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15

  Me acosté en mi cama riendo como un idiota, no me arrepentí ni un poco, Nicole tampoco lo pensaría dos veces antes de arruinar mi vida.

 Recordé que tenía que dejar el celular de mi padre en el mismo lugar en el que lo recogí, me levanté de la cama y bajé a la sala de estar.

"Dijiste que la cuidarías Cecilia", podía escuchar a mi papá decir mientras discutían en la cocina. 

 Dejé el celular sobre la mesa.

- Pero mi amor, mi madre estaba enferma, ¿recuerdas? Tenía que cuidarla...

  (bueno, yo también mentía, pero Cecilia uf..)

  Rodeé los ojos, cansada de los problemas y volví a mi hermosa habitación, mi lugar bendito.

  Me di un baño hiper-mega largo, si se acababa el agua en el mundo incluso podría ser mi culpa, pero necesitaba relajarme, me sentía totalmente tensa. Salí de la ducha y me puse mi pijama favorito, eran simples y cómodos shorts cortos y una blusa cómoda que dejaba ver un poco de mi barriga. Había perdido totalmente el sueño, así que decidí estudiar, obviamente no podía prestar atención al tema, pero lo que cuenta es la intención.

  mi padre toco la puerta

- Adelante - le dije y así lo hizo

-¿Todo bien? Me desperté y no estabas en casa - dice él.

- Salí a caminar - yo dije simples.

- Ok, pero la próxima vez avísame

"No quería despertarte", me encogí de hombros.

 (Nunca quité los ojos de mi cuaderno)

- debes haber escuchado la discusión...-dice él.

- Sí, escuché ... - dije yo.

- Pero ahora estamos bien, te pedirá disculpas, Cecilia no puede quedarse contigo porque...

- Su madre estaba enferma. - completé - Ejem, claro que sí

- Y luego mintió para que no me preocupara. Fue solo un malentendido.

- Está bien papá, de todos modos nunca vás a abrir los ojos.

- Te dejaré estudiar, pero no te quedes hasta tarde o mañana estarás cansada para ir a la escuela - dice el y me dio un beso - Buenas noches, te amo - me callé por estár enfadada. Él salió.

1:30 de la mañana. mis ojos todavía estaban fijos en mi cuaderno, pero mi mente se fue volando, hasta que escuché que alguien golpeaba mi ventana. Me asusté. Caminé hacia ella lentamente, ya sabiendo quién podría ser, abrí la cortina y Aidan estaba allí, en mi balcón pidiéndome que lo abriera. Hice una mueca horrible de disgusto pero la abrí.