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Dos semanas habían pasado desde lo sucedido. Le comenté a los padres de Rosé lo sucedido ya que ella me dijo que no podía hacerlo por sí misma, sus padres inmediatamente hablaron con ella y le insistieron en que debía ir al psicólogo para seguir tratando el tema, pero ella no quería así que fui yo quién la convenció después de hablarlo muchísimo. Actualmente, está mucho mejor y eso me hace muy feliz.

Hoy cumplimos un año y dos meses desde que somos novias por lo que estoy yendo a su casa a buscarla para nuestra cita. De camino a su casa le compré unas flores para acompañar el regalo que le había hecho con mis propias manos. Al llegar, toqué el timbre y su papá me abrió.

— Buenas tardes, señor Park —le saludé con una sonrisa.

— Hola mi querida Lisa, pasa. Rosé no debe tardar en bajar.

— Gracias, aquí la esperaré.

Él se sienta a mi lado y conversa conmigo mientras tanto. Su papá es realmente agradable, pero eso no quita que me ponga muy nerviosa en su presencia.

— Papá no la interrogues tanto.

Su voz nos interrumpe y apenas la veo casi escupo el agua que estaba tomando. Es increíble como esta mujer siempre se ve tan hermosa.

— Chao papi, regreso en la noche —le dice mientras le da un beso en la mejilla y toma mi mano para sacarnos fuera de la casa.

Apenas salimos se abalanza sobre mi en un fuerte abrazo, yo rodeo con mis manos su cintura. Ella mira y sonríe para pegar nuestros labios y darnos ese beso que tanto estábamos esperando.

— Te ves tan... Wow —dije apenas nos separamos del beso. La tomé de la cintura y la llevé al auto, abriéndole la puerta al llegar.

— Tu también te ves wow.

Le sonreí y me dispuse a conducir hacia el mirador que está cerca de la playa desde donde se pude ver lo extenso del mar y el hermoso cielo azul. Antes de llegar compramos algunos dulces para comer, luego estacioné el auto y nos dispusimos a caminar a la banca donde nos íbamos a sentar. Con nuestras manos entrelazadas caminamos observando las diferentes tonalidades de naranja que se veían en el cielo y al bajar la mirada las olas golpeando con fuerza, haciendo un sonido realmente relajante. Todo se veía tan hermoso que fue irresistible no tomarnos algunas fotos.

— Nunca me cansaré de este lugar, es muy lindo —comentó luego de unos segundos de silencio en los que admiraba todo.

— Lo es.

— Lili... —me llamó y volteé a verla — Estoy muy feliz de estar contigo, te juro que es inexplicable lo feliz que me haces. Nunca pensé que alguien quisiera estar conmigo tanto tiempo, estoy muy agradecida de que aún sigas conmigo.

Esas palabras llegaban a lo más profundo de mi corazón y se quedarían en mi mente para siempre.

— Mi amor —llevé mis manos a sus mejillas haciendo que nos veamos directamente a los ojos — cada vez que pienso en felicidad estás tú, eres la razón por la que sonrio todos los días, eres lo más preciado que tengo. No sé que hice en mi anterior vida para tener a la mujer más hermosa del mundo a mi lado.

— Te amo muchísimo.

— Yo te amo más.

Limpiamos nuestras lágrimas, cada vez que nos decimos algo como esto se nos hace imposible no llorar, somos un poco sentimentales. Aprovechamos el atardecer para tomamos algunas fotos juntas, mientras reíamos y nos divertíamos.

— Dejé mi regalo en casa —dice Rosé después de un tiempo en silencio.

— Y yo en el auto —miro hacia al frente y observo como el sol está a punto de esconderse totalmente— ¿Nos vamos ya?

— Sí —responde con una sonrisa tomando mi mano, me da un corto beso y se abraza a mi para caminar.

Caminar con ella es muy reconfortante, ella se apega a mi y cada vez que puede me da un beso, ¿qué más puedo pedir?

Antes de entrar al auto, le indico que se quede fuera mientras busco el regalo que le hice. Cuando lo vi, me di cuenta que se había desordenado un poco por el viaje, pero nada que no se pueda arreglar. Lo saqué y me volví a ella.

— Cierra los ojos y pon tus manos adelante —le indico y ella obedece.

Con cuidado ubico el regalo en sus manos y le digo que abra los ojos, sonríe y luego me mira.

— Espero que te guste, ábrelo.

La caja por fuera estaba decorada con todas las cosas que me recuerdan a ella, cada pequeño detalle lo había hecho mis propias manos, y por dentro habían, además de muchos dulces, una cadena con un dije de guitarra que hacía juego con un anillo y una carta.

— Es todo tan lindo, amor, de verdad no te merezco—unas lágrimas salieron de sus ojos, tomé su cara en mis manos y la hice mirarme para luego limpiar sus lágrimas con mis manos.

— Te amo —dijo luego de un tiempo en silencio y puedo jurar que mi corazón revoloteaba de la emoción y que mis ojos tenían un brillo inexplicable.

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Les dejo por aquí algo corto, gracias por leer y votar.

Baby Blue LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora