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La sensación al despertar fue singular, no tan chocante como para que pensar en ese sueño todo el día pero si lo suficiente extraña como para cuestionarse que sucedió. Desconoce la identidad del joven que se sentó en la silla, vio su cabellera oscura y sin embargo no logró apreciar el rostro, el mismo le colocó una venda en los ojos, antes de hacerlo solo tiene la imagen de una cara que se tornó borrosa por su mala memoria.

En la mañana recordaba el sueño con más detalle, el pasar de las horas se encargó de deformar algunos momentos y olvidar otros. Algo lo atrajo, porque si no hubiese estado durmiendo no haría lo que hizo, de ningún modo se acercaría de esa forma a otro hombre, en ese momento un sentimiento despertó en él, una curiosidad que nunca había experimentado.

Al final del día lo único que quedó era la certeza de que había besado a un chico, atrás de toda esa confusión había un contexto bizarro casi inexistente. Otra cosa también resonaba mucho, los rizos que había visto eran conocidos, no fue muy inesperado esto puesto que cualquier muchacho que pase por la calle lleva ese estilo.

La intriga lo entretuvo unos minutos, pero ya se había convencido de que no significaba nada.

Ahora le importa divertirse con su novia y nada más.

—¿Vamos a vernos esta tarde? —pregunta Roger, pegándola a su cuerpo. Lisa deja caer la cabeza sobre su hombro.

—Me gustaría, pero en mi casa no. Las amigas de mi mamá están ahí y no quiero que te molesten con sus preguntas. —él suelta una carcajada suave que para ella es lo más bonito del mundo.

—No, no pasa nada —responde—. Mis papás no están asique no nos van a molestar, cuando salgamos de la universidad podemos ir.

—Antes de que vayamos, voy a llamar a mi mamá para avisarle. —Roger asiente con una sonrisa y le da un beso en los labios. 

【 ... 】

La cena es en una hora y Lisa todavía no llega a casa, siendo que prometió volver al anochecer. A Brian le preocupan esas dos horas de retraso, sus padres le repiten que está bien y que está disfrutando de su juventud como cualquiera. Tienen razón, lo reconoce, pero el problema no es que viva su juventud, el problema es que su novio sea un cualquiera, alguien sin nada para ofrecer, sin talento, sin carisma... puede tener los novios que quiera, pero no él.

Asique, luego de que Freddie y John se vayan debido a la inquietud del guitarrista, salió de la casa con los puños apretados listos para golpear de ser necesario. ¿Qué le está haciendo a su hermana ese desquiciado? Si lo descubre poniéndole las manos encima a Lisa de seguro que lo va a matar a golpes. Es intolerable, saben que los límites son besos y ciertas caricias, el resto está prohibido.

Cuando pisa el jardín delantero escucha carcajadas y percibe que son las de ellos, la furia es tal que no se detiene a analizar lo que de verdad sucede, no se detiene a oír que dentro hay una batería haciendo mucho más ruido.

Golpea la puerta como si se desquitara con ella. Lisa es quien lo atiende, sabe perfectamente a qué viene, por lo que su cara angelical se transforma y adopta un semblante serio.

—¡Por fin te veo! ¿Tienes idea de la hora que es? —reclama con una desesperación notable— ¡Te estamos esperando y tú aquí, revolcándote con un idiota!

Lisa abre la boca indignada, apunto de protestar, sin embargo su hermano es más rápido y estalla en cuanto ve a Roger detrás de ella, asomándose. 

—Escucha —lo señala con el dedo, desafiante—, si me llego a enterar de que le hiciste algo a Lisa, te mato, ¿Entendiste? Ni se te ocurra tocarla porque te romperé la cabeza. 

—¡Qué exagerado eres! No hicimos nada, Roger me estaba mostrando como toca la batería ¡Y si hacemos algo no te tiene que importar!

Brian guarda silencio, el contrario confirma la versión de su novia asintiendo con la cabeza, atrás de ellos dos se observa una batería, y puesto que la coartada de ambos es cierta, May se impresiona e incluso se arrepiente por haber juzgado a su cuñado. Alza la mandíbula, viéndolo con aires de superioridad, y en silencio, toma la muñeca de su hermana sin permitir que la pareja se despida.

Lisa voltea para lanzarle un beso y disculparse, Roger repite el gesto con timidez y miedo por lo que acababa de pasar. Por esa amenaza. Esta vez siente que era en serio.

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『𝑳𝒂𝒃𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒊𝒂; brian may & roger taylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora