¹𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦

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Seo Seongeun, en sus quince años de vida, jamás conoció a su padre.
Vivió con el ingenuo pensamiento de que Kim Gapryon, el gánster más famoso del distrito de Gangseo era su progenitor, con la única forma de relacionarlo con su madre por una simple foto.

¿Quién diría que tenía más familia aparte de su padre?



























El joven regreso a su casa como de costumbre, notando que su madre estaba ebria, igual que siempre.

Aunque había algo diferente...Una carta, una carta que se encontraba en el cesto de basura.

-Ni se te ocurra...tocarla...-dijo entre hipidos mientras tomaba otro trago de la botella con las palabras soju.

Espero a que su madre se durmiera para tomarla y marcharse hacia un rincón del pequeño lugar para leerla.

Parecía una carta especial, pues el destinatario estaba a nombre de el y donde decía el lugar del que venía tenía escrito en un idioma extranjero algunas palabras.

-"¿Quién la enviaría?"-Pensó, su rostro de desinterés mentía en realidad estaba emocionado.-Que mierda...

Seo Seongeun.
Quizás estés conmocionado o curioso sobre esta carta.
Soy tú tío, si, yo también estuve sorprendido cuando me enteré de que tenía un sobrino.
Hace tiempo, mi hermano se marchó a Corea del Sur pero perdimos contacto y hasta hace apenas unas semanas nos enteramos de todo.
Tengo muchas ganas de conocerte, pero no solo yo, todos estaran esperando tu respuesta.
¿Quieres venir?

Esta bien si no quieres hacerlo pero por lo menos avísame que recibiste la carta, puedes odiarnos lo que quieras, lo que hizo tu padre no tiene perdón pero por favor, dinos que estás respirando.

Tu tío, Alfonso Cedeño.



Era una carta corta pero directa, el joven tenía una mirada de incredulidad mientras trataba de entender todo el contenido.

—¿Cedeño?...¿Mi padre se apellidaba Cedeño?—Su sorpresa era notoria, la confusión de quién era su padre era inmensa—Mi padre...es Kim    Gapryon...—Murmuró con voz débil mientras apretaba la carta.

La leyó varias veces hasta encontrar el error, entonces se dió cuenta de que su ilusión ingenua era el problema.

—Entonces...¿Tengo familia?—Varias preguntas pasaban por su cabeza “¿Por qué el nunca vino?”“¿Por qué me contactan hasta ahora?”

Escondió la carta entre sus ropas y se levantó del suelo, luego escribiría la respuesta.













Mientras tanto, al otro lado del planeta.

—¿Crees que haya llegado? Ya pasaron dos semanas y–
—¡Relajate hombre! —Dijo con molestia un hombre de bastante edad, bastante cuidado a decir verdad.
—Alfonso, siéntate—Ordenó con calma una mujer de edad avanzada, la más vieja de todos los adultos presentes.
—A todo esto, ¿De que se tratan los nervios?—Preguntó con pereza la mujer más joven, una bella peli-negra de ojos verdes.
—Siempre tardas en leer el      ambiente—regaño con irritación una mujer mas grande, bastante parecida a la más joven, solo que de ojos castaños.

Tres personas entraron al lugar, un comedor extenso con toques rústicos.
Dos mujeres y un hombre, las dos féminas cargaban con varios platos mientras el joven ayudaba con varios trastes, posiblemente guarniciones y acompañamientos.

—Ya llegó la comida~—Canturreo con alegria una de las mujeres mientras dejaba los platos sobre la mesa.
—Lamentamos la tardanza, pero alguien casi quema la cocina—se burló con tranquilidad el joven castaño mientras la otra mujer recién llegada solo chasqueó la lengua molesta.
—Eso no importa, primero vamos a comer—dijo la única rubia quien hace momentos estaba por incendiar la casa.

La mayoría se acomodo en sus asientos, la anciana llamo la atención de Alfonso dándole un pequeño asentimiento.

—Hermanos...—Dijo llamando la atención de la mayoría.

Los seis hermanos voltearon al hombre, dentro del comedor, había siete adultos y la mujer anciana.

—Se ve con qué te estés comiendo las uñas a cada rato?—Pregunto con aburrimiento el más joven de los hermanos, Alessandro.
—Shh, no interrumpas                  mocoso—Regaño con molestia el medio del árbol familiar, Alessandra.
Una mirada molesta de la anciana fue suficiente para callar a todos y dejar que el tercer hermano hablara.

—¿Recuerdan al primo Samuel?—Los mayores se quedaron observando a Alfonso.
Los menores estaban confundidos y la madre mayor solo comía en silencio.
—¿Primo Samuel?...Ah! El hijo del tío Derek!—Dijo como si fuera una adivinanza la sexta hija, Jazmín.
—¿No había fallecido? El tío siempre estaba triste cuando hablaba de            el—dijo con confusión Alessandra.

Los menores hablaron, era comprensible.

—El primo se fue para Corea hace como 18 años, hace unas semanas me llegó una carta de el—Explicó con pesar.
—Se fue por casi dos décadas para luego hablar ¡Qué huevos!—se quejó amargamente la quinta hija, Alfonsina.
—Alfi, relájate, sigue Alfonso—Pidió con tranquilidad Alejandra, la segunda hermana.

Con duda, Alfonso continuo dando vueltas sobre el contenido de la carta, agotados.
El mayor de los adultos hablo con molestia.

—¡¿Por qué no vas al punto?!—Alejandro estaba molesto.
¡Solo di el asunto más importante!—pidió Alessandro.

—¡Samuel tuvo un hijo!

Silencio, fue todo lo que hubo en el comedor.

Durante casi dos décadas los menores creyeron que su primo estaba muerto, los medianos por poco olvidaban su rostro y los mayores solo tenían molestia de aquella grosería.

—¡Tanta tecnología y ni una carta pudo enviarnos!
—Fueron dieciocho años ¿Apenas llegó cojió o que pedo?—Alejandra estaba más sorprendida por la existencia del sobrino.

—A todo esto, ¿Que hay del            niño?—Todos entraron en sorpresa al recordar el asunto principal.
—Le envié una carta hace dos semanas, probablemente ya la          leyó—respondió con nervios Alfonso la pregunta de Alessandro.

La anciana dejó los cubiertos sobre la mesa, y todos pusieron atención a la opinión de la jefa de la familia.

—Lo invitamos a venir, el chico no debe tener más de 15 años así que debe ser confuso para    el—Hizo una pausa, llena de tensión—es también probable que no acepte, pero hay muchas posibilidades de que si lo haga...Aún así, es casi mi nieto y técnicamente su sobrino—Dijo con calma, el silencio en el lugar era tanto de repente que los adultos sentían el estómago revólverseLas fiestas están cerca, ¡todos vendrán pronto así que será mejor que ni uno de ustedes    falte!—La anciana se levantó, a pesar de estar por sobre los 60, su apariencia  se retomaba igual a sus años jóvenes.

Cómo se esperaba de una familia dedicada al mundo del espectáculo y entretenimiento.

¿𝚓𝚒 𝚘 𝚡𝚒? ✈︎ʟᴏᴏᴋɪsᴍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora