[short] En la vida real el odio es mutuo, en el país de los sueños el romance es mutuo. Fantasías secretas, que ninguno se atreve a reconocer en persona.
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La luz natural se infiltra por las persianas hasta iluminar el rostro del joven Taylor, quien permanece con la cabeza recostada en el pecho desnudo de su amado, escuchando atentamente los latidos de su corazón, los cuales le brindan una gran serenidad. Brian se apoya en el respaldo de la cama y acaricia sus mechones dorados con delicadeza, siendo abrazado por los brazos contrarios que también le otorgan una gran sensación de bienestar y calma.
El ambiente es silencioso, tranquilo, pacifico. Solamente dos enamorados desnudos y abrazados, dándose amor sin decir una palabra.
Roger se incorpora, sentándose en la cama y sin perder de vista los ojos del rizado.
—Tengo que irme. —musita para no arruinar la tranquilidad del entorno.
—Quédate, Rog. —insiste él tomándolo por los brazos en un intento de que no se vaya. Su sonrisa casi lo convence, pero se resiste.
—No puedo, tengo que ir a la universidad. —los dedos de Brian se deslizan suavemente por la piel de Roger, llegando a la mandíbula y descendiendo por su pecho y abdomen.
—Ven mañana por la noche. —propone y Taylor hace una pausa para pensarlo.
—No lo sé, me terminarás matando. —Brian ríe por lo bajo.
—Confía en mí, seré bueno.
—Sí, claro. —se levanta de la cama, busca sus prendas las cuales están repartidas por todo el cuarto. No se cambia hasta que reúne toda la vestimenta. Brian se apoya sobre sus codos, mirando cada uno de sus movimientos con una sonrisa.
May también se pone de pie, se viste con lo primero que ve y se acerca sigilosamente al rubio mientras éste peina su cabello frente al espejo. Le besa el cuello y abraza sus caderas, robándole al menor una sonrisa.
—¿No te molesta que Lisa esté en la habitación de enfrente? —pregunta en un jadeo al sentir que los besos se transformar en mordidas.
—No. —susurra y continua seduciéndolo.
—¿Y a ella no le molesta?
—Eso no importa.
El menor voltea, lo abraza por el cuello y fija la mirada en los labios entreabiertos del contrario. Brian sonríe, lo besa apasionadamente por menos tiempo del que tenía planeado, debido a que Roger se aparta.
—Se me hace tarde. —recuerda y Brian maldice para sus adentros.
Primero revisa que nadie esté por los pasillos o la sala. Al ver la zona libre, le indica al rubio que se acerque y ambos bajan por las escaleras procurando hacer el menor ruido posible. Estando en la puerta, vuelven a unirse en un beso apasionado que dura más que el anterior.
—Vamos a ensayar en casa de John, no lo olvides. —le avisa May.
—Sí, ahí estaré —sonríe y le da un ultimo beso en los labios—. Nos vemos.
—Que tengas un lindo día, adiós.
Intercambian sonrisas. A medida que Roger se aleja, voltea para saludar con la mano, a lo que Brian hace lo mismo y luego cierra la puerta.
Su alegría se desvanece en cuanto voltea. Reacciona con un sobresalto y acelerando su ritmo cardiaco involuntariamente. Lisa está ahí parada, en las escaleras.
—¡Por Dios, Lisa! ¡Casi me das un infarto! —dice llevándose una mano al pecho en un intento de victimizarse para no tener que hablar.
—¿Por qué te asustas tanto? ¡Debe ser por que te descubrí, Brian! —exclama con la voz quebrada.
Brian la ignora, y siendo la escalera el único camino que lo lleva a su cuarto, no tiene más opción que subir los escalones a toda velocidad, esforzándose por no hacer contacto visual con ella. Pero Lisa lo detiene agarrándolo del brazo.
—Eres asqueroso, estás enfermo —declara—. No puedo creer que me hicieras esto... ¡Y con un hombre, con mi ex!
—¡Baja la voz, Lisa!
—Da igual si lo grito o no. Papá y mamá se enterarán de todas formas y no te salvarás. —la muchacha comienza a llorar y a soltar a su hermano lentamente.
—No te atrevas a hacer eso o seré yo el que te meta en problemas. —dice, amenazante.
—Debería darte vergüenza, no solo porque me mentiste, también es porque... ¡Es un hombre! ¡Qué decepcionante es eso, que hagas algo tan horrible! —lleva una mano a su frente y solloza muy fuertemente—. No sabía eso de Roger... Me siento tan tonta ahora mismo, ¿Cómo pude terminar con un chico trastornado?
—¡Él no está trastornado y yo tampoco! ¿Acaso no te diste cuenta de cuanto te amaba? ¿Acaso no has conocido a Anita? ¡No somos gays!
—¡Mientes! Porque si no fueras gay, no tendrías dudas, no harías estas cosas, estarías seguro de que te gustan las mujeres.
—Estoy seguro de lo que me gusta, y eso no es asunto tuyo. —se libera de una sacudida y camina hacia su cuarto dando pisoteadas.
—¡Haz lo que quieras, pero todos sabrán que Brian May es un marica!—grita antes de que su hermano cierre de un portazo.
