Capítulo 8. "Raros"

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Los chicos ya estaban en su habitación, y ninguno había logrado un avance en sus poderes. No habían hecho nada. Acostados, con las lámparas encendidas y el televisor en un canal de música para hacer ruido de fondo, conversaban.

-Anthony es el único que logró hacer algo –dijo Mark.

-Pero no hoy –dijo Anthony, algo decepcionado de él mismo. Qué pena por su ego.

-¿Qué hiciste? –preguntó Dave.

-Cuando despertamos, estábamos atados –comenzó Maya-, Anthony quería que lo desataran, pero como nadie llegó a su llamada quiso hacerlo por sí mismo.

-Sus brazos se volvieron totalmente rojos –siguió Mark, entusiasmado, pero con tono calmado. Como siempre-, su piel se puso como roca, le aparecieron algunas grietas y como que debajo de su piel sólo había lava. Es difícil de explicar, pero fue increíble.

-No lo es si no lo puedo volver a hacer.

Anthony seguía enojado, sus brazos se cruzaban en su pecho y su frente estaba tensa.

-Hey, todos lograremos hacer algo –dijo Maya.

-¿Cuándo? –Anthony la miró-. Los Expertos hicieron todo lo posible para que lográramos aunque sea mover un músculo, ¿y qué les dimos a cambio? Nada. Absolutamente nada.

-Vamos, Anthony, no todo sale a la primera –le dijo Mark.

-A él sí le salió a la primera.

Todos volvieron la vista. Dave estaba concentrado, no miraba a ninguno de los chicos, sólo al piso, y ni siquiera estaba mirando un punto fijo, miraba más allá de lo físico, estaba concentrado. Lo estaba desde que había escuchado la historia de su compañero. Maya había notado por el límite de su vista periférica que no miraba a nadie mientras hablaban, sólo había quedado pasmado, pensando. Ella sabía que lo estaba haciendo, ella conocía sus miradas.

Nadie dijo nada más. Sólo Dave volvió a hablar.

-Dijeron que habían estado atados, ¿no? –los tres asintieron-, y como no pudieron salir, Anthony se desesperó, ¿no es así?

Anthony asintió. Este tema lo estaba intrigando porque se estaba centrando en él, claro.

-Y si nos ponemos en una situación así de desesperante, nuestros subconscientes activaran el modo de supervivencia, que es la base de la humanidad, y buscará una solución haciendo actuar al máximo nuestras capacidades. Incluso si las desconocemos.

Dave sonreía con los ojos brillando y los otros tres no cerraban ni los ojos ni la boca. Eso había sido impresionante, pensó Maya, impresionante viniendo de la retorcida cabeza de su amigo. Ponerse al límite para al menos conocer qué tipo de capacidades tenía cada uno al momento de actuar bajo presión.

Maya pensó que Valeria tenía que saberlo.

-¿Valeria?

Y pensó en la posibilidad de quebrarse el cuello, puesto que había pensado en voz alta. Mark la miraba con curiosidad.

-Valeria –dijo Maya-. La chica que nos contó todo.

-Okey –dijo Anthony-, ¿y qué le dirás? "Hey, chica... que no es chica... sabemos cómo progresar en todo eso, pero debes tirarnos a un foso y ahí veremos si nos la podemos apañar con nuestros poderes" –y lo dijo con voz aguda tratando de imitar a Maya.

-Anthony, no vuelvas a hacer eso, parecías una cabra agonizando –dijo Mark con una mueca de dolor.

-Creo que eso sería básicamente lo que diría... -dijo Maya-. Claro, con palabras más sutiles, pero ¿se te ocurre algo mejor?

-¡Definitivamente! –dijo Anthony-. Empezando por no decirle nada.

-¿Por qué no decirle nada?

-No lo sé, no confío en esta gente –Anthony se giró.

-¿Y en quién piensas confiar?

-En nosotros, al menos no creo que nos matemos los unos a los otros sólo para saber qué demonios nos han metido en la sangre, ¿o me equivoco?

-Creo que estás actuando de manera inservible en todo esto. Si no buscamos soluciones, nos estancaremos, y si no sabes salir por tu cuenta de este agujero en medio de la nada, no eres de mucha ayuda –Maya ya se estaba cabreando.

-Al menos seguiré vivo y llevando una vida normal, sin estas rarezas en las que nos hemos convertido –y Anthony también.

-¿Podrías, por un momento, poner de tu parte en todo esto? No eres el único que está estresado por toda esta situación, pero eres el único que no busca ninguna solución.

Maya había levantado la voz, estaba 50% enfadada porque Anthony los había llamado rarezas y otro 50% porque sus soluciones estaban bastante desorientadas. Estar un 100% enojada para ella, era equivalente a un 10% de un ser humano normal, pero aun así, estaba molesta.

-¡Es que me molesta que debamos confiar en ella! ¡Ella fue la que nos tiene encerrados, por si no te has dado cuenta!

-No puedes referirte de esa manera de la persona que pudo decirnos la verdad, la única que se dignó a salvarnos la vida mientras nadie más siquiera nos ha venido a visitar, Fray. Sólo tiene 24 años, vamos a ver si a esa edad alcanzas su nivel de conocimiento y ser gerente general de una institución.

Y le mostró la lengua.

No pensaba que lograría ser tan infantil, le había mostrado la lengua a su compañero; ahora sí eran dos chicos del kindergarden, no sólo Anthony.

-Maya, ¿es enserio? Escúchate. Estás defendiendo a una persona que lo único que hizo fue decirte lo raro que somos genéticamente.

-No fue solo eso lo que nos dijo, también dijo en qué se habían convertido nuestras vidas y hasta qué nivel han llegado nuestras capacidades. No nos trató de raros, no como nos va a tratar el resto del mundo una vez que salgamos de aquí.

Y se acostó dándole la espalda a todos. ¿Acaso nadie había pensado eso? En realidad, ella se confesó a si misma que la única vez que había pensado en eso fue en ese preciso momento. Ella sabía que no todo el mundo estaba preparado para cosas así como ellos; ella había visto películas de ciencia ficción, donde siempre hay personas a las cuales les cuesta comprender lo avanzado que estaba el mundo. Vio películas sobre extraterrestres y como la gente podía llegar a comenzar una guerra sólo por el hecho de que esos seres eran completamente desconocidos. Incluso lo había visto en la vida real, como había personas que aún no aceptaban del todo a las personas con diferente orientación sexual. Y ellos no eran distintos. Eran incluso peores.

Escuchó a los chicos deseándose buenas noches, también le desearon buenas noches a ella. Les contestó, pero no se volteó. No estaba enojada con ellos, no estaba enojada en absoluto, o quizás lo estaba, pero con ella misma por tener razón.


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