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Antes de que pueda articular palabra, de detenerlo, él comienza con el movimiento, cierra los ojos y comienza a retirarse las vendas, al principio es él quien las va desenvolviendo hasta que caen por si solas en un movimiento suave, no aparto la mirada, observo fijamente, muchas cicatrices cubren su piel, unas son realmente viejas, otras, sin embargo, lucen un tono más rosáceo lo cual indica que son relativamente recientes.

Él no se mueve, no abre los ojos, su respiración es entrecortada, siento la humedad de un par de lagrimas correr por mi rostro, confía en mí, y esta es la prueba fehaciente de ello.

-Gracias – susurro, me acerco a él con suavidad, comienzo a acariciar las cicatrices – gracias por confiar en mí.

Paso mis dedos suavemente por los relieves de la piel, él abre los ojos, siento su mirada en mí, alzo la vista, nuestras miradas se encuentran, sus manos con suavidad me limpian las lágrimas.

-Te amo – sonrió – te amo, Osamu.

Sus movimientos se detienen, sus pupilas se dilatan, dándole cierto aspecto como de un ciervo frente a los faros de un coche ante su inminente muerte.

Sin apartar mi vista de él comienzo a besar las cicatrices, se estremece, no me detengo, le beso cada una de ellas, tenemos tiempo, un tiempo precioso.

-Chuuya – me detiene con suavidad poniendo su mano en mi cabeza – no no es necesario.

-No lo hago por obligación, lo hago porque quiero – me levanto, poniéndome de puntillas le beso la cicatriz del cuello – no me dejes nunca Osamu, no te lastimes más, por favor

Nuestras miradas se encuentran, lo acerco a mi y lo beso, un beso lleno de sentimientos, posa sus manos en mi cintura con firmeza, empujándome hacia el lecho, sin romper el beso, su cuerpo presiona el mío, envuelvo mis piernas a su alrededor.

-Me tienes hechizado – susurra sobre mis labios – pero no me dices nada y ahora tú sabes todo.

-No lo sé todo – le acaricio la mejilla – aún no preguntes por favor solo espera un poco más y yo mismo te lo diré todo.

No decimos más, las palabras sobran en este momento, solo cedemos a nuestro deseo, sus besos recorren mi piel, se detienen en mis pezones, con los cuales juguetea un rato, lamiendo y mordiendo, su mano se desliza por mi vientre, llegando a mi erección, mi pene está caliente, el pre semen humedece la cabeza del pene, con suavidad lo frota esparciéndolo en la punta.

-Nnghh – suelto un gemido – Oosamu

-Dime - sonríe, muerde un pezón halándolo para soltarlo – dime pequeña nínfula, ¿Qué quieres?

-Hazlo Hazlo, por favor – jadeo.

-Hacer, ¿Qué?

-Hazme el amor – aprieta mi pene, arqueo la espalda de placer.

-Shhh, no seas impaciente – tararea.

Mis manos acarician su abdomen, llegando a su pene comienzo a masturbarlo, está caliente y muy duro.

-Porpor favor – gimoteo rogando – quiero tenerte dentro – abro mis piernas – ahora

Sus pupilas se dilatan.

-Aún no muñeca – acaricia mis piernas, abriéndolas más, me estiro todo lo que puedo, justo ahora agradezco haber practicado mi elasticidad – eres preciosa

-Soy tuya papi

-Eres un demonio – niega y baja, sopla en mi entrada, grito cuando siento la humedad de su lengua.

Lame, y empuja, intentando penetrarme, lo logra, yo me siento en el cielo.

-OOsamu meme corro – chillo, lágrimas de placer corren por mi rostro.

NínfulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora