Capítulo II

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Ojalá no me hubiera despertado en ese cuartucho diminuto oscuro, ya me había hartado de estar aquí. Al llegar al psiquiatrico no fue la gran cosa aunque la comida es un asco, la personas de aquí son horribles y un tanto ruidosos.

Me senté en la cama y me pase las manos por la cara frustrado por todo lo que he pasado en mi vida. Escuche que empezaban a abrir la cerradura de la puerta de metal y empezaba a abriese. Al otro lado de la puerta, un policía alto de cabello castaño y ojos rasgados se me quedo mirando unos segundos, se puso de lado en la puerta y dijo:

-Ya acabo tu tiempo en el psiquiátrico. Tu padre llegó para recogerte - El señalo a la puerta para que salga - Salga rápido y mantenga distancia con los demás.

Me pare con tranquilidad y ví que sacaba unos tenís de una caja color negro. Me los puse tan tranquilo y me rei por dentro por ver la expresión del policía de poca paciencia.

Me dirigí a la puerta y el policía agarro un paraguas porque estaba lloviendo, pero cuando llegue a la salida el policía se detuvo en seco delante de mi.

-¿Qué? - dije con brusquedad.

-Las normas dicen que tienes que usar esposas. -El se acercó a mi y me agarro las manos con fuerza y me puso las esposas. Sin siquiera preguntarme que vergüenza señor.

Lo seguí hacia la camioneta negra donde estaba mi padre recargado con un paraguas negro en un mano y su celular en el otro,con el ceño fruncido. Nos detuvimos delante de el y el policía me quito las esposas.

-Gracias por todo señor -le dijo mi padre al policía.

-Ajam -dije distraído en los carros que pasaban.

Me acerque al carro para que no me diera la lluvia y me senté en el asiento trasero para observar la lluvia caer en los carros. El señor se acercó a mi padre para hablar a solas con el.

El señor después de unos segundos se despidió de mi padre estrechandose las manos. El señor se metió en el psiquiátrico y yo me acomodaba bien en el asiento pero antes de cerrar la puerta mi padre se acercó y detuvo que la cerrará.

El me miro y reconocí esa mirada enseguida.

-Ooh no ni se te ocurra ponerme eso otra vez -me queje -es incómodo.

-Es la norma, si no lo hacemos no nos dejaran llevarte, ahora sal y dejame ponertelo -el se fue a la cajuela mientras yo bajaba de la camioneta.

El se acercó a mi con la camisa gris de fuerza algo desgastada y el pañuelo negro. El se colocó atrás de mi amarrando el pañuelo y luego me puso la camisa. Me ayudó a meterme en el auto y sentí su mirada de extrañes en mi.

-Tienes el pelo más oscuro -murmura pero alcance a escuchar.

No dije nada. El se dio la vuelta y se sentó al frente, sentí como el carro se empezó a moverse. Escuche como la lluvia chocaba con el carro, como los árboles se sacudían por el aire.

-¿como te la pasaste allá? - pregunto mi padre.

-Aburrido, no hay mucha gente par matar -sonreí al escuchar como se aclaraba la garganta incómodo.

-Claro ja.. Ja - escuche como picaba botones en el arradio y puso una música a todo volumen.

Mi padre es un tanto sensible con eso de
muerte, sangre y heridas pero no me importa mucho. Desde pequeño no me importaba lastimar a mis compañeros, eran muy idiotas y un tanto llorones así que eran fácil de molestar.

Aunque siempre he vivido aquí, me la paso muy bien asustando a mis vecinos y "amigos". Mi padre me descubrió cuando tenia dieciséis años y me vio matar a una tonta chica de a lado que me coqueteaba cada que me veía. Era cansado tener que soportar eso, son muy atrevidas cuando quieren pero cuando pasa algo empiezan a lloriquear.

Mi padre me gritaba y regañaba por matar a gente pero nunca me importó su opinión y aunque he pensado matarlo... No soy capas de hacerlo, no me atrevo, el cuido de mi y me dio su amor a pesar que mi madre murió cuando tenía seis años. Mi padre se esforzó para que no me faltará nada pero desde pequeño me gustaba hacer sufrir a los demás en fin no hay algo que me importe además de mi padre.

Estaba empezando a dormirme por el aburrimiento pero mi padre me habló.

- Ya casi llegamos y tenemos que tener reglas hijo. Regla 1) no puedes estar en calle mucho tiempo. Regla 2) no puedes matar a nadie. Y Regla 3) no pueden saber que estuviste en el psiquiátrico, si lo supieran nos mirarán raro o cualquier cosa que pase nos culparan. De acuerdo.

Dudé un momento por las reglas que mi padre decía, en especial en la dos.

-No me gusta la regla dos, además que quieres que haga en todo ese tiempo ver caricaturas.

-Daimón, tienes que respetarlas y por favor no hagas estupideces - lo decía como a clamando paciencia -Yo no podré estar contigo porque trabajo de la mañana a la noche ya sabe cómo es esto no lo compliques.

-De acuerdo trataré.

Me acomode mejor en el asiento y escuche como mi padre sacaba aire. Paramos en un cemaforo creo y yo seguía mirando al frente.

En realidad, no veo nada tengo el tonto pañuelo negro en lo ojos, lo cual estoy ciego.

Mientras pensaba en una linda matanza en la ciudad sentí un mirada clavada en mi perfil. Era una mirada nueva, no de miedo o que le había parecido atractivo si no de curiosidad. Sonreí y me gire para que la persona pudiera cagarse por el miedo.

Mientras sonreía dije: "me estas espiando, bonita" . Sabía que era mirada de chica ya que esta una mirada afilada y sentí su curiosidad. Ojalá pueden verla para ver como se pone pálida del susto. Sonreí más y me mordió el labio para que sangrara y mostrar los dientes, sentí el sabor metálico de la sangre entre mis dientes y lengua pero no me importó.

Sentí como el carro arrancó y me gire de nuevo al frente. Me trage la sangre y me relami los labios, mi padre aparcó y escuche como habrio la puerta y me quito el pañuelo.

-Bueno odio el sol pero ya no estoy ciego- sonreí y mire a la casa pero en cuanto la mire dejó de sonreír.

Estábamos en la antigua casa abandonada con olor a madera vieja y húmedad. Es grande y muy rústica pero horrible y desgastada, tenía cuartos que estaban aún en pie pero un poco asquerosos. Era de una familia, a la cual, mate a alguien de ella pero no fue para tanto y lo bueno fue que nadie se dio cuenta que fui yo.

-¿Qué hacemos aquí? -pregunte directamente a mi padre.

-Te vas a quedar aquí por hoy, te pueden ver. Más noche vengo a por ti. O mañana.

-Genial, que suerte....Será una noche larga-suspire y baje del auto.

Mi padre me ayudó a quitarme la camisa de fuerza, cuando me la quito me dirigí a la puerta principal, llege al piso de madera y en cuanto pise el piso de madera rechino un poco. Fui a ver la cocina, la Sala y el baño pero estaban asquerosos,oscuro y huele mal asique me fui corriendo a el piso de arriba. Había un tremendo agujero en el piso y faltaban escalones pero si se podía subir, habri una puerta y parecía cuarto de bebé con una cuna blanca un poco rota, unas sillas color morado claro y un pared rosa chillon.

Me salí de ahí y me fui a otra puerta, esta parecía más decente un poco descolorida pero me gusta, parece de visita y a la vez de los padres.

Me dirigí a la cama individual y me senté mirando la mesita de noche color chocolate, prendí la lámpara que tenía y ilumino un poco la habitación, escuche pasos por el pasillo así que gire la cabeza y ví que se asomo mi padre.

-linda eh, te vas a quedar aqui -se recargo en el marco de la puerta y me miro.

-Es la más decente en toda la casa así que si.

-Bien vendré por ti más al rato, o mañana descanso un rato okey - se paro y se fue de aquí.

Escuche como crujía el piso mientras caminaba hasta la puerta y salió. Me acosté en la cama y me relaje un poco en ella. Cerré los ojos tratando de dormir. Y en eso el carro prendió el motor y se alejo.

Pensé en el psiquiátrico y en las personas que mate, a mujeres, hombres y sonreí por el recuerdo. Se me hiso raro acordarme de la mirada del carro pero así como llegó se esfumó. Me acomode mejor y me dormí.

A través del relámpago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora