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La estación del centro estaba repleta de gente,  y cuando el oso se bajó del tren se sintió ligeramente abrumado. El clima en Karmaland era demasiado cálido en esa época del año, así que el gorro y la camisa que llevaba no le estaban beneficiando. Así que, cuando divisó lo que parecía ser una tienda de conveniencia, casi corrió hasta estar dentro.

Suspiró un poco aliviado al sentir la frescura del aire acondicionado, y sacó su teléfono para comprobar la hora, dándose cuenta de que faltaba poco más de una hora para reunirse con Vegetta. Eso lo hizo sentirse abrumado, porque ni podía dejar de pensar que tal vez Fargan al final se decidiría por irlo a buscar. 

Sus manos temblaron ligeramente, las distancias en ese pueblo no eran tan largas, y si el búho se lo proponía, estaba seguro que lograría llegar al centro de la ciudad sin mucho problema. ¿Sería capaz Fargan de maltratarlo frente a la gente de ahí?, ¿o esperaría a llevarlo de regreso y esta vez asegurarse de que no fuera a escapar?

Rubius estaba tan ensimismado en sus paranoicos pensamientos que pegó un brinco un tanto exagerado al sentir un suave toque en su brazo, y estuvo a punto de gritar  

-Lo siento mucho joven, no ha sido mi intención asustarlo, es que lo vi un poco perdido y pensé que tal vez necesitaba ayuda. He notado que es nuevo en el pueblo-una mujer con un hábito negro de monja le veía con pena, y Omega se sintió un poco avergonzado por su exagerada reacción.

-No… no hay problema, estaba pensando en cosas muy locas es todo. Pero tiene razón, soy nuevo en Karmaland- la mujer le sonrió y estiró su, fina y ligeramente arrugada, mano hacia él. 

-Si, conozco a la mayoría de los habitantes de este lugar y nunca me había topado con alguien tan extravagante. Pero si deseas hacer tu buena obra del día, tal vez podrías escoltarme a la iglesia - el oso se mordió el labio algo nervioso, pero después de unos cuantos segundos de duda, tomó la mano de la mujer. Era mejor acompañarla que quedarse ahí con sus locos pensamientos. 

-Claro, será un placer- la mujer le sonrió y lo jaló con suavidad, después salieron de la tienda con calma, con la religiosa guiando el camino.  

Avanzaron un buen trecho en silencio, y después de un rato la mujer al fin se decidió a hablar. 

-Te veo un poco decaído, y aunque no te conozco, tengo un don para saber cuando alguien tiene un problema- Rubius se tensó involuntariamente, y sus ojos vieron de reojo el perfil calmado de la anciana, quien parecía emanar un aura tranquilizadora. Y fue eso lo que le hizo sentirse cómodo para empezar a hablar.

-Pues… recientemente me he dado cuenta de que mis sentimientos por alguien han cambiado drásticamente. Y tengo miedo porque esa persona no creo que se lo tome muy bien- pensó en la noche anterior, en la furia del búho y ese lado poco amable que nunca antes había conocido. Y aunque se lo estuviera diciendo a una completa desconocida, se alivió de al fin sacarse un poco la pesadez que sentía en el pecho.

-Los sentimientos son algo muy complejo, algunas veces pensamos que estamos con la persona indicada sólo porque hemos pasado demasiado tiempo a su lado. A veces toma sólo un segundo darnos cuenta que estábamos equivocados, y entonces llega a nuestras vidas esa persona que en verdad está destinada quedarse para siempre. Y es en ese momento que comprendemos lo que significa el amor verdadero- los misterios ojos de la religiosa le echaron un rápido vistazo después de pronunciar esas palabras, mientras Rubius pensó de inmediato en Vegetta, cómo si las palabras de la mujer se refirieran a él. Había sido una respuesta muy acertada en verdad.

-¿No cree que le debo lealtad a esa otra persona?, la verdad es que ha hecho muchísimas cosas por mí- una ligera opresión se formó en su pecho, la verdad es que dejar a Fargan parecía una tarea imposible de llevar a cabo.

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2021 ⏰

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