Capítulo 5

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Narra Hwang:
Estuve todo el día volviendo a recorrer los lugares por los que el asesino había dejado evidencia pero no pude encontrar nada nuevo. Tuve que interrumpir toda mi búsqueda ya que acababa de recibir una llamada de mi madre nuevamente.

—¿Qué sucede mamá? —respondí el teléfono dentro de mi auto en el asiento del conductor.

—¿Estás ocupado?

—No... sólo estaba ordenando un papeleo —mentí.

—Sé que siempre te llamo cuando estoy preocupada, pero otra vez necesito que revises si tu hermano se encuentra bien, no ha vuelto a responder mis llamadas desde hace tres días.

Suspiré con cansancio.

—No te preocupes mamá, ahora mismo voy a buscarlo.

—Muchas gracias Jun-ho, siempre atento de tu hermano, estoy muy orgullosa de ti.

—Está bien mamá, te llamo después.

Decidí pasar a comprar algo de comer y llevárselo a Kwang . Solía hacer lo mismo cuando iba a visitarlo al dormitorio de la universidad. Mi hermano normalmente se metía en los mismos problemas, debía dinero a apostadores de su misma edad, o dejaba de ir a la escuela por cierto tiempo. Aunque siempre solía reprenderlo por su comportamiento, no conseguía que me escuchara, comenzó a comportarse así desde que papá murió y siempre me respondía con la misma frase: "Tú no eres papá, así que deja intentar reemplazarlo".

Jamás quise reemplazar a nuestro padre, lo único que hacía era cuidar de él y mamá, por eso inicié a trabajar en la policía, creí que ello me convertiría en una persona más apta para protegerlos, pero ahora ni siquiera puedo resolver un simple caso, siento que he fallado en absolutamente todo.

Una vez que llevaba la comida, me dirigí por las escaleras hasta llegar a la habitación de mi hermano. Su puerta era la número 250, toqué un par de veces hasta que alguien me respondió del otro lado.

—¿Quién es?

—Yo... Jun-ho.

Abrió después de unos segundos.

—¿Qué necesitas? —me habló desde el marco de la puerta.

—Déjame pasar.

Abrió por completo para que pudiera entrar. Observé el lugar un par de segundos y se encontraba como siempre solía estarlo. Ni tan ordenado ni tan desordenado.

—Te traje algo de comer, supongo que como sigues haciendo tus apuestas no tienes con que pagarte la comida —dejé la bolsa sobre su escritorio.

—¿Mamá te envió de nuevo?

—¿Por qué no respondes sus llamadas? Siempre la haces preocupar y a su edad ya no necesita más problemas de los que le das.

—Perdí mi teléfono...

—¿Por qué?

—Lo perdí en una apuesta, ya no me quedaba nada con qué pagar —habló con tono decaído.

—Yo te compré ese teléfono... —mi enfado salió a la luz.

Sentía que estaba siendo más injusto de lo normal con él, quizá era por el estrés del trabajo y el hecho de tener que lidiar con sus problemas como si fuera un niño pequeño.

—Si eso es todo lo que viniste a decirme ya te puedes ir —respondió con tono igualmente molesto.

—¿Hasta cuándo tendré que dejar de venir a comprobar que sigas con vida? Estás por terminar la universidad y dudo mucho que logres pasar tus exámenes finales.

●~Caught Up~● ○△☆☂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora