Capítulo IX

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Desconocido

Colgué la llamada y me acerque al jefe, el estaba sentado tomando vino cuando llegue, estaba hablando con un señor de traje negro.
Trate de verme lo mas relajado para no preocuparlo, porque si no lo pagaremos nosotros.

—Señor. Acaban de informar los espías que el joven al que enviamos murió. —dije, sin dejar de mirarlo.

El jefe deja de hablar con su acompañante y baja su copa de vino lentamente, la deja en la mesa blanca de vidrio.

—¿Qué le pasó exactamente?, —dice el jefe, mirándome con atención.

—La señorita Jonson lo golpeo y dicen los espías que un joven llamado Deimón le disparo en la cabeza, ocasionando que mueriera. —dije, sin inmutarme.

El jefe rueda los ojos y sonríe con maldad.

—Quiero que envíes a nuestro mejor soldado a que me la traigan de una vez por todas.

El jefe se para de la mesa y se acomoda el traje, creó que ya se a quien decirle que haga esto.

—Señor, creó que ya se quien puede ayudarnos.

El jefe pareció comprender a quien me referia y sonrió, ladeo la cabeza he hizo un gestó al guardia.

—Maten a ése. —dice el jefe, señalando a su acompañante, con el que hablaba hace unos minutos atrás.

Los guardias se llevaron al señor de traje lejos de el cuarto, mientras que el gritaba y pateaba desesperado de huir de ellos.

—Hay que visitar a cierto amigo, tiene algo pendiente con nosotros. —dice el jefe, caminando a la salida.


Skyler

Después de que el señor Sharswen colgará la llamada, se fue a ver los cadáveres y ayudar. Deimón me dejó en casa y agradeci que mis abuelos fueron de compras.

Mi madre dijo que deimón le aviso que yo había ido con las chicas, hablamos un rato y ella tuvó que irse a ver a su jefe.

Todos hemos tenido ese momento en la vida que pasa una vez o incluso más donde nos sentimos vacíos, tienes todo y nada a la vez. Te sientes tan sola aunque no lo estés. Piensas en todo y nada a la vez, te quedas en blanco y no sabes como salir de allí. Lo único que te queda es undirte en el oyó negro al que deseaste salir hacé mucho tiempo. Hiciste todo por salir de la oscuridad para volver a ella tan fácilmente.

En momentos como estos me gusta ver el mundo y sentirme la dueña de el aunque no lo sea, ver el mundo entero y ver como se desmorona solo.

Mientras miraba al pueblo desde el techo de la casa abandonada, —la cual es la más alta de toda las casas, —sentí como se me ponia la piel de gallina al pensar, que en esta misma casa pasaron muchas cosas desafortunadas.

—¿Con qué razón vienes aquí?, —Pregunta deimón, que se sento justo a lado mío, —Aún no se te cura la herida..¿cierto?

Deimón señala la herida y se inclina un poco para estar mas cerca de mi.

—Sigue doliendo, pero no demaciado. —digo.

A través del relámpago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora