Capítulo 8: Armamento.

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Capítulo 8: Armamento.

—Niña, necesito hablar contigo. Es un asunto de lo más urgente —dijo Odalia mientras se acomoda su camisa.

Después de hacerlo con Eda en el cuarto de la tal Camila había decidido no irse del lugar hasta no llegar a un acuerdo con la chiquilla que se lastimo en su casa.

Además de que ya estaba cansada de esta casa para pobres. No sabía cómo rayos Eda aguantaba vivir en un lugar así.

Hablando de Eda, esta abrazaba por la espalda a la peliverde mientras le depositaba beso tras beso en su hombro y mejilla.

—¿Segura que no podemos seguir haciéndolo? —Preguntó Eda con voz coqueta. —Mamá aún tiene energía para unas once rondas más... Grrrr.. —Dijo con esa misma voz para luego imitar el rugido de un tigre pero más seductor.

Odalia suspiro con un leve sonrojo en su rostro. Volteo a ver a Eda con molestia y le preguntó.

—¿A tu edad de donde sacas tanta energía? —Preguntó con molestia.

—Jajajajajaja —río Eda mientras hacía unos extraños gruñidos de cerdo. Se separo un poco de la peliverde y se levantó la camisa levemente mostrando unos abdominales bien trabajados. —Ejercicio bebé... —Dijo con una sonrisa seductora. —No creas que mi talento para romper corazones se debe solo a esta bella sonrisa. —Esbozo una linda y radiante sonrisa mostrando un lindo colmillo de oro.

Eso hizo que la peliverde se sonrojara en extremo.

Sentía celos de su antigua compañera de escuela, colegio y preparatoria, ella aun conservaba su juventud y su belleza.

—Mientras que Yo subí como ochenta kilos y la mayoría de ese peso está en mis caderas... —Murmuró por lo bajo con una expresión furiosa.

Decidió ignorar a Eda, aunque fue difícil. Ya que esta la abrazó nuevamente de la cintura para empezar a besarla nuevamente. Aún así siguió con su objetivo.

Intentar sobornar a la chica que se lastimó en su mansión por culpa de Amity y sus amigas, para que esta no la demandará.

Además de que tenía que hacer que le firmará un documento en dónde se detallaba que la familia Blight quedaba exenta de toda culpa.

—Niña abre ya, debemos hablar cara a cara ya mismo —exigió la peliverde.

—Oye cielo recuerda que ella esta muy herida —le dijo Eda. Odalia temblo ante eso. Esas heridas serian suficientes para que un juez le quite todo a ella y a su familia.

—Ay por Dios, ¿Qué puedo hacer? —Le pregunto a Edalyn para ver si esta tenía una idea.

La de cabello naranja se puso a pensar. Hasta que esbozo una sonrisa alegre. Al parecer se le había ocurrido algo muy inteligente.

—Se me ocurrió una idea —dijo Eda para luego sacar una navaja de su bolsillo y hacer a un lado a Odalia para así llegar hasta la puerta.

Ya allí se puso a forzar la cerradura con el objeto corto punzante y en un abrir y cerrar de ojos.

¡Click!

—¡Taraaaannn! —Exclamó Eda satisfecha al ver que logró abrir la puerta.

—Gracias —agradeció Odalia con suma elegancia para luego entrar a la habitación.

Ya allí ambas vieron con pena el estado de la latina. Esta se hallaba acostada en su cama viendo el techo con una expresión libre de emociones.

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