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—Papi
Escucho el susurro alto de mi hija Dayan que intenta levantar a su padre. Alguien se mete a mi lado en la cama y me abraza. Damián, el mellizo de Dayan
—¿Puedo dormir otro ratito contigo, mami?
Me pregunta en un susurro y yo asiento, mientras Dayan se mete del lado de su padre y se sube a su espalda antes de acostarse en la misma. Sé que ya no voy a dormir cuando Dylan también entra y se acuesta en medio.
Los tres no tardan en roncar y Percy que tiene el sueño pesado ni se inmuta.
Me llevé una sorpresa cuando me di cuenta de que estaba embarazada de nuevo, los mellizos nacieron el treinta y uno de octubre, por cesárea, ya que Dayan estaba ahogando a su hermano con el cordón umbilical.
Definitivamente, era algo que mis hijos harían.
Me levanto con cuidado para no levantar a Damián que cuando salgo solo se da la vuelta y abraza a su hermano. Se ven adorables, los tres babean, los sacaron de Percy.
Mañana es mi cumpleaños, así que Bianca iba a venir desde Canadá y hoy tendríamos una tarde de chicas junto a Clarisse. Blair, la hija de Nate y Clarisse iba a quedarse aquí con los niños y Percy.
Todo estaba planeado.
Cuando bajo a la cocina, Dorotea ya está haciendo el desayuno.
—Buenos días—saludo y la mujer deja un vaso de jugo frente a mí.
—¿Ya se levantaron?—pregunta y asiento
—Percy tiene suerte de tener el sueño pesado—susurro antes de darle un trago a mi jugo.
Dorotea deja panqueques con mermelada frente a mí y después de unos minutos oigo a mis hijos correr escaleras abajo.
—¡Mami Damián, no quiere darme mi muñeca!—grita Dayan
—¡Gregori no es tuyo!—grita Damián
—¡No se llama Gregori es Gretel!—grita, de nuevo mi hija y Percy les quita la muñeca, es una Cabbage Patch
—¡Oye!— exclaman ambos
—Buenos días, mami — saluda Dylan antes de sentarse con ayuda de su padre
—Buenos días, corazón—digo dejando un beso en su frente, es muy tranquilo, quién sabe de donde lo saco.
—¿Mami me llevarás al spa?—pregunta Dayan y yo niego—¿por qué?
—Porque es para adultos—contestó y ella resopla — Blair vendrá
Ella me mira con atención mientras una sonrisa se forma en su cara.
—No sonrías diabólicamente cuando yo me voy a quedar con ustedes —dice Percy y Dayan ríe.
—No pasará nada Papi—dice y sé que cuando vuelva a casa no estará igual— ¿vendrá el tío Tyson?
