CAPÍTULO 21

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- ¿No tienes más ropa o qué? –Preguntó el castaño viendo a Levy-Si quieres te presto uno de mis trajes...

-Dudo mucho que me queden–el más bajo río suave y cerró su abrigo.

- ¿Acaso tienes una docena de pantalones negros y camisas blancas? –Preguntó Eren curioso.

-Ujum... y también tengo una docena de pantalones blancos y camisas negras–Levy volvió a reír y Eren rodó los ojos.

En ese preciso momento el castaño hizo un pequeño movimiento de cabeza... pero Levy no vio ese pequeño pero a la vez gran avance que el castaño estaba teniendo, así que Eren prefirió guardarlo para sí mismo.

-Tráeme algo enano–Eren le sonrió.

-Conmigo te basta y te sobra–el pelinegro lo miró con diversión.

-Imbécil... si no me traes algo no vengas, ahora lárgate.

-Nos vemos mañana–Levy tomó su celular y su billetera. -No le causes problemas a Isabel, ella sólo hace lo mejor para que estés bien...

-Sí, vete ya...

Levy sonrió y salió de la habitación...se despidió de Isabel y de los guardias, el taxi que había solicitado ya lo estaba esperando y se apresuró en subir. Le dio la dirección al taxista y este se dirigió al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia.

El camino era largo, pero nada que pueda calmar el loco corazón de Levy... dejar a Eren en la casa era difícil para él, siempre le hacía falta... porque a pesar de sus insultos y su mal genio se divertían, la pasaban bien.

Cuando llegó a la ciudad suspiró pesado... ¿Qué era el amor? se preguntó viendo por la ventana, no lo entendía y tampoco quería saber el significado de esa palabra, temía que si lo descubría sufriría aún más.

El taxi se detuvo enfrente de un pequeño salón de eventos... se bajó después de pagar y entró al lugar quitándose los lentes oscuros.

- ¡Lev! –Gritó Marco emocionado.

El pelinegro sonrió y guardó los lentes en el abrigo, fue hacia él y abrió los brazos para recibirlo.

- ¡Por fin llegaste! –dijo el pecoso eufórico. -Casi que no.

-Trabajo muy lejos–Levy le dio un beso en la frente. -Pero prometí llegar y lo hice...

-Ujum... vamos a la habitación, debo maquillarte y ponerte tu traje–Marco le tomó la mano y lo empezó a jalar.

-Me vas a arrancar la mano–el pelinegro río suave. -Y no sé si quiera maquillarme.

El pecoso se detuvo en la puerta y lo miró con el ceño fruncido.

-No me mires así–Levy suspiró y entró a la habitación. -Ya no soy ese niño que se vivía maquillando y usando ropa de colores, ya no salto ni mojo la ropa interior cuando veo un hombre guapo...

Marco se sentó frente al espejo y suspiró sin ánimos para retocar su maquillaje.

-No te pongas así Marco... aquí él que tiene que verse bien eres tú– suspiró y se acercó a él por detrás. -Y no necesitas tanto maquillaje para ser hermoso...

-Has un esfuerzo por mí–Marco se giró a verlo. -Aquí nadie te va a criticar ni señalar... aquí puedes volver a ser tú, puedes sonreír y...

-Marco–Levy lo detuvo y se agachó para tomar a su amigo de las mejillas. - ¿De que servirá volver a ser ese idiota adolescente si cuando vuelva a salir volveré a esconderme en mi caparazón? aquí yo no importo... de todos modos creo que no tiene caso hacer semejante estupidez...

-Déjamelo a mí... después vuelves a esconderte en tu caparazón, si me quieres de verdad debes hacerlo.

Levy sonrió negando levemente... nunca podía negarle algo a su mejor amigo por más que lo chantajeara por el amor que siente por él.

-Soy tuyo... niño tonto–Levy le dio un beso en la frente y se levantó–Marco sonrió en grande y se levantó para sentar a Levy.

Todo llegó como el recuerdo más nostálgico de la vida...dónde ellos eran adolescentes y jugaban con el maquillaje de sus madres, donde eran felices siendo ellos mismos sin miedo a esconderse.

Pero en este momento no estaba esa dulzura e inocencia... los años de sufrimiento y dolor, de discriminación y el rechazo habían hecho sus marcas. En sus ojos y rostros afligidos se podía ver cuánto habían sufrido. Y es que el ser homosexual en una sociedad conservadora era muy difícil.

A cada minuto Levy podía ver su cambio... podía verse en una máquina del tiempo, empezando a sentir tanta nostalgia de su yo del pasado que pequeñas lagrimas empezaron a asomarse por sus bellos ojos grises.

Después de ver sus labios brillosos y provocativos, sus orbes resaltando por el maquillaje, sumándole sus pómulos rosados sentía como su amor propio volvía a tomar su mano–al terminar con el maquillaje procedió a cambiarse con el traje que su mejor amigo había escogido, el pecoso le ayudó con la corbata sin dejar de sonreír. Este era su gran día y seguro lo disfrutaría al máximo.

- ¿Y qué tal? –Preguntó Marco cuando lo puso frente al espejo.

-Ese chico no soy yo–Levy sonrió y tomó un respiro. -Iré a ver cómo va todo afuera...

-Espera, debes darme mi beso de agradecimiento–Marco le sonrió y cerró los ojos.

El pelinegro sonrió y le dio un beso en la frente. Limpió la parte donde había quedado una pequeña mancha a causa del maquillaje y salió de la habitación dejando a su amigo sólo.

Pasos hacia el amor -Ereri (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora