𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 10

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Le doy una mirada a Nate cuando vemos a nuestras esposas salir de la casa con Bianca, él me devuelve la mirada, ambos volteamos a ver a nuestros hijos, me grabó en la mente su apariencia para que cuando Danae vuelva los encuentre iguales o por lo ...

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Le doy una mirada a Nate cuando vemos a nuestras esposas salir de la casa con Bianca, él me devuelve la mirada, ambos volteamos a ver a nuestros hijos, me grabó en la mente su apariencia para que cuando Danae vuelva los encuentre iguales o por lo menos parecidos. 

—¿Podemos ver la tele en la habitación papi? 

Pregunta mi pequeña Ninfa con una sonrisa, sus ojos azules brillan en emoción, trae un vestido de color morado y su cabello castaño cae como bucles en su espalda junto a la corona que sé no se quitara en días. 

Parece una muñequita, pero es una diabólica porque por donde pasa deja caos. 

—¿Podemos tío?

Pregunta Blair, es una niña muy hermosa, sin duda tiene el encanto de las Lefay, esos ojos grises me miran con súplica y yo suspiro al ver que ambas se toman de las manos mirándonos. 

—Claro, pero sin hacer desastre 

Sé que la advertencia no les va a importar, ambas suben corriendo las escaleras seguidas por Damián, que también en un desastre, el rubio me da una sonrisa sin dientes y sé lo que me dice. 

Perdónanos papá por el desastre que haremos. 

Dylan sube detrás, me atrevo a decir que es el más tranquilo de los tres. Quién sabe de donde lo sacó. 

Nate y yo nos damos otra mirada sabiendo que los cuatro engendros destruirán la habitación de Dayan y que seguro tendré que pagar para remodelarla, la última vez que estuvieron juntos tuvimos que comprar una televisión nueva y pagarle a un guardia de seguridad el hospital. Larga historia. 

Nos sentamos a mirar la tele en silencio tomando un poco de vino esperando que lago explote para intervenir. Pasa más o menos dos horas cuando vemos a Dorotea subir con una charola de galletas de los colores favoritos de los niños, rojo, azul, verde y morado. 

Que haríamos sin esa mujer. 

—¿Se están portando bien Dorotea? — le preguntó cuando baja 

—Claro que si señor, miran la tele 

No le creo ni una palabra y Nate tampoco, esa dulce mujer es cómplice de esos cuatro demonios. La tele de arriba se oye más fuerte y suena una melodía suave. Como de piano. Tal vez decidieron dormir 

Me trago mis palabras cuando la melodía suave cambia a algo parecido al pop, sobresaltándonos a Nate y a mí. La música suena tan fuerte que los cristales tiemblan. 

Ambos suspiramos sabiendo que es nuestra señal y le agradezco a los dioses que los vecinos estén de viaje y que al parecer mis hijos también lo saben porque si no estarían callados. 

Suelto una risa sabiendo que ellos jamás tendrían consideración por los vecinos. 

La última vez que le dije a Dayan que los vecinos dormían me dijo 

𝗥𝗔𝗠𝗘 | 𝗣.𝗝 𝗠𝗢𝗩𝗜𝗘𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora