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Carta 7:

Mandé todo a la mierda y pensé ¿por qué no?

Si me arriesgaba y me rechazabas, entonces me iba a quedar claro que nunca iba a poder ser. Me iba a tener que tragar mi verguenza y las cosas serían incómodas a partir de entonces, pero podría vivir con ello. Sin embargo, si me arriesgaba y me la seguías, las historias que me armaba en mi cabeza podrían tener lugar en la vida real. No me juzgues, tenía 17 años y me tenías enamorada.

Esa noche era la fiesta de mi hermano y me arreglé como nunca en mi vida. Me sentía hermosa y poderosa y lista para encararte.

Me dije a mi misma que esa vez yo te iba a poner nervioso por primera vez, que te ibas a morir por mi como yo lo hacía por vos. Qué estúpida fui al pensar en eso, de verdad. Pero cuando uno está enamorado piensa tantas cosas sin sentido de las que luego se arrepiente... son los defectos del amor.

Me acuerdo tu reacción al verme y no fue para nada positiva. Sólo me miraste de arriba a abajo y me sonreíste y seguiste caminando. Ni siquiera te acercaste a saludarme, y esa sonrisa no te llegó a los ojos, obviamente la hiciste de cortesía para no ignorarme del todo.

Me quedé en un rincón de la casa pensando en qué había fallado y el por qué no era suficiente para vos. Me torturé a mi misma por horas, y cuando salí al salón a hablar con mi hermano te vi.

Estabas con una chica entre tus brazos, le sonreías de una manera muy diferente a la que me sonreías a mi. A ella le coqueteabas, se notaba que te gustaba, tu cara te delataba. Me morí de celos, no lo voy a negar.

Cuando se besaron fue suficiente para mi, no pude aguantarlo y tuve que abandonar la habitación.

Me encerré en mi cuarto y me acosté en mi cama sin sacarme el vestido ni el maquillaje. Ni siquiera me lavé los dientes. Sólo me quedé pensando en vos y aquella chica tan linda. Y el por qué yo nunca pude ser lo suficiente mujer para vos, para que te fijaras en mi.

Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora