Capítulo VIII

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Skyler

En un momento como este, solo queda estar frunsiendole el ceño a un pedazo de papel que te dejo un extraño en la puerta.

Cosas que pasan todos los dias, ¿cierto?

Intente leerlo pero no logre pillar lo que decía. Así que deje de romperme la cabeza en esto y fui a comer con mis abuelos, ya esta anocheciendo y no he cenado y muero de hambre. Mi madre salio por una reunión de trabajo que quería conseguir, y volvera mas tarde.

Baje las escaleras mientras me perseguía doggy hacía la puerta principal, la abri y deje salir a doggy a hacer sus necesidades. Me dirigí a la cocina viendo como mi abuela revolviendo algo en una olla y mi abuelo leía el períodico, me sente en una silla mirando a mi abuela.

—¿Que hay de comer abuela? —pregunte.

—Una deliciosa sopa, que te hace muy bien. —dice mi abuela, sirviendome sopa en un plato blanco con flores.

Mi abuela se acerca y deja el plato con sopa en la mesa, junto con un cuchara.

—¿Que lees abuelo? —pregunte, soplandole a la sopa.

—Notícias, Asesinatos, etc —dice mi abuelo, cambiando de página.

Veo como mi abuela se sirve sopa y se dirige con nosotros a la mesa.

—Querida te vi ayer que andabas con un grupo de personas, ¿hiciste amigos? —pregunta mi abuela, sentándose y comiendo sopa.

—En realidad se puede decir que si son amigos... Creó. —digo.

—Que bueno, ahora pueden hacer pillamadas, salir o hablar en código —dice mi abuela sonriendo.

—¿Código? —digo, enarcandole un ceja y sonriendo.

—Nunca has tenido una contaseña secreta querida, o un código con tus amigos —dice mi abuelo ignorando su períodico.

Niego con la cabeza comiendo más sopa, con una sonrisa burlona.

—Bueno yo con mis amigos teniamos códigos de números a letras, incluso con tu abuela hemos tenido codigos secretos. —dice mi abuelo sonriendo ante sus recuerdos.

—Te acuerdas querido, que en la escuela me enviaste un carta con un Código de numeros a letras que decía te amo —dice mi abuela, agarrandole la mano y sonriendole.

Sonrió por el momento romántico y me quedo pensando en los códigos, abro los ojos como platos y me sorbo toda la sopa de inmediato.

—Vosotros dos sois unos jenios —me paro y antes de irme veo las caras de confución en mis abuelos.

Me apresuró a subir las escaleras tumbarme en la cama, alcanzó a agarrar el ordenador y empiezo a buscar los números a letras. Después de un rato de apuntar los numeros y letras, procedo a poner el mensaje que dejaron en mi puerta.

Tachó los números que ya voy poniéndo y las letras que forman, finalmente cuando termine de hacer ese escribir, me lleve las manos a la cara por la impresión.

No confíes en nadie.

Frunci el ceño, a que se refiere... ¿por qué me lo dice a mi?,¿qué quiere de mí? Agarre el papel y lo deje en la mesita de noche junto con el ordenador. Escuche como rasguñaban la puerta principal, debe ser doggy.

A través del relámpago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora