Este grupo tenía potencial… Y alguien lo sabía.
3 chicas y 1 chico yendo a sus hogares juntos, riendo y haciendo lo que hacen todos los chicos de 15 años. Pueden hacer lo que se les dé la gana, las responsabilidades son pequeñas, sus vidas no están en peligros. La edad de oro. Maya, la chica con piel morena y cabello castaño, iba hablando sobre su anécdota en la clase de Historia. “Rolando, el chico idiota de la clase, entró con una cara a la clase… Y a Cristian no le dieron las neuronas para quedarse callado, y dijo ‘¿Te bañaste?’”. Todos los chicos reían, ella, con su sonrisa adorable y dientes perfectamente blancos que tenían una forma que la hacía más adorable, incluso le hacía lucir más joven. Dave se reía de una forma algo contagiosa. Maya no se reía de sus chistes, pero escuchar a sus amigos era un manjar para su alma. Ella creía que quizás eso la hacía tan “tierna”, como decían sus amigos, y tan feliz durante todo el tiempo… hasta que llegaba a su hogar.
Dave, el chico del grupo, no vivía muy cerca de las otras tres chicas y odiaba estar solo. Su vida siempre se había centrado en ser el chiste de la clase, y lo sigue siendo, pero siente que estar haciendo de payaso durante todo el día agota, así que deja que este trío lo deje sin aliento. Su cabello rubio era tan liso que era casi imposible controlar con sus manos. Su piel era blanca y sus pocas pecas lo hacían lucir adorable. Su sonrisa, derecha de nacimiento, casi deja ciegas a las chicas. Algunas dicen que es el único requisito de Dave para tenerlo en el grupo: su sonrisa.
Adele, la chica del grupo. Es todo un chiste, las bromas las puede decir con una cara de funeral, pero eso es lo que le da la chispa a todos sus chistes crueles. Maya y ella son mejores amigas, pues sus gustos no pueden ser más igualados. Aunque en el grupo sus gustos son bastante similares: Libros, música en inglés y la obsesión con la correcta ortografía. La gente podría llamarlos nerds, pero físicamente no se ven como unos. Adele puede ser pequeña, pero su cabello negro y su pálida piel no la hace parecer tan pequeña, incluso le impone actitud su personalidad incontrolable.
Y ahí estaba Regina, la chica bloggera. Su teléfono en sus pequeños pero rápidos dedos, estaba escribiendo en su blog sobre el chiste que Maya contaba por mientras; quizás había escuchado la mitad, pero con algo podría haberlo rellenado. Su cabello color rojo caía por los lados y tapaba su expresión, era típico verla en esa posición. Era un boom en la internet, su blog era sumamente visitado a causa de sus ediciones sobre series, películas y libros. Era casi “una creadora de fondos de pantallas para teléfonos de fangirls”, como le había dicho una vez un fan en su blog. Y el resto era por los dibujos de Maya y Dave. Los artistas del grupo. En cambio, Adele y Regina eran más para la música. Regina tenía una voz espectacular, que entretenía a los chicos mientras se tiraban al césped a hacer “nada”; mientras que la pequeña Adele era compositora, amaba escribir poesía y un montón de cosas del tipo literario.
Detrás de ese grupo tan animado, iban otras personas a las que Dave y las chicas conocían mucho… Caminando solo, iba Anthony. Un chico lindo, no muy popular. Maya lo conocía por el sólo hecho de parecerse físicamente a su amor platónico: Dylan O’Brien, aunque con ojos azules, pero hasta ahí llegaba su virtud. Su actitud era un asco, sólo una vez bastó que Maya tratara de establecer una conversación con él para darse cuenta que las apariencias no lo son todo. El chico era un asco, lindo, de alta estatura y unas mejillas de manzanas, pero era un asco.
Atrás, caminando juntos estaban Mark y Sam. Sam, el chico desperdicio. Su cabello cortado fino a los lados, y arriba más largo. Rulos de color bronce caían por su frente y su sonrisa hacia el lado enamoraba a cualquier chica, aunque eso no era lo que él esperaba. Bajo esa piel bronceada, lo que él más quería era enamorar a un chico. En cuando Regina se dio cuenta que Sam era gay, dejó de hablarle todos los días y decirle que, realmente, ella lo encontraba muy lindo. Claro, el chico cuándo la iba a tomar en cuenta si su hermano era más lindo para él. Y Mark, su amigo de la infancia, delgado y moreno. Su cabello negro casi nunca veía el exterior, el gorro de su capucha siempre lo estaba abrigando. Los pómulos marcados del chico hacía querer a Adele tirarse de un tercer piso, y la piel aceitunada era remarcada por sus grandes ojos verdes.
Toda la secundaria había dejado el establecimiento, y se dirigían por el conocido “Paseo” en el centro de la cuidad, directo a la locomoción o a sus casas. No había más de tres metros cuadrados para cada grupo, todos iban revueltos, nadie se fijaba en nadie y todos sonrientes como nunca.
La vida de estos chicos parece normal. Todos se conocen con todos. 15 años es la mejor edad para pasarla de la forma más despreocupada que se puede. Ellos tendrán todas sus primeras experiencias. El mundo no dejará de girar por nadie, para ellos nada es imposible, nada es inalcanzable, pero a la vez todo está fuera de sus manos. Como el destino. Su mejor forma de desafiarlo es ser lo suficientemente fuerte como para cambiar el mundo. No hay mejor sueño para cada persona que hacer un cambio en el mundo, y algunos lo harán sin siquiera haberlo pensado. El mundo girará hacia el otro lado para ellos, todo tendrá un diferente significado, y nadie volverá a tomar las mismas decisiones que estos chicos tomaron en el minuto de su tragedia. Algunos podrán llamarlo tragedia, otros milagro, otros cambio. Cualquiera puede ser el punto de vista, pero está claro que si esto sepultó a varios chicos, lo mejor es definirlo de la manera más correcta: como una tragedia.
La gran plaza que dividía el “Paseo” estaba tan poblada como siempre. A las 7:30 p.m. en pleno otoño, la plaza sólo estaba compuesta de chicos practicando Parkour, grupos de músicos y parejas que había salido del cine que estaba a la vuelta de la esquina. Pero nadie se percató del caballero vestido formalmente, con un diario en sus manos, cubriendo su rostro y unas gafas oscuras. Eran las 7 de la tarde… ¿Quién escondería sus ojos a la poca luz de los focos…?
Al otro lado de la plaza estaba una señora. Robusta, de ropa negra, cabello lacio pero de una forma casi anormal. Sus manos estaban en los bolsillos de su pantalón, y sus ojos estaban cubiertos por la gorra de béisbol que traía puesta…
Uno de los chicos que estaba practicando Parkour trataba de pasar entre los estudiantes para llegar a su destino, una gran banca puesta en el borde de la plaza. Su mirada se fijó en Mark, quizás su cara era más intimidante de lo que el chico moreno era verdaderamente, y lo dejó pasar. Esperando mientras los chicos caminaban a paso calmado, su mirada se fijó en los dos personajes con los ojos cubiertos, su cara quizás formuló la pregunta que no debería decir en voz alta: “¿Quiénes son estos?”.
Si tan solo los chicos se hubieran quedado a una clase más; si tan solo hubieran escogido la ruta que quería Dave; si tan solo el resto de los estudiantes supiera que estos seres no frecuentaban la plaza, que no eran ciudadanos comunes inofensivos y que sus intenciones no eran exactamente pasear por la plaza; si tan solo hubieran sabido… se hubieran salvado de todo.
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Teen Mutants
Science FictionSINOPSIS. Un grupo de adolescentes pasa por un duro episodio que cambiará el resto de sus vidas. Despertando en un lugar desconocido, con sus genes mutados, una Federación del Gobierno los comienza a entrenar. Sin saber a qué se enfrentan y cómo sal...