Capitulo -10: Luna de Sangre.

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Podría decir que dormí por lo que quedaba de la madrugada, pero sería decir mentiras, me quedé despierta todo ese tiempo, con la breve ilusión de que al fin tenía algo que me llevara al fin del asunto. Después de todo, para mí todo estaba resuelto, era obvio, era ese tal Jonathan, quien asesino a Linda.

Me salí de esa biblioteca en la cual pase la noche más incómoda y a la vez más aterradora de mi vida. Cuando cerré la puerta, recordé ese primer libro el cuál tenía un escrito "Tu te lo búscate" según yo, esa era la letra de ese hombre, de seguro lo escribió allí. Tome ese libro entre mis manos, con la intención de hacerle unas cuantas preguntas a Daishinkan. Me lo lleve hacia abajo, pues no iba a volver a entrar a allí, después de esa pesada noche. Él me debía muchas explicaciones, ¿Por qué me dió un anillo? ¿Por qué me hacía que investigará algo que él ya sabía? ¿Por qué yo me parecía a su esposa? ¿Por qué todo era un bendito misterio? Tenía todas las ganas de confrontarlo y hablara de una buena vez, quería ayudarlo, pero también quería que fuera sincero conmigo y no me ocultara ese tipo de cosas. Y a todas estas ¿Por qué debía ayudarlo? Si ya todo era más que obvio, talvez.... ¿Quería algo que yo no sabía?

Mi mente divagaba con esas preguntas, mientras bajaba las escaleras de la casa, entre a la cocina, y tire ese libro sobre la mesa, el cuál hizo un sonido que resonó en toda la casa, haciendo un pequeño eco que resonó en los rincones más profundos del lugar.

Me senté en una de las sillas de esa mesa, como si dejara caer todo mi peso muerto en ella. Saque mi teléfono, y mire las noticias del día, una que especialmente llamo mi atención. Abría luna llena, pero no cualquiera, una a la cual le llamaban "La luna de sangre" era un fenómeno natural que ocurría de vez en cuando, cuando la luna llena se repite dos veces al mes, pero la que abría esa noche era especial, pues se tomaría levemente de un color rojizo gracias al contraste con el sol.

La casa se sentía extraña ese día, era como si estuviera una sensación de vacío allí, y a la vez, aquella sensación de ser observada, no se sentía. Era la primera vez que eso pasaba, así que no sabía si eso me alegraba o me preocupaba.

- ¿Que haces? ¿Acaso le tienes miedo a la luna? - Pregunté irónicamente y a la vez con un poco de burla.

Sabía que no me iba a responder, pero no tenía nada que hacer más que hablarle a la nada. Subí a tomar una ducha, luego de salir de más tibias aguas que empañaron el espejo, pase la mano para limpiar esa agua evaporada que lo cubría. De un extremo a otro, hasta que ví mi reflejo en el. Me estaba vistiendo delante del espejo, cuando noté de reojo la marca de nacimiento la cual era peculiar, justo al costado izquierdo de mi torso, puse mi mano allí, y de inmediato recordé el sueño, cuando saque esa navaja de mi costado.

-Alucinas... - le dije a mi reflejo. Voltee y recogí la chaqueta que traía antes de ducharme, la cual había dejado en un taburete.

Sentía algo allí dentro, metí mi mano en el bolsillo y allí estaba el anillo, allí lo había metido anoche antes de que Daishinkan me leyera el diario. Lo lleve en mi mano, solo observandolo, baje de nuevo las escaleras y allí sobre la mesa había otra carta. Me dirigí hacia ella y Vi que además la acompañaban está vez, un ramo de rosas negras, atadas con un listón blanco.

"Regocijate luna roja, luna de color del líquido que corre por mis venas, pues está noche te llevaras mis penas. Cubre de sal las heridas que causaron esas llagas abiertas, abiertas de negra furia que se llevó lo que de mi queda. Regocijate noche oscura, que me llevaras a las penumbras, color de las vidas que no llegaron al oído de la muerte negra y fiera"

- Cada vez te vuelves más oscuro ¿Sabías? - le comenté poniendo de nuevo la carta sobre la mesa - ¿Y de dónde las sacas? - le dije levantando las rosas sobre mis manos, me atrevía a oler esas rosas negras, y el olor que penetró mi nariz, fue abrumador. Un olor a formol, o talvez a un químico fuerte, que me mareo en un momento, pero rápidamente se paso.

Las volví a poner sobre la mesa, me dirigí hacia la cosina, a buscar ese libro que deje sobre la mesa. Justo cuando estaba por tomarlo, recordé un dato que ví en internet, y que en algunas culturas tenían como creencia.

Rápidamente busque en mi teléfono, eso, el cuál decía lo siguiente.

- En más de una cultura, alrededor del mundo, creen que las marcas de nacimiento son la manera en que se cuenta el como se falleció en la vida pasada - dije en voz alta, leyendo lo que allí decía.

¿Podría ser? Busque después, sobre si era posible recordar la vida pasada, lo que me llevo a muchas páginas, dónde gente daba testimonios de sus experiencias. Unos podía recordar cada detalle, otros ciertas partes, y los más perturbadores, relataban el recuerdo de la manera en que fallecieron.

- ¡¿Es ésto verdad?! - le grite para llamar su atención - no me ignores y explícame que pasa - le reclamé, eso ya me comenzaba a aterrar. No me respondió, mi inquietud se había sentir, y en todo el día no le atreví a salir de la casa, pues tenía la esperanza de que él apareciera.

El anillo lo deje sobre la mesa, lo miraba de vez en cuando, y a otros solo dejaba que la ansiedad me comiera por dentro. Ya había caído la noche, Lo tome, tome el anillo y lo puse en mi dedo, y casi de inmediato, se hizo escuchar el golpe de varios libros cayendo estrepitosamente de los libreros de la biblioteca.

Me decidí a subir a ver si el estaba, quería explicaciones y si o si esa noche las tendría.

Continuara.............

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