20. Contratiempos

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—¿Has visto a Liam?—pregunto Sav sentándose a mi lado

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—¿Has visto a Liam?—pregunto Sav sentándose a mi lado

—No, antier estuvo conmigo viendo películas. Ayer no vino porque fue a ver a su hermana, hoy tendrá partido y después la fiesta—hice una mueca

Me gustaría estar con el.

—Ya veo, está raro, el ayer estuvo con Alex—dijo de manera distraída

La mire sorprendida, Liam no me mentiría. No habría razón, ¿O si?

Me encogí de hombros restándole importancia.

—Tal vez cambiaron sus planes—dije un poco seria

—Tal vez...

El estaba bien, todo estaba yendo bien de nuevo, tal vez, solo fue un descuidó de el no avisarme.


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* * * * *



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Ayer después de la visita de Liam, me quedé inquieta, pero no en el mal sentido. Todo se había sentido tan correcto, las emociones que pasaron por mi en ese momento acabaron conmigo.

En el pasado si me ponía nerviosa por su cercanía, pero era por mi fobia, me daba miedo que el se acercara más de la distancia que estaba en los límites. Sin embargo, ahora todo fue diferente, estaba nerviosa si, pero está vez no era por la fobia, está vez es porque mi organismo reaccionaba a el, porque por primera vez experimente las emociones que tuve que haber vivido desde antes.

Entre a mi habitación tirándome de espaldas a la cama justo en el momento en que el timbre sonó, pensé en no abrir, pero al final opte por abrir.

Liam estaba aquí y con el había traído una Dahlia, era mi flor favorita, mi madre me había enseñado diferentes tipos de flores, pero para ambas la Dahlia era la que más nos gustaba.

—Espero que no tengas planes—dijo Liam y solo negué sonriendo—. Bien porque hoy tendremos nuestra primera cita, fue un plan improvisado, pero te aseguro que la pasarás bien.

—Confirmo lo dicho; estás loco Liam Anderson

—Y yo confirmo lo que dije ayer; loco por ti, bonita—sonrió —. ¿Entonces, vienes?— me preguntó

—Aún sigo en pijama, tendrías que esperar a que me arreglé. Y te aviso que me tardo demasiado más, si quieres que me vea bien—advertí

—Pero si tú siempre te vez preciosa—alago y solo rodeé los ojos—. No me importa esperar

—Bien puedes ver la televisión o poner música en lo que esperas—recogí la manta que se encontraba en el sofá para llevarla a la habitación

—O pudo ayudarte en la ducha—dijo de manera juguetona causándome un sonrojo—Es broma, pero si quieres no es broma— entreabrí la boca en busca de aire

La Hafefobia No Es Un LímiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora