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—Ya debió salir
La voz de Nate a mi lado resuena por todo el lugar, después de investigar toda una noche descubrimos el lugar en donde Luke se escondía, unas bodegas cerca de la costa.
—Calma
Dice Bianca que había vuelto de Canadá hoy en la madrugada. Siento mi teléfono vibrar y no dudo en sacarlo cuando veo el nombre de Danae.
—¿Amor?—preguntó
—¡Percy! — su grito me altera y se oye agitada, la preocupación me invade mientras pongo el altavoz.
—¿Qué pasa?—pregunta Clarisse
—¡No está ahí!—vuelve a gritar Danae, un grito de dolor y noto que está llorando.
—Danae ¿qué está pasando?
Preguntó de manera brusca y me arrepiento de inmediato, escucho sus sollozos y mil ideas pasan por mi mente para llegar a casa lo antes posible.
—Estaba con Dorotea y de repente rompí fuente.
Dioses.
—¡Ábranla ya!—reconozco la voz de Luke haciéndome palidecer.
—¡Él está aquí!—grita Danae—¡está aquí!
Se oye un gran golpe y Danae suelta su teléfono porque todo se oye más lejos, sus gritos, cosas cayendo y rompiéndose algo de forcejeo. Después nada.
—No creíste que te dejaría quedarte con la chica, ¿verdad?
Aprieto mis puños cuando oigo la voz de Luke, la ira me recorre el cuerpo y la preocupación también.
—¿Dónde está?—pregunta Nico. Por su tono de voz sé que está molesto.
—Nico, ya no suenas como un niño— dice del otro lado el rubio — tu padre sabe, veamos si los Dioses siguen adorando a los Lefay.
La llama de corta y tomo el teléfono antes de lanzarlo al suelo con brusquedad. Se rompe en pedazos igual que mi cordura.
—¡Maldición!
Grito mientras paso mis manos por mi cabello con furia. Con tanta fuerza que duele. El idiota nos había tendido una trampa y nosotros habíamos sido muy estúpidos.
