Capítulo I

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Escuche las cortinas abrirse y la luz del Sol me dio directamente en la cara, me voltie y me tape con la cobijas.

—Levántate ya para empezar a meter las maletas en el auto. —me exigió mi madre

—Ash, —murmure —Son las tres de la mañana.

—tenemos que tomar el avión temprano —protestó mi madre.

Mi mamá paso por la puerta y salió, yo me levante perezosa y fui directamente al baño para ducharme y cambiarme.Me puse unos yens negros y una chamarra negra. Al salir del baño encontré a doggy mi perro leal que tengo desde hace nueve años. Estaba acostado en su camita mirándome.

—Tu tampoco quieres irte cierto —lo mire y le acaricie la cabeza.

WOOLF WOOLF WOOLF

—Si lo imaginé doggy —me levante y me agarre el cabello para bajar a desayunar

Baje las escaleras y ví el comedor con cinco maletas y unas cuantas bolsas. Mmm ya estaba todo empacado y los muebles bien acomodados. Segui a la cocina y ví de espaldas a mi madre tostando unos panes y untarles mermelada.

—No puedo creer que dejemos el Departamento y nos mudemos el año que viene —dije deprimida

Me dirigí a la barra y me senté en la silla mirando directamente a mi madre.

—Nos iremos en una hora y dejaremos este departamento, pero primero tienes que desayunar —se dio la vuelta y me dio el plato con los panes.

Ella se agarro un plato y se sirvió jugó y luego se sentó conmigo en la barra, las dos comimos sin hablar, en realidad, mi madre sabe mi opinión de irnos con mis abuelos a California del Norte y luego volvernos a mudarnos.

Yo no quería irme a otra ciudad o otro país, pero ya no está a votación y si me pongo a reclamar no llegaría a nada. Estoy segura que todo saldra bien ¿cierto?...

Terminamos de comer y mi madre se dirigió a subir las maletas y yo a empacar mis cosas. Abri una maleta más y metí la última pila de ropa y unos cuadernos.

Baje mis maletas y las coloque en la cajuela y la cerré, fui para mi antigua habitación para meter a doggy en la jaula y subirla al auto. Me quede unos minutos observando la habitación y luego me salí.

Me subí al auto y me puse el cinturón, baje la ventana y me quedé viendo el paisaje mientras íbamos al aeropuerto.
Que empiece el viaje....

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Al bajar del avión nos dimos cuenta que estaba nublado y lloviendo poquito, corrimos para una tienda para no mojarnos.

—¿Quieres un botella de agua? —me pregunto mi madre.

—Emm....Si —murmure.

Compramos unas tres botellas de agua y unas galletas y luego seguimos nuestro camino a la casa de mis abuelos.

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Es un día demaciado lluvioso, el cielo estaba tornado de gris desde que llegamos a pesar que ya es tarde. Llevamos mucho tiempo en carretera y casi no hablamos mi madre y yo.

Desde que nos mudamos a Nueva York hace once años nosotras no teníamos la mejor relación. La mayor parte del tiempo se la pasaba trabajando y en realidad nunca me afecto, estar sola me hacia sentir libre me daba paz y tranquilidad y aunque no tenga hermanos me la paso muy bien. Nunca fui problema para mi mamá ya que siempre fui tranquila y obediente.

A través del relámpago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora