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Lo que resultaría una buena mañana, resultó tener otro inesperado nuevo lector, uno que realmente incomodaba con su presencia, en especial el olor a tabaco que se llevaba encima.
Un hombre bien vestido, con unos lentes claros y... ¿canas?, había entrado, mirando con detenimiento el establecimiento, cosa que realmente llamó la atención de la chica, ¿por qué mira de esa manera?, es una biblioteca, no una mazmorra con tesoros.

O bueno, lo es de cierto modo.

Aquel hombre enfocó la mirada en la recepción, notando la mirada silenciosa y curiosa de quien atiende el lugar, "La Princesa del Centro de Musutafu", eso fue lo único que pasó por la mente del sujeto. Arreglándose un poco los cabellos, puso su mejor sonrisa para poder acercarse, sacaría sus dotes de coqueteo.

- Buenos días, princesa~ ¿no te aburre estar aquí?-ella niega rápidamente- oh vamos, acepta un trago y una salida, ¿qué te parece?, no estoy para nada viejo, créeme.

Observando al sujeto, su mirada seria se hizo presente a la vez que levantaba un cartel de "No gracias, estoy trabajando", eso llamó la atención del hombre, ¿por qué no le había hablado?, ¿tendrá algún síndrome del coyote y el corre caminos?; con solo notar la mirada de confusión, la chica mostró su cartel de presentación al sujeto; con tiempo, él fue leyendo para luego levantar la mirada, enfocandola en su contraria.

- Es una lástima~ me gustaría haber podido escuchar tu voz.

Sí, ella también desea algo que prácticamente es imposible, pero bueno, ¿qué se le puede hacer?. Soltando un soplido cansado, levanta otro cartel, preguntando si necesita algo, ya que le molestaba la personalidad del sujeto además del olor a cigarro que tiene como perfume.

- Oh, bueno, me encontraré con alguien y este parece ser un buen lugar, ¿no le molesta?.

- "Siempre y cuando no hagan ruido o escándalo, pueden tomar asiento en aquella mesa del fondo".

Leyendo el cartel, el hombre asiente levemente mientras sonríe sacando su tarjeta de presentación, deslizando esta por la mesada hasta estar dentro de la atención de la muchacha.

- Mi tarjeta, princesa~, si quieres una solución a ese problema, no dudes en contactarme~ -le guiña un ojo- hay alguien que tal vez pueda hacer algo por ti.

¿Cuantas veces le han dicho eso en sus años ya vividos?, ¿4...5...6 veces tal vez?, jamás se dio altas esperanzas, ¿hay alguien que puede devolverle la voz?, si como no, todos resultan ser estafadores desesperados por conseguir dinero a costa de falencias ajenas.
Sonriendo de manera incómoda, tomó la tarjeta para después hacer un asentimiento en forma de agradecimiento, cosa que hizo sonreír en grande al hombre, siendo Merodī capaz de ver la falta de un diente del hombre.

Juró nunca burlarse de defectos serios de las personas pero ese tipo, el que ha perturbado su zona de confort, ha hecho que sus ganas de reír en "Modo mute" se haga presente; él se retiró al lugar que ella había indicado, y aprovechando la distracción del hombre, se agachó y se cubrió la boca, riendo en "Mute", teniendo la imagen mental de aquel hombre sonriendo, todo el coqueteo que había hecho se había vuelto algo que de por largo le ha alegrado el momento.

Al poco tiempo la campanilla volvió a sonar justo en el momento en que ella se encontraba ordenando unos libros. Con rapidez los dejó sobre una mesita para poder ir a atender, pero olímpicamente fue ignorada por aquel encapuchado que ha ingresado, a parte el olor a quemado inundó su nariz.

¿Donde había dejado el desodorante de ambiente?

Viendo como se reúne con aquel que la había coqueteado, vuelve a su labor de ordenar y clasificar, revisando el estado de los libros.
Algunos los encontraba con pequeños daños pero no tan graves, son pequeñas señales de uso por los años. Estaba feliz de poder ser dueña de una biblioteca, con trabajos de medio tiempo y con la ayuda de sus padres había logrado comprar ese lugar que la había conquistado en su época de escolar. Sonriendo suavemente, observa la hora en el reloj de su pared, notando que es una hora de "oro".
Colocando los últimos libros, fue rápidamente a recepción, ordenando sus tarjetas para después observar hacia la puerta, momento justo que es abierta de par en par por un montón de chicos y chicas; los que se encontraban reunidos al fondo se sobresaltaron y observaron hacia la entrada, viendo la multitud de personas que se encontraban alrededor de la joven recepcionista y bibliotecaria, algunos hablando a la vez mientras que otros le dicen a otros que se calmen.

~🎶🎻NOTES OF SILENCE 🎻🎶~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora