voz en mi oído me sobresalta ligeramente y envía escalofríos de placer por mi cuerpo- si descubro que estás mintiendo...-

-¿O qué?- lo miro desafiante- ¿Me arrestará, señor Stirling? No tenía idea que usted fuera policía encubierto-

-Podría serlo, señora Stirling- cada vez que dice eso mi cuerpo se estremece y mi corazón se hincha de felicidad- así le enseñaría lo que son un buen par de esposas-

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