Capítulo 12: Entrenamiento Riesgoso.

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Capítulo 12: Entrenamiento riesgoso.

Luz abría sus ojos lentamente. No sabía por qué pero le dolía toda la cara.

Era un dolor indescriptible. Nunca había sentido antes algo así. Lo único que pudo hacer fue llorar mientras se cubría su carita angelical.

Poco a poco fue recordando lo que pasó. Eda se había pasado. Obviamente no iba a ir a ese entrenamiento de la que ella habló.

Era cierto que quería ser más fuerte pero si tenía que morir entonces no, mejor buscaría otra manera para librarse de esas tres que quieren robar su inocencia y de paso todo su cuerpo.

—Me pregunto, ¿Cuánto costará un boleto a los Alpes? —Dijo por lo bajo.

—¡Aquí estas! —Gritó una furiosa Edalyn Clawthorne.

Sin mucha gentileza le gritó a la chica en el suelo.

Luz levantó la mirada. Eda venía vestida como una luchadora de la UFC. con un short negro muy ajustado, un sujetador deportivo también ajustado también de color negro, su ropa era tan reveladora que dejaba al descubierto sus bien marcados abdominales, sus piernas musculosas, sus brazos también musculosos y también venía descalza.

Lo que apestaba el lugar ya que le apestaban los pies.

Luz tembló. Tenía mucho miedo.

También abrió su boca y sacó la lengua por el asco que sentía. Eda debería ir al médico para tratar ese pie de atleta que tiene. Hasta Camila se queja a veces de ese mal olor que queda impregnado en su habitación cuándo duerme con Eda.

—¿Así que crees que mis patrullas apestan eh? —Preguntó la pelinaranja con burla. —Pues que mal niña. —Acto seguido acercó uno de sus pies al rostro de la chica y con uno de sus dedos gordos presiono la nariz de esta.

Luz sintió un enorme asco. Su mundo daba vueltas de repente.

—Tu decides, o te levantas o te levanto con mis patas —amenazó Eda.

—¡Me levanto! ¡Me levanto! —Gritó Luz y como pudo se levantó del suelo. Lo cual era difícil ya que aún tenía un pie y un brazo fracturado.

—¡Perfecto! —Exclamo Eda complacida.

¡PAM!

Luego le dio un puñetazo en toda la jeta haciendo que cayera sentada al suelo nuevamente.

Luz se sujeto la cara por el horrible dolor. La sangre no paraba de salir de su nariz.

—¿¡Por qué hiciste eso!? —Gritó.

—¡Por qué eres débil Luz! Te falta odio —le reprochó Eda. —Si quieres ser super fuerte como Yo... —Flexiono sus brazos mostrando sus enormes músculos. —Tendrás que aprender a ya no sentir dolor, ni nada de esa basura que los jóvenes de hoy en día sienten. —Explicó Eda. —También tendrás que aprender a dejar de sangrar pero eso ya es otro tipo de entrenamiento. —Se dio la vuelta y se encaminó a la salida. —Te daré diez minutos para desahogarte, cuando acabes me buscas afuera.

Ya después de decir eso salió de la casa.

Dejando a Luz sola. Esta simplemente se cubrió el rostro con ambas manos maldiciendo a la idiota que la metió en este problema.

Osea, ella misma.

Un rato después.

Eda esperaba pacientemente a que su aprendiz hiciera acto de presencia. La mujer de cabello naranja se hallaba dándole golpes al cerezo que estaba en el patio de la casa de Luz.

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